Bueno, Cosme. Aragón, 9.IV.1711 – Lima (Perú), 1798. Médico, cosmógrafo y polígrafo.
Se estableció en Lima en 1730, siendo muy joven, seguramente en compañía de sus padres. Estudió en la Real Universidad de San Marcos, primero latinidad y después Farmacia y Medicina, hasta obtener su título de médico. Después estudió Matemáticas y llegó a ser profesor de esa asignatura en la Universidad.
Hombre de gran prestigio intelectual, fue honrado en 1750 con la borla doctoral y obtuvo por oposición la cátedra de Método.
Fue médico de los presos del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición y de los Hospitales de Santa Ana (1753), de San Bartolomé (1760) y de San Pedro (1761). Su fama de científico y humanista se fue extendiendo.
Fue un gran conocedor de la geografía, la historia, las matemáticas, la astronomía. En 1758 fue catedrático de Prima de Matemáticas y fue nombrado cosmógrafo mayor del reino.
Por ese tiempo, Lázaro de Rivera, alférez de Caballería y más tarde intendente del Paraguay, bajo la instrucción y dirección de Cosme Bueno, escribió un completo curso de Aritmética y Álgebra para uso de los escolares, que se titula Certamen o tesis matemáticas, demostradas en la Real Universidad de San Marcos...
Cosme Bueno se hizo cargo de la Guía de Forasteros, dando razón de las listas de funcionarios del reino, y, en 1787, hizo un interesante extracto de los sucesos ocurridos en tiempos de cada virrey.
En 1741 el virrey del Perú, marqués de Villagarcía, le encomendó un trabajo descriptivo de cada provincia de su jurisdicción, lo que le llevó a iniciar el acopio de gran cantidad de impresos, datos y documentos.
Además, movido por su insaciable sed de conocimientos, reunió muchos de los instrumentos utilizados por las diversas misiones científicas que habían visitado el Perú, como la del francés Feuillée.
Dice un autor (M. de Mendiburu) que Cosme Bueno trabajaba dieciséis horas diarias.
Cuando el presidente de Chile José Antonio Manso de Velasco, conde de Superunda, pasó a desempeñarse como virrey del Perú, tomó la determinación de adelantar en las memorias o descripciones geográficas que la Corona pedía insistentemente. El virrey confirmó a Cosme Bueno en esta ímproba tarea, quien continuaba reuniendo las noticias que necesitaba, de cada una de las provincias del virreinato Por fin, pudo comenzar a publicarlas como anexos o apéndices al llamado Almanaque del Perú, a partir del año 1764.
Para la redacción de las memorias descriptivas de estas provincias tomó por límites de éstas las divisiones de las jurisdicciones eclesiásticas. Comenzó por el arzobispado de Lima y siguió, año a año, con las demás. En 1786 publicó la correspondiente al obispado de Santiago. En 1787 se refiere al obispado de Concepción.
Al poner fin a su obra, Cosme Bueno dice que sus memorias descriptivas se han ido imprimiendo anualmente, al paso en que ha ido disponiendo de las noticias o informaciones solicitadas a los corregidores.
Estos funcionarios no siempre le han informado correctamente y casi siempre se han apartado de las instrucciones recibidas para elaborar sus aportes. Agrega, que no es fácil conocer las circunstancias de una provincia, si no hay allí personas con la instrucción y el conocimiento para entender lo que se les pregunta.
Por eso, ha debido repreguntar e investigar, valiéndose de todos los medios posibles, hasta enterarse de lo que requería. En lo que a Chile se refiere, el trabajo de Cosme Bueno alcanza una calidad notable y constituye un valioso auxiliar para estudiar el estado del país en la segunda mitad del siglo xviii.
Las descripciones geográficas de Cosme Bueno no incluyen los mapas que debían ser su complemento.
Afortunadamente, el geógrafo español Juan de la Cruz Cano y Olmedilla publicó una Carta Geográfica de América (1775), que no sólo remediaba esa omisión, sino que constituye un verdadero monumento de orden geográfico. Dice Barros Arana que las memorias geográficas de Cosme Bueno eran difíciles de encontrar hasta que se hizo una reimpresión en 1872 por el coronel Manuel de Odriozola, en el tomo III de la Colección de Documentos Literarios del Perú.
Bueno tuvo fama de hombre caritativo y religioso.
Estuvo casado y fue padre de nueve hijos, entre los que se contaron Bartolomé Bueno, canónigo de Lima, y Luis Bueno, médico, que también vivió en la capital del virreinato.
El célebre botánico Hipólito Ruiz, que estuvo en el Perú en 1778, le rindió un merecido homenaje al darle su nombre a una planta que llamó “Cosmea Balsamífera”. La Sociedad Médica de Madrid lo incorporó en 1768 y la Sociedad Vascongada hizo otro tanto en 1784.
A los setenta años se dislocó una pierna, que le causó serios problemas de movilidad. En 1796 perdió la vista y el oído. Falleció en 1798, a los ochenta y siete años.
Obras de ~: Certamen o tesis matemáticas, demostradas en la Real Universidad de San Marcos [...], Lima, 1758; “Descripción de las Provincias pertenecientes al Obispado de Santiago” (1786) y “Descripción del Obispado de la Concepción” (1787), en Almanaque del Perú, El Conocimiento de los Tiempos (Colección de Historiadores de Chile, t. X, Santiago, Imprenta Cervantes, 1890).
Bibl.: M. de Mendiburu, Diccionario Biográfico del Perú, t. II, Lima, Imprenta de J. Francisco Solís, 1876, págs. 91 y 92; D. Barros Arana, Historia General de Chile, t. VII, Santiago, Imprenta Cervantes, 1886; J. T. Medina, Biblioteca Hispano- Chilena, ed. facsimilar, Santiago de Chile, Fondo Histórico y Bibliográfico J. T. Medina, 1963; S. M. Ramírez Martín, “Don Cosme Bueno: un médico aragonés ilustrado en Perú”, en J. A. Armillas Vicente (coord.), Actas del IX Congreso Internacional de Historia de América, vol. 1, Zaragoza, Gobierno de Aragón, 1998, págs. 623-640.
Sergio Martínez Baeza