Castelo-Branco, Duarte de. Conde de Sabugal (I), en Portugal. ?, p. m. s. xvi – 1618. Diplomático, merino mayor de la Casa Real portuguesa, veedor de la Hacienda y gobernador de Portugal.
Era el primer vástago de Alfonso de Castelo-Branco, señor del mayorazgo de Montalvao, que fue merino mayor de la Casa Real portuguesa durante el reinado de Juan III hasta principios de 1558, cuando falleció, y de Isabel de Castro. Fueron sus hermanos Martinho de Castelo-Branco, capitán de Ormuz, y Francisco y Gonzalo de Castelo-Branco, que sirvieron en la Casa de la reina Catalina como pajes. Se casó con Catarina Coutinho, hija de Bernardo Coutinho, alcalde mayor de Santarém, y de su segunda mujer Juana de Meneses, de quien tuvo a Francisco de Castelo-Branco, II conde de Sabugal, y a Juan y Manuel de Castelo- Branco, mozos fidalgos de la Casa Real.
Continuó la tradición familiar de servicio a la persona real y sucedió el 20 de febrero de 1558 a su padre en el cargo de merino mayor —el principal puesto de justicia en la Casa Real por detrás del mayordomo mayor, con jurisdicción sobre los diferentes merinos provinciales—, si bien durante el reinado de Juan III ejerció este puesto durante las ausencias de su padre.
Además, fue nombrado consejero del Rey, diputado de la Mesa de Conciencia y Órdenes y desempeñó importantes cometidos diplomáticos, ocupando entre 1570 y 1576 la embajada en Castilla, y en 1572 la delegación especial en Francia. En 1578 acompañó alrey Sebastián a la segunda campaña africana, siendo hecho cautivo en la batalla de Alcazarquivir.
Duarte de Castelo-Branco estuvo muy bien visto en la Corte de Madrid. A sus vinculaciones familiares con la casa de la reina Catalina se unía el hecho de haber estado durante la década de los setenta del siglo xvi en la Corte madrileña como embajador de Portugal, forjando una buena relación de amistad con Cristóbal de Moura, que comenzaba a despuntar en los mentideros cortesanos. Con estos antecedentes, no resulta extraño que apoyase, tras regresar del Norte de África, la causa filipina, si bien, en un primer momento, fue partidario de casar al cardenal-rey, a pesar de su edad y del estado eclesiástico, para imposibilitar en la medida de lo posible la más que probable sucesión española. Gracias a este apoyo y a su relación con Moura, disfrutó de un importante peso político en la Corte portuguesa y de un sinfín de mercedes. Al inicio del reinado le fueron confirmados los cargos de merino mayor y de veedor de la Hacienda, conferido el 7 de enero de 1580 por el cardenal-rey Enrique, y se le concedió, de manera vitalicia, el 20 de febrero de 1582, el título de conde —uno de los primeros otorgados por Felipe II— y el día 25 de dicho mes se le dio carta por la cual se le recibía una de sus hijas en el servicio de las infantas, además de atribuirle las tierras que pertenecían a su tío García de Castelo-Branco.
Se convirtió, de esta manera, en uno de los principales interlocutores de Felipe II con su nuevo reino.
Destaca su participación, sobre todo durante los primeros años, en diversas juntas políticas, con especial atención a los problemas del imperio, así como en los diferentes proyectos arquitectónicos que se llevaron a cabo para la mejora de los sitios y palacios reales.
El 5 de julio de 1593 se le nombró miembro de la Junta de Gobernadores encargada de regir el reino tras la partida del archiduque Alberto, donde permaneció hasta enero de 1600. A lo largo de su vida favoreció los intereses de la Compañía de Jesús. Falleció en 1618. Traspasó en su hijo Francisco el condado y el cargo de merino mayor, de acuerdo con la merced real de 3 de junio de 1569, y le sucedió como veedor de la hacienda el consejero Ruy da Silva.
Fuentes y bibl.: Biblioteca de Ajuda (Lisboa), cód. 49- X-1, fols. 3r., 7v., 23v., 299; Archivo General de Simancas, Consejo de Portugal, Secretarías Provinciales, lib. 1455, fols. 56r., 57r.; lib. 1456, fol. 16v.; lib. 1486, fols. 102v., 103r.; Arquivio Nacional Torre do Tombo (Lisboa), Fondo Chancelaria de D. Sebastião e D. Henrique, Doações, lib. 4, fol. 64; lib. 46, fol. 15r.; Fondo Chancelaria de D. Filipe II, Doações, lib. 6, fol. 81.
J. M.ª de Q. Velloso, A perda da Independencia, I. O reinado do Cardeal D. Henrique, Lisboa, Empresa Nacional de Publicidade, 1946, pág. 19; A. C. de Sousa, História Genealógica da Casa Real Portuguesa, t. III, Coimbra, Livraria Atlántida, 1947 (reimpr.), págs. 297, 304 y 366; S. de Luxán Meléndez, La Revolución de 1640 en Portugal, sus fundamentos sociales y sus caracteres nacionales. El consejo de Portugal: 1580-1640, Madrid, Universidad Complutense, 1988, págs. 82, 177 y 263.
Félix Labrador Arroyo