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Jacobo María Parga y Puga

Biografía

Parga y Puga, Jacobo María. Pazo de Santo Tomé de Villacoba, Abegondo, Betanzos (La Coruña), 17.V.1774 – Madrid, 17.IV.1850. Economista, funcionario, hacendista y político.

Fueron sus padres Antonio de Parga y Pérez de Pazos, natural de Villacoba, y Francisca de Puga y Flores Cancio, de Vilanova de Loureza, ambos de familia hidalga y de enorme patrimonio.

En 1790, con dieciséis años, ingresó en la Universidad de Santiago de Compostela, donde cursó la carrera de Derecho, graduándose en 1793 de bachiller en Leyes y en 1796 de bachiller en ambos Derechos.

Por sus excelentes calificaciones aparece entre los denominados “clásicos”, es decir, como miembro de la Real Academia de ambos Derechos. En 1798, tras realizar también los estudios de Cánones, obtuvo la licenciatura en Derecho Canónico y posteriormente el doctorado. Durante esta etapa, opositó y obtuvo el patronato de la Capilla de Nuestra Señora de la Peña en 1792 y posteriormente fue inculpado de consultar y retener libros prohibidos, por lo que en 1795 se le abrió expediente por el Santo Oficio de Santiago, cuyo dictamen dos años después le fue favorable.

En 1796 fue designado secretario de cámara del obispo de Mondoñedo, cargo que ejerció durante muy poco tiempo. A solicitud propia, fue elegido miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia en 1802, y en 1804 comenzó su carrera administrativa como empleado en la Secretaría de Estado y del Despacho Universal de Hacienda. Con la Guerra de la Independencia, en 1809 figuró como oficinista de la Junta Gubernativa del Reino y en 1812 alcanzó por ascenso la plaza de oficial mayor en dicha Secretaría de Estado. En 1814 se le concedió la distinción de caballero de la Orden de Carlos III y fue nombrado por Fernando VII ministro de Capa y Espada quedando adscrito al Supremo Consejo de Hacienda, donde permanecería, a pesar de los grandes cambios político hasta 1834. Un año más tarde fue nombrado vocal de la Junta de Protección del recientemente creado Museo de Ciencias Naturales y, por Real Orden de 1816, se le designó miembro de la Junta de Crédito Público.

Constituida ese mismo año la Comisión de Reclamaciones contra Francia para el cumplimiento de los acuerdos y tratados firmados con ese país, fue nombrado comisario regio y destinado a París, puesto que abandonaría por deseo propio dos años más tarde.

También en 1816 fue nombrado académico de la de Ciencias de Baviera y de la de Medicina de Madrid y, al año siguiente, miembro de la Sociedad Imperial Mineralógica de San Petersburgo.

Restablecido el régimen liberal en 1820, Fernando VII, considerándole persona de su absoluta confianza, le nombró el 22 de marzo secretario interior de Estado y del Despacho de la Gobernación de la Península, pero la Junta Provisional Gubernativa, dudando de su liberalismo, impugnó la elección, viéndose el Rey obligado a decretar su cese el 3 de abril, sustituyéndole por Argüelles. El descontento del Rey era evidente, por lo que pocos días después le nombró consejero de Estado.

En 1822 fue miembro de número de la Academia Nacional, presidente de la Junta de Crédito Público y director de la Junta de Sorteos de las Reales Loterías.

Con el retorno del absolutismo en 1823 se restableció a instancias suyas la Junta de Protección del Real Museo de Ciencias Naturales, que había sido disuelta en 1821 por el Gobierno liberal, y fue entonces nombrado su presidente, pasando en 1826 a director del Museo. A propuesta de López Ballesteros, fue designado consejero honorífico de Estado en 1828.

Tras el fallecimiento de Fernando VII fue nombrado socio de honor de la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago y miembro numerario de la Real Academia de las Ciencias. Constituido por Martínez de la Rosa en 1834 el Consejo Real de España e Indias, fue designado ministro para la Sección de Hacienda, donde permaneció hasta su jubilación al año siguiente. Ese mismo año de 1834, aprobado ya el Estatuto Real, fue nombrado el 17 de junio prócer del Reino, aunque debido a su delicado estado de salud no se presentó a jurar y tomar posesión del cargo hasta el mes de noviembre, participando desde entonces como acreditado tecnócrata en los trabajos de la Comisión de Hacienda del Estamento. En las primeras elecciones democráticas de 1837 figuraba como candidato a senador, aunque no resultó elegido, y sólo volvería a la Alta Cámara en 1845, en que fue nombrado, por Real Decreto de la Reina gobernadora de 25 de agosto, senador vitalicio. Alegando padecer una grave sordera, solicitó que se le relevase del ejercicio de esta dignidad, pero su renuncia no fue aceptada por la Reina, mandándole “cumplir las obligaciones que el cargo impone, tomando en las discusiones y deliberaciones del Senado aquella parte que su salud permita”, por lo que finalmente juró el 15 de enero y se incorporó a los trabajos parlamentarios, siendo miembro de la Comisión de Establecimiento de Bancos de Circulación y su presidente El 17 de abril de 1850, a causa de una grave neumonía, falleció soltero en Madrid y fue enterrado en la Sacramental de San Ginés y San Luis. Legó todos sus bienes a sus sobrinos, excepto su magnífica biblioteca que pasó, por su voluntad, a la Universidad de Santiago, en la que Parga se había formado.

La figura de este tecnócrata fue muy polémica en cuanto a su ideología, como puede observarse en la reseña biográfica que de él hacía Le Brun en 1826: “A favor del servilismo y del Rey. Nadie lo ha visto y ha dado movimiento a los negocios por todas partes, unas veces de ponía en manos de los liberales y otras en las serviles. Ha sido en la misma Secretaría de la Gobernación en los tiempos de libertad el alma de cuanto se hacía pero obraba de modo que se encontraban allí las cosas y los decretos sin que nadie supiera que él los ponía. En los tiempos del Ministerio del Sr. Álvarez Guerra se aparecía de liberal en su Secretaría todos los días, y servilizaba la Providencia de más importancia sin que el Ministro se diera cuenta.

Conocido al fin por todos se quitó la máscara de liberal manifestándose como el servil que siempre fue, dedicándose a llevar al Rey noticias de interés sobre lo que pasaba en los Partidos”.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Senado, Exps. personales, HIS-331-03.

El Procurador General, 21 de agosto de 1814; C. Le Brun, Retratos políticos de la Revolución de España, Filadelfia, 1826; A. Meijide Pardo, El Ilustrado, político y economista gallego Jacobo María de Parga y Puga (1774-1850), La Coruña, Fundación Pedro Barrié de la Maza, Conde de Fenosa, 1992; J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705-1998), Madrid, Actas, 1998, págs. 714-717; M. Urquijo Goitia (dir.), Diccionario biográfico de parlamentarios españoles. Cortes de Cádiz 1810-1814, Madrid, Cortes Generales, 2010 (CD-Rom).

 

María Ángeles Valle de Juan

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