Martínez Crespo, Fernando. Ferdinando de Santa María. San Román del Valle (Zamora), 5.XII.1558 – Roma (Italia), 23.III.1631. Superior general de los carmelitas descalzos (OCD) de la Congregación de Italia, confesor de Pablo V y amigo de Gregorio XV y Urbano VIII.
Desde muy niño se le vio una inclinación muy viva al estudio. A los nueve años lo llevó consigo a Astorga un tío suyo canónigo, hermano de su padre. Hechos los primeros estudios y los de Gramática y Retórica pasó a Salamanca a estudiar Artes y Teología. Comenzó a frecuentar la iglesia y convento de las carmelitas descalzas de la ciudad y allí se entregaba a la oración.
Tratando con el padre Juan de Jesús (Roca) que venía desde Mancera a confesar a las descalzas, fue discerniendo su llamamiento al Carmelo. En 1577 ingresó en el noviciado de Mancera (Salamanca), profesando a primeros de junio de 1578. Pasó a Alcalá a perfeccionar sus estudios de Filosofía y Teología. Por petición de la familia y concesión graciosa de los superiores fue a Astorga a ordenarse de subdiácono y más tarde de diácono. El verano de 1582 lo pasó en el convento de Altomira (Cuenca) y después se ordenó de misa.
Asistió al Capítulo Provincial de 1683 en Almodóvar del Campo y fue uno de los que defendió con más ardor la extensión de la Orden fuera de España.
En Alcalá se hizo notar por su predicación, llena de sustancia y de celo. En 1585, el padre Nicolás Doria, elegido provincial, le envió a Génova como subprior de aquel convento apenas fundado.
En 1591 fue elegido la primera vez prior de Génova.
En 1594 quisieron algunos trasladarlo a España y se le nombró prior de Barcelona. La Señoría de Génova y personajes influyentes pidieron que no se marchase de Génova. El padre general accedió y siguió como estaba de prior en Santa Ana de Génova.
Su predicación era muy famosa. Predicó en la catedral una cuaresma entera sobre el capítulo 20 del Evangelio de san Mateo. Se han conservado algo así como los esquemas de aquellos sermones a los que asistieron los virreyes de Nápoles, que no olvidaron nunca aquellas instrucciones sobre el mando y el poder.
Se le trasladó a Loano, pero en 1603 ya volvió a ocupar el priorato de Génova. En el Capítulo de 1605 fue elegido superior general de la Congregación.
En el siguiente Capítulo de 1608 se le eligió primer definidor y prior de Nápoles. En 1614, nuevamente general de la Orden. Al ser recibido en audiencia por Pablo V pidió “La beatificación de mi Madre Teresa” y a los pocos días, el 14 de abril era beatificada.
Al terminar su generalato, el Papa le llamó y le dijo: “Quiero que seas mi confesor y dirijas mi alma”.
En 1621 moría Pablo V y allí estaba su confesor atendiéndole en aquella última hora. Elegido el sucesor en la persona de Gregorio XV, cuando después de los cardenales se acercó Ferdinando, que había sido el confesor del Cónclave, el Papa le preguntó: “Y tú, ¿qué pides?”. Respondió: “La canonización de mi Madre Teresa de Jesús”. Y el 12 de marzo fue canonizada en la basílica de San Pedro.
Gregorio XV le nombró visitador de los monasterios de franciscanos reformados de Italia y de otros.
En agosto de 1623 fue elegido papa Urbano VIII, quien dio a Ferdinando varias encomiendas y misiones delicadas. En 1623 fue elegido Ferdinando provincial de Nápoles; y en 1629, por tercera vez, general de la Orden. Estando en Frascati a cumplir una misión pontificia, se sintió mal y con mucha fiebre el 15 de marzo; el 16 se volvió a Roma, diciendo que quería morir en su convento de Santa María della Scala.
Durante esta su última enfermedad le visitaron cardenales, príncipes y otras muchas personas. Un testigo presencial que contó los últimos días de Ferdinando, anotó a continuación: “Fue su muerte entre las tres y las cuatro de la tarde, día de Domingo a 23 de marzo de 1631”. Sus exequias fueron solemnísimas con asistencia de cardenales, uno de los cuales, Barberini, pagó toda la cera que ardió en la ocasión.
Obras de ~: En el capítulo XLI, del t. IV de la Reforma (Crónicas de la Orden) titulado “Indice de los carmelitas descalzos, que profesaron en nuestra Congregación de España y han dado a imprenta sus escritos” aparece P. Ferdinando así: “Dio a la estampa, 1. El bulario de su Orden. 2. Una Instrucción para sus religiosos. 3. Una Epístola Pastoral. 4. Un tratado de la reverencia con que deben celebrar los sacerdotes” (págs. 918- 919).
Bibl.: M. de San Jerónimo, Reforma de los descalzos, t. V, Madrid, 1706, págs. 4-99; S. de Santa Teresa, Historia del Carmen descalzo en España, Portugal y América, t. VIII, Burgos, Monte Carmelo, 1935, págs. 34-53; Acta Definitorii Generalis OCD Congregationis S. Eliae (1605-1658), Roma, Teresianum, 1985, pág. 721; Acta Capituli Generalis OCD Congregationis S. Eliae, vol. I (1605-1641), Romae, Teresianum, 1990, pág. 463 A. Fortes, Las misiones del Carmelo teresiano, 1584- 1799, Roma, Teresianum, 1997, pág. 546.
José Vicente Rodríguez, OCD.