Jiménez Patón, Bartolomé. Almedina (Ciudad Real), 1569 – Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), 12.IV.1640. Humanista y maestro de Gramática.
Nacido en un pueblecito manchego, hijo de Bartolomé Jiménez y de Apolonia Hernández, y emparentado familiarmente con santo Tomás de Villanueva, Bartolomé Jiménez Patón permaneció ligado a su entorno geográfico durante toda su vida. Estudió en la Universidad de Baeza, donde se encontraba ya en 1583, y estudió con el maestro Luis de Quesada y Carvajal, de quien habló siempre con admiración.
Allí obtuvo el grado de bachiller en Artes en 1592, lo que le permitió dedicarse a una de sus grandes pasiones: la docencia, que ejerció primero en Villanueva de los Infantes y luego en otros lugares (como Alcaraz) para acabar en el primero de ellos.
Intentó el camino de la clerecía y se ordenó de corona en 1588 y de grados en 1593 en Madrid, acaso en ese año estaba en el Colegio Imperial de la Corte, donde conocería a Lope de Vega, amigo suyo de por vida. Por esas fechas consiguió privilegio para imprimir dos obras que hoy se consideran perdidas: las Victorias del árbol sacro y Ramillete de flores divinas, poemarios religiosos. Patón es también autor de varias comedias, de las que no se conoce más que su título. Tal vez esta actividad y su frecuentación de los cómicos, hizo que no consiguiera su ordenación de mayores en 1596 por la opinión negativa de sus informantes.
En 1599 redactó su primer testamento, seguramente por encontrarse enfermo, y en 1600 fue contratado para enseñar en Villanueva de los Infantes. Un poco después, en 1602 se graduó como licenciado y maestro en Artes por el colegio de Santiago (vulgo “de Cuenca”) de la Universidad de Salamanca. No terminó sus estudios de Teología, algo de lo que murmurarán sus enemigos cuando publique sus primeras obras.
Antes de 1604 debía de haber escrito ya su obra Apolo (perdida) y el comentario de Horacio (que tampoco se conserva), también su elocuencia latina, que titula Artis Rhetoricae, impresa sin pie de imprenta y por segunda vez en el Mercurius Trimegistus (1621), muy probablemente también el Epítome de la ortografía (impreso en 1614) y quizá sus Instituciones de la gramática española, curiosa obra gramatical con novedosos planteamientos. Justamente en 1604 apareció en Toledo la primera edición de la que fue la obra más importante, la Elocuencia española en arte, primera retórica que escoge ejemplos de escritores españoles.
Muy cercanas en propósito y fecha de composición a esta última obra son el Instrumento necesario para adquirir todas artes y ciencias (que no se imprimió, pero se conserva manuscrita) y el Perfecto predicador (que se publicó en 1612). La primera es una dialéctica en romance, seguidora de la obra del Brocense; la segunda una especie de manual dedicado a los predicadores religiosos, que son los representantes de los oradores en su época, según él. Junto con la retórica que Patón trataba en la Elocuencia delineaba un todo armónico; así lo reconocían algunos de sus amigos y él mismo.
En 1610 su vida cambió notablemente porque contrajo matrimonio con Juana de Hervás, también de Almedina, con la que tuvo varios hijos: Apolonia, María, Félix (nacido en 1614) y Alonso (nacido un año después), que son los dos únicos que sobrevivieron hasta la edad adulta; el último continuó su estirpe.
Jiménez Patón publicó en 1615 los Proverbios morales de Alonso de Barros, concordados por él mismo (2.ª ed. en 1617) y por esos mismos años sumó diversos honores, pues obtuvo el nombramiento de notario apostólico de la Curia romana y el de correo mayor del Campo de Montiel en 1616. La Universidad de Baeza recibió en 1619 el borrador de su Mercurius y extendió un acuerdo por el que se comprometía a enseñar por él en sus escuelas. Se imprimió en 1621 con todos los honores, comprende la 2.ª edición de la Elocuencia y de las Instituciones de la gramática, de la ya citada Artis Rhetoricae y la primera de la Elocuencia sacra junto con un buen número de pareceres y observaciones, poemas encomiásticos de todo tipo, a los que Patón fue muy aficionado, quizá para acallar las duras críticas que le dedicó un sector académico.
Parece que su labor filológica estaba a punto de terminar, pero Patón era ya por estas fechas un escritor reconocido y se prodigó sobre los asuntos más peregrinos: en 1619 aparece su Discurso de la langosta, que intenta ofrecer soluciones para acabar con tal plaga en La Mancha.
Su hijo Félix entró como carmelita en 1627, con sólo trece años, algo con lo que Patón no estuvo de acuerdo nunca y que le costó más de un disgusto. Utilizó toda su influencia para demostrar que le habían entrado a la fuerza y consiguió nada menos que un mandato del papa Urbano VIII para que los carmelitas, al fin, permitieran que el novicio Félix de la Resurrección se presentase a declarar. El contenido de dicha declaración debió de ser un golpe insuperable para Bartolomé: su hijo pidió a éste que le dejase en paz porque su vocación era verdadera y su progenitor quería apartarle de ella. Por desgracia, en 1632 moriría el joven, dos años después de haber profesado.
Hacia 1628, Patón tenía ya compuesta casi toda su obra; este año marca el límite de sus comentarios a Marcial, que fue publicando sueltos (y de los que se conocen impresos cerca de una veintena), también las obras Cátedra de erudición y El virtuoso discreto (ambas quedaron manuscritas); más suerte tuvo la Historia de Jaén, en colaboración con Pedro Ordóñez de Ceballos y el Discurso de los tufos (acabado por estos años, aunque impreso en 1639, que incorpora la famosa epístola censoria en verso de su amigo Quevedo), o la Decente colocación de la Santa Cruz (también acabado por esas fechas, aunque impreso en 1635). Por esos años, planeó la edición de su obra completa, en una recopilación en ocho tomos que tituló Comentarios de erudición, de los cuales sólo ha llegado el cuarto en forma de manuscrito (en parte autógrafo), que incorporó buen número de obras interesantes, entre ellas el Albergue de pobres o el Discurso de la tasa del pan.
Un poco posteriores a ese año son las que fueron sus últimas obras, de variada temática pero entre las que abundan las de crítica de costumbres, al estilo del Discurso de los tufos, junto con las de exégesis filológica: entre estas últimas están la Declaración magistral de la sátira 6 de Juvenal (impresa en 1632) o la Declaración preámbula del salmo 118 (impreso en 1633); entre las primeras el Discurso en favor del santo y loable estatuto de la limpieza y la Reforma de trajes (impresos en 1638), esta última obra acompaña el discurso sobre “el buen uso del tabaco”.
Patón murió el 12 de abril de 1640 al frente de su cátedra de Elocuencia en Villanueva, seguramente compartiendo los achaques y la conversación de amigos como el ya citado Francisco de Quevedo.
Obras de ~: Victorias del árbol sacro, Ramillete de flores divinas (probablemente impresos, perdidos); Comentario de Horacio (perdido); Artis Rhetoricae, s. f.; Elocuencia española en arte, Toledo, por Thomas de Guzmán, 1604; Instrumento necesario para adquirir todas artes y ciencias (inéd.); Perfecto predicador, Baeza, 1612, Instituciones gramáticas, impreso s. f.; Instituciones de la gramática, s. f.; Epítome de la ortografía latina y castellana, Baeza, por Pedro de la Cuesta, a costa de Francisco Valuer, 1614; Discurso de la langosta, Baeza, Pedro de la Cuesta, 1619; Mercurius Trimegistus, Baeza, Pedro de la Cuesta, 1621; Cátedra de erudición, 1628 (inéd.); El virtuoso discreto, 1628 (inéd.); con P. Ordóñez de Ceballos Historia de la antigua y continuada nobleza de la ciudad de Jaén, Jaén, Pedro de la Cuesta, 1628; Comentarios de erudición, t. IV, c. 1628 (inéd.); Declaración magistral de la sátira 6 de Juvenal, 1632, o la Declaración preámbula del salmo 118, 1633; Decente colocación de la Santa Cruz, en Cuenca, por Iulian de la Iglesia, 1635; Discurso en favor del santo y loable estatuto de la limpieza, en Granada, en la Imprenta de Andres de Santiago Palomino, 1638; Reforma de trajes, Baeza, Juan de la Cuesta, 1638, Discurso de los tufos, copetes y calvas, Baeza, Juan de la Cuesta, 1639.
Bibl.: J. M. Rozas y A. Quilis; “El lopismo de Jiménez Patón”, en Revista de Literatura, XXI (1962), págs. 35-54; “La originalidad de Jiménez Patón y su huella en el Arte de la lengua del maestro Correas”, en Revista de Filología Española, XLVI (1963), págs. 81-95; A. Quilis y J. M. Rozas, “Estudio”, en B. Jiménez Patón, Epítome de la ortografía e Instituciones de la gramática española, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1965; T. S. Beardsley, “Bartolomé Jiménez Patón y Marcial: el problema bibliográfico”, en Libro homenaje a Antonio Pérez Gómez, Cieza, 1978; “Bartolomé Jiménez Patón: The “Lost” and Unknown Works”, en B. M. Damiani (ed.), Renaissance and Golden Age Essays in Honor of D. W. McPheeters, Maryland, 1986, págs. 1-24; L. de Cañigral, “Documentos inéditos para la biografía de Bartolomé Jiménez Patón: Ápocas”, en Aspectos y figuras del humanismo en Ciudad Real, Ciudad Real, Diputación, 1989, págs. 105-110; J. Garau, “El virtuoso discreto de Bartolomé Jiménez Patón” y A. Madroñal, “Aportaciones al estudio del maestro Jiménez Patón: dos obras inéditas y casi desconocidas”, en Criticón, 59 (1993), págs. 67-82 y págs. 83-97, respect.; “Una autobiografía inédita del maestro Jiménez Patón: El libro de la cuenta y razón”, en Boletín de la Real Academia Española (BRAE), LXXIII (1993), págs. 553-567; F. J. Martín, Elocuencia española en arte, Barcelona, Puvill, 1993; J. H igueras Maldonado, “Bartolomé Ximénez Patón: nuevo dato histórico para su biografía”, en Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, XL (1994), págs. 229-242; A. Madroñal, “Los Comentarios de erudición del maestro Jiménez Patón, unas obras inéditas supuestamente perdidas”, en Bulletin Hispanique, XCVIII (1996), págs. 385- 395; J. H igueras Maldonado, “El humanista Bartolomé Ximénez Patón (1559-1640): su presencia en la antigua Universidad de Baeza (Jaén)”, en J. M.ª Maestre Maestre, J. Pascual Barea y L. Charlo Brea (eds.), Humanismo y pervivencia del mundo clásico. Homenaje al profesor Luis Gil, II, 3, Cádiz, 1997, págs. 1189-1195; A. Madroñal, “Obras ‘perdidas’ del maestro Jiménez Patón y otros autores en la biblioteca del primer director de la Real Academia Española”, en BRAE, LXXXIII (CCLXXXVIII) (julio-diciembre de 2003), págs. 195-253.
Abraham Madroñal Durán