Moreta y Salazar, Francisco. Barco de Ávila (Ávila), p. s. XVI – ?, f. s. XVI. Gobernador.
Francisco perteneció a los linajes barqueños de Moreta, y el de los Salazar, conocidos extensamente en la zona castellana de la que era oriundo.
Al hablar de la presencia de Moreta y Salazar en América, hay que verse inmersos en el momento de conquista y pacificación de lo que conocemos como Nuevo Reino de Granada. Conviene recordar que en 1538 Gonzalo Jiménez de Quesada puso los fundamentos de Santafé de Bogotá, creando el Nuevo Reino de Granada. Los problemas surgieron cuando tan sólo una tercera parte de los primeros conquistadores de estas tierras obtuvieron encomienda.
Una vez consolidado el dominio del interior, y efectuado el reparto de tierras e indios, la época de la conquista dio paso a la de conformación política, social y económica del Nuevo Reino. El último resquicio de la conquista fueron las guerras civiles, proceso en que el reparto de indios, abundantes en el Nuevo Reino de Granada, se convirtió en una constante. Este intento de reparto de la riqueza resultó inútil, pues la mayoría de los conquistadores-colonizadores quedó insatisfecha.
Las Leyes Nuevas, promulgadas en 1524, llegaron al Nuevo Reino de Granada en 1544 de la mano de Miguel Díez de Armendáriz, con sus mal acogidas reformas sobre las encomiendas. Llegaron en un momento en que ya se había visto la posibilidad de su derogación en otros lugares a causa de las constantes quejas a la Corona, por lo que se evitaron consecuencias peores, si cabe, a las acaecidas en Perú.
En 1549 Carlos I estableció la Audiencia de Santafé de Bogotá, con jurisdicción sobre las gobernaciones y provincias de Santa Marta y Nuevo Reino de Granada, Cartagena, Río de San Juan y la parte de Popayán no incluida en la Audiencia de San Francisco de Quito. Dicha Audiencia se instaló en 1550, cerrando el período de conquista.
En el caso del Perú, el encargado de hacer llegar e intentar el cumplimiento de las reformas planteadas en las Leyes Nuevas fue Pedro de La Gasca, quien se encontró numerosas dificultades, que finalmente hicieron “suavizar” las pautas establecidas en la nueva legislación. Pero, en este momento lo que interesa de La Gasca no es su importante labor en el virreinato peruano, sino sus acompañantes.
Tal y como anotan Saúl García Blanco y Luisa García Marcos al hablar de su actuación, “el barcense más nombrado en la colonización de América fue Don Pedro de La Gasca; pero no fue el único, y menos en el Perú, o en el Nuevo Reino de Granada, la zona del Nuevo Mundo en la que mayor número de barqueños aparecen recordados por la historia”.
Algunos barcenses se encontraban ya en Perú a la llegada de La Gasca, y que allí estaban con otro abulense, el virrey Blasco Núñez de Vela, como su maestre de campo Juan Cabrera, o Pedro del Barco, Baltasar Maldonado, etc. Después del regreso de La Gasca a España, en Perú se quedaron varios barcenses, que pronto vieron aumentar “la colonia barqueña” con numerosos paisanos que allí viajaban, bien reclamados por ellos, bien por el impacto que en España tuvo la pacificación de aquel territorio, llevada a cabo por La Gasca.
Uno de ellos fue Francisco de Moreta y Salazar, que llegó a ser gobernador de la comarca de Tarija, situada entonces en Nueva Granada, y que actualmente se localiza al Sureste de Bolivia. Probablemente Montera llegara allí en una de las expediciones conocidas como de los Alemanes, o en una de las expediciones enviadas por la Audiencia de Nueva Granada durante el tercer cuarto del siglo XVI.
Tarija fue fundada el 4 de julio de 1574 por el capitán Luis de Fuentes y Vargas, debido a una orden del virrey Francisco de Toledo. Su primer nombre fue Villa de San Bernardo de Tarixa, y su principal objetivo era defender a los españoles e indios vasallos del Rey de los ataques de los indios chiriguanos. En Tarija sería emplazada mucho después una misión, en 1779, llamada por los fundadores franciscanos “Misión de Nuestra Señora de las Angustias del Zenta”, para evangelizar a los indios habitantes del valle del Zenta.
A pesar de que nunca volvió a España, no se olvidó de su pueblo natal, adonde envió desde Perú grandes sumas de dinero para fundar un riquísimo patronato, que aún administraba el Ayuntamiento barcense a principios del siglo XIX.
Bibl.: J. Flórez de Ocáriz, Genealogías del Nuevo Reino de Granada, Madrid, 1674; L. Fernández Piedrahita, Historia general de la conquista del Nuevo Reino de Granada, Amberes, 1688 (Bogotá, 1881); J. de Castellanos, Historia del Nuevo Reino de Granada, Madrid, 1886, 2 vols.; P. de Aguado, Historia de Santa Marta y Nuevo Reino de Granada, Madrid, Jaime Rates, 1916-1917 (col. Publicaciones de la Real Academia de la Historia), 3 vols.; M.ª A. Eugenio Martínez, Tributo y trabajo del indio en Nueva Granada, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-americanos, 1977; N. de la Fuente Arrimadas, Fisiografía e Historia del Barco de Ávila, El Barco de Ávila, 1983 (ed. facs.); S. García Blanco y L. García Marcos, El Barco de Ávila en la colonización de América, Ávila, 1998, pág. 49.
María Monserrat León Guerrero