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José Salvany Lleopart

Biografía

Salvany y Lleopart, José. Barcelona, 19.I.1774 baut. – Cochabamba (Bolivia), 21.VII.1810. Cirujano del Ejército, subdirector de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna.

Nació en Barcelona y fue bautizado el día 19 de enero de 1774. Hijo de José Salvany y Rojas y Mariana Salvany y Lleopart. Su padre era cirujano y desde pequeño debió estar familiarizado con las prácticas médicas. La familia se trasladó a Cervera en la provincia de Lérida. Cuando comenzó a estudiar se volvió a Barcelona. Allí su formación académica fue muy completa. Estudió, de la mano del maestro Carlos Mytayna, Gramática (1784-1786) y Latinidad, Retórica y Poesía (1786-1789). Los estudios de Filosofía los realizó en el Convento de San Agustín de Barcelona (1789-1791).

Entró en el Real Colegio de Cirugía de Barcelona el día 15 de octubre de 1791. En esta institución se formó hasta el año 1797. Su pasión fue la anatomía. Fue ayudante del catedrático de esta disciplina en el Real Colegio de Cirugía. Se distinguió en la disección de cadáveres. Como ayudante, primero del doctor Domingo Boven y después del doctor Pablo Capdevila, preparaba algunas clases y los suplía cuando éstos no podían asistir a sus clases. Tenía una predisposición innata hacia el estudio. Poseía la abnegación que exigía la profesión médica. Contaba con el esfuerzo y la responsabilidad necesaria en la vocación sanitaria. Con estas condiciones personales y profesionales salió del Real Colegio de San Carlos y se incorporó al Ejército.

Primero sirvió en el IV Batallón del Real Cuerpo de Guardias Walonas en calidad de cirujano interino. El 23 de junio de 1799 ocupó la plaza de cirujano del III Batallón del Regimiento de Infantería de Irlanda. Pero su salud quebradiza se deterioró con las malas condiciones de la vida militar. El 18 de septiembre de 1799 solicitó permiso para tomar las aguas de San Hilario, al mismo tiempo que pidió que se le enviase como cirujano a una institución docente. Recobró la salud, pero no le asignaron el empleo solicitado. Del III Batallón de Infantería de Irlanda pasó a ser cirujano del V Batallón de Infantería de Navarra. El día 21 de julio de 1801 sufrió una grave enfermedad mientras que estaban realizando unas maniobras en la región de Extremadura. El fuerte calor y las dificultades del terreno hacían que padeciese constantemente tercianas. Como no se le empleó fuera del Ejército, en un colegio o en un hospital, pidió una excedencia hasta que se restableciera su salud.

En junio de 1803, José Caballero, ministro de Gracia y Justicia de Carlos IV, le nombró primer ayudante de Cirugía en el Real Sitio de Aranjuez. En esta ciudad conoció a Balmis y su proyecto de dirigir una Real Expedición con el fin de propagar y perpetuar la vacuna en Ultramar. Se entusiasmó con el proyecto. Balmis le propuso como sanitario a la Junta de Cirujanos de Cámara, formada por Antonio de Gimbernat, Leonardo de Galli e Ignacio Lacaba, para formar parte de la Expedición de la Vacuna. A finales de julio de ese mismo año, se le reclutó para que formase parte de la primera campaña de vacunación de dimensiones mundiales. El 5 de septiembre, pocos días antes de la salida de la Expedición de Madrid, se le concedió el uso del uniforme de cirujano real, en atención al mérito que había demostrado en los hospitales de campaña.

El 30 de noviembre de 1803, junto con el resto de los expedicionarios, partió del puerto de La Coruña y no volvió a la Península nunca más. Inicialmente, la Expedición Filantrópica estaba pensada como una unidad, pero las noticias de nuevas epidemias en América del Sur y la gran cantidad y diversidad del territorio, provocaron su división en Caracas el 8 de mayo de 1804. Francisco Xavier Balmis comisionó a Salvany para propagar la vacuna por América Meridional. Junto con Salvany se comisionó también al ayudante Manuel Julián Grajales, al practicante Rafael Lozano y al enfermero Basilio Bolaños, para llevar la vacuna por América Meridional.

A bordo del bergantín San Luis intentaron navegar por el río Magdalena contra corriente. Al poco de entrar en el río, naufragaron y salvaron su vida gracias a la ayuda de los indígenas. En un naufragio, Salvany perdió el ojo izquierdo a causa de una fuerte fluxión que le sobrevino. En su tránsito por la cordillera de los Andes se dislocó una muñeca, que conservó prácticamente inmovilizada, no quedándole otro uso de ella que el de vacunar y escribir. Por efecto de la altura el subdirector resultó crónicamente afectado del pecho y echaba sangre por la boca. Con poca salud transitó desde Santa Fe, capital del virreinato de Nueva Granada, hasta Quito. El viaje fue penoso. En esta ciudad descansó y recuperó fuerzas para poder llegar hasta la ciudad de Lima, capital del virreinato de Perú. En 1806, cuando llegaron los expedicionarios a Perú, observaron que la vacuna estaba establecida en Perú, pero que era un bien más de consumo. El miedo a la epidemia era tan grande que se pagaban sumas altísimas por vacunarse. El problema que se presentó era implantar la gratuidad de la vacunación. Para evitar el enfrentamiento, se dotó de sueldos a los cargos de la Junta de Vacuna, que hasta ese momento en otros regiones, habían sido honoríficos.

La estancia limeña fue gratificante. Salvany se repuso de su enfermedad y dedicó tiempo al estudio en una de las más prestigiosas Universidades del continente americano: la Real Universidad de San Marcos de Lima. De la mano de Hipólito Unánue, recibió la borla de doctor en Medicina. El tiempo pasó y tuvo que continuar con la labor vacunadora. Abandonó Lima con dirección a la Real Audiencia de Charcas, rumbo a Buenos Aires. El ascenso de la cordillera le empeoró el estado de salud y tardó en llegar a Cochabamba más de dos años. El deterioro físico era muy grande y la recuperación de las fuerzas imposible. Murió el 21 de julio de 1810.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Segovia, Sección 1.ª, Expedientes personales, leg. S-396; Archivo General de Indias, Sección Indiferente General, leg. 1558-A.

M. Mendiburu, Diccionario histórico-Biográfico del Perú, t. IV, Lima, Imprenta Enrique Palacios, 1932, pág. 351; F. Febres-Cordero, Historia de la Medicina en Venezuela y en América, t. I, Caracas, Consejo de Profesores Jubilados, 1987; S. M. Ramírez Martín, La mayor hazaña médica de la Colonia, Quito, Editorial Abya-Yala, 1999; La salud del Imperio, Madrid, Ediciones Doce Calles, 2002.

 

Susana María Ramírez Martín

Relación con otros personajes del DBE

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