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Joaquín Vives i Tutó

Biografía

Vives i Tutó, Joaquín. Joaquín María de Llevaneras. San Andrés de Llevaneras (Barcelona), 14.IV.1852 – Sarriá (Barcelona), 13.VI.1923. Comisario apostólico de los capuchinos (OFMCap.) españoles, restaurador de conventos.

De familia humilde, pero muy religiosa, Joaquín fue el mayor de cuatro hermanos. A él le seguiría José Calasanz, futuro cardenal Vives, y otras dos niñas. Siendo todavía muy joven sus padres se trasladaron a Mataró, buscando mejores condiciones de vida, ingresando los dos hermanos en el colegio de escolapios como fámulos (sirvientes). La muerte de su padre en 1865 y la enfermedad de la madre determinaron que Joaquín se quedara en España en 1869, cuando su hermano se embarcó con el P. Segismundo de Mataró para Guatemala, con el fin de ingresar en el noviciado que los capuchinos tenían desde 1854 en La Antigua. Pero la muerte, poco después, de la madre hizo posible que Joaquín se hiciera a la mar en 1871.

Llegado a La Antigua comenzó el noviciado el 25 de julio de ese mismo año, pero sin concluirlo, en junio de 1872, la comunidad capuchina fue expulsada por el Gobierno liberal, debiendo encaminarse a San Francisco (California), donde profesó en la residencia de los jesuitas. Llegados a Toulouse (Francia) Joaquín fue destinado al convento de Cahors para proseguir con el estudio de la teología. Pero en 1875, habiendo emitido sus votos perpetuos el 27 de julio, ante las peticiones de García Moreno, se embarcó junto con su hermano y otros para Ecuador, regresando al año siguiente por causa de la salud de José Calasanz. Iniciada la restauración de la Orden capuchina en España el año 1877, el P. Joaquín recibió la ordenación sacerdotal el 6 de abril de 1878. La inestabilidad y los avatares que dominaron todo el lapso de tiempo de sus estudios fueron la causa de que el nivel de formación académica alcanzado no fuera ni muy sólido ni el requerido por las responsabilidades que desempeñaría poco después. De momento se entregó con entusiasmo al ministerio de la predicación, alcanzando cierta notoriedad en la misión predicada en León en 1880.

El curso de su vida se vería alterado cuando sólo contaba veintinueve años. Contra todo pronóstico y previsión, dada su juventud, el 9 de marzo de 1881 era nombrado por la Santa Sede Comisario Apostólico de los capuchinos españoles, lo que algunos, candidatos naturales al cargo, nunca aceptaron. El comisariato apostólico había sido instituido como consecuencia de la exclaustración de 1835 y a tenor de la bula Inter graviores (1804), que había separado las provincias capuchinas de España del resto de la Orden. El P. Joaquín María era nombrado por la Santa Sede, a pesar de su lógica inexperiencia, con la esperanza de que allanara las dificultades existentes en el camino de la supresión del comisariato, a lo que se oponía el P. José de Llerena, comisario a quien el P. Joaquín sucedía. El P. Llevaneras contó siempre con el apoyo y consejo de su hermano José Calasanz, que le orientaba sobre cómo tratar con los superiores generales. El P. Joaquín se empeñó denodadamente en alcanzar la unión con Roma, siguió restaurando los antiguos conventos, donde se podía, abriendo otros nuevos, y puso todo el énfasis en la educación de los jóvenes por medio de la organización de los estudios y noviciados. Una iniciativa muy importante, en consonancia con las orientaciones más recientes de la Orden, fue la creación en 1882 de la escuela seráfica (seminario menor) en Montehano (Cantabria). Cuando el comisariato creció en conventos y número de religiosos, lo que indicaba una vitalidad en aumento creciente, el P. Joaquín participó como invitado en el capítulo general de mayo de 1884, en el que fue elegido moderador supremo el P. Bernardo de Andermatt, proponiendo, en la sesión del 9 de mayo, la unión de los capuchinos españoles con Roma, lo que fue acogido con gran satisfacción por todos los capitulares. Al año siguiente, con fecha 4 de febrero de 1885, y gracias a los buenos oficios de su hermano, la Congregación de Obispos y Regulares decretaba la supresión del comisariato y la creación de la provincia hispana de capuchinos, sujeta al régimen común de toda la Orden.

Siendo ministro provincial, el P. Joaquín siguió aceptando nuevas fundaciones, destacando entre todas ellas la del colegio seráfico de Lecároz en 1888, a donde en 1889 fueron trasladados los seminaristas de Montehano. Además fue organizando los estudios, insistiendo e inculcando la uniformidad en la observancia regular. Asimismo asumió para la provincia misiones en Venezuela, Colombia, Ecuador y Chile-Argentina, ofreciéndose al gobierno español y a la Santa Sede para hacerse cargo de las misiones de Carolinas y Palaos, asignadas a España en 1885, gracias a la mediación de León XIII. Dichas misiones se le concedieron por parte del gobierno el 15 de marzo de 1886, y por Propaganda Fide el 15 de mayo del mismo año, viajando él personalmente allí entre 1886 y 1887.

El P. Llevaneras demostró unas cualidades excepcionales como organizador que sabía encontrar las personas adecuadas que apoyaran y sufragaran los elevados costos de sus iniciativas, en un momento en que la Orden no contaba con recursos propios. Pero con los religiosos su forma de gobierno fue frecuentemente personalista y un tanto despótica y arbitraria, con continuos y repentinos cambios de destinos, interpretando la obediencia como adhesión incondicional a su persona. Esto produjo malestar y le valió alguna censura muy fuerte de los superiores de Roma, por la que incluso llegó a dudar de su hermano. Pero, excepto en contadas ocasiones, siempre contó con la benevolencia del ministro general P. Andermatt. Mayores sufrimientos le causaron los “díscolos”, así denominados por él y su hermano, que nunca habían aceptado su nombramiento como comisario, y que tomando como base sus modos de gobierno autoritarios, e influidos también por sus distintas opciones políticas, lanzaron contra él graves e infundadas acusaciones. Los responsables fueron expulsados de la Orden en 1893.

El año 1889 significó una fecha importante en la vida del P. Llevaneras, pues la provincia de España fue dividida por el P. Andermatt en tres: Castilla, Toledo y Aragón. Al mismo tiempo creaba un Distrito Nullius, con sede en Madrid, como procura para las misiones de Carolinas. El P. Joaquín era nombrado provincial de Castilla, cargo que desempeñará hasta 1995, y superior delegado del Distrito. En Castilla no consiguió nuevas fundaciones, pero para el Distrito obtuvo la capilla de Jesús Nazareno de Madrid, con la casa adjunta (1895) y el convento de El Pardo, cedido por la reina regente María Cristina, el 30 de mayo de 1896. Cuando en 1895 dejó el cargo de provincial de Castilla continuó con el de superior del distrito, que logró se compusiera de la capilla y casa de Madrid, del Convento de El Pardo y del colegio seráfico de Lecároz. Desde ese momento pudo entregarse con mayor solicitud a su querida obra del Valle del Baztán, como vivero de vocaciones para las misiones, aceptando también en él estudiantes externos, y procurando que no faltara nada para una buena educación.

El año 1907 el P. Andermatt suprimió el Distrito Nullius, pues las misiones de Carolinas habían pasado a depender en 1904 de una provincia alemana, a raíz de la venta de las islas, en 1899, por parte del gobierno español al alemán. El P. Llevaneras, al quedar libre de cargos, se incardinó en la provincia de Cataluña, estableciéndose en Roma, donde permaneció hasta el final de su vida, primero a la sombra y servicio de su hermano, el cardenal Vives, y después como colaborador de varias congregaciones romanas, y consultor de la comisión cardenalicia para la Preservación de la Fe y del tribunal de la Rota. En 1923, aquejado de una grave enfermedad, volvió a Barcelona, donde fallecía el 13 de junio en el convento de Sarriá. El año 1945 sus restos fueron exhumados y trasladados a su amado colegio de Lecároz, donde reposaron, en la nave lateral derecha de la iglesia, en un bello sepulcro de mármol jaspeado, hasta el año 2003 en que fueron llevados al claustro gótico del convento de Sangüesa (Navarra).

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de la Orden (Roma); Archivio Segreto Vaticano (Nunziatura di Madrid, Vescovi e Regolari); Archivio de Propaganda Fide (Roma), Archivo Histórico Nacional (Madrid), fondo Ultramar; Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores (Madrid), fondo Santa Sede.

Analecta Ordinis Fratrum Minorum Capuccinorum (Analecta OFMCap), 1 (1885), págs. 111-117; 2 (1886), págs. 147- 149; 3 (1887), págs. 336-340, 363-377; 4 (1888), págs. 25- 29; 6 (1990), págs. 11-14; 12 (1996), pág. 57; 23 (1907), págs. 264-267; Ignacio de Cambrils, Cronicón de la Misión de PP. Capuchinos en Centro América. Lo publica con notas y apéndices el P. Fr. José de Calasanz de Llevaneras, Barcelona, Imp. de la Inmaculada Concepción, 1888; “El Rvdm. P. Joaquim Maria Vives i Tutó”, en Estudis Franciscans, (1923), págs. 469-471; “R.mus P. Ioachim M. a Llevaneres”, en AnalectaOFMCap, 40 (1924), págs. 46-48; [Gumersindo de Estella], “Apuntes para la Historia de las Misiones de las Islas Carolinas”, en Anuario de las misiones de los PP. Capuchinos de la provincia de Navarra-Cantabria-Aragón. Año 1934, Pamplona, Imp. Ntra. Sra. de los Dolores, [1936], págs. 27-76; Basili de Rubí, Necrologi dels frares menors caputxins de la província de la Mare de Déu de Montserrat de Catalunya i Balears 1578-1944, Barcelona-Sarriá, Editorial Rubí, 1945, pág. 165; Reforma de regulares en España a principios del siglo xix. Estudio histórico-jurídico de la bula “Inter graviores” (15 mayo 1804), Barcelona, 1945; Melchor de Pobladura, Los frailes menores capuchinos de Castilla, Madrid, El Mensajero Seráfico, 1946; Historia generalis Ordinis Fratrum Minorum Capuccinorum. Pars Tertia (1761-1940), Romae, Institutum Historicum Ordinis Fratrum Minorum Capuccinorum, 1951; “Ioachimus a Llevaneras”, en Lexicon Capuccinum. Promptuarium Historico- Bibliographicum OFMCap (1525-1950), Romae, Bibliotheca Collegii Internationalis S. Laurentii Brundusini, 1951, cols. 825-826; “El P. José Calasanz de Llevaneras (card. Vives y Tutó) y la unión de los capuchinos españoles con Roma (1804-1805)”, en EstFranc, 56 (1955), págs. 5-42. 179-214; “De superiorum generalium electione tempore regiminis alterni (1804-1885)”, en Collectanea Franciscana, 27 (1957), págs. 166-195, 282-323; L. de Aspurz, “Llevaneras, Joaquín de”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 1372; Alberto de Galaroza, “Etapas conflictivas en la Restauración de la Orden Capuchina en España (1877-1894)”, en EstFranc, 81 (1980), págs. 87-131; Los Capuchinos en la Península Ibérica. 400 años de historia (1578-1978), estudio coordinado por Alberto González Caballero, Sevilla, Conferencia Ibérica de Capuchinos, 1985; E. Zudaire, “Reverendísimo P. Joaquín de Llevaneras. Rasgos de su talante pastoral”, en EstFranc, 89 (1988), págs. 423-447; Id., Lecároz. Colegio “Nuestra Señora del Buen Consejo” (1888-1988), [Burlada, Gráficas Castuera, 1989]; Basili de Rubí, “El Pare Calassanç de Llavaneres i la Restauració de les Províncies caputxines hispanes” [edición preparada por V. Serra de Manresa], en Estudios Franciscanos (EstFranc), 94 (1993), págs. 1-183; V. Serra de Manresa, “El dietari del primer i segon viatge a Amèrica del P. Calassanç de Llavaneres (Cardenal Vives i Tutó). Edició i anotacions”, en EstFranc, 94 (1993), págs. 297-310; Els framenors caputxins a la Catalunya del segle xix. Represa coventual, exclaustracions i restauració (1814-1900), Col.lectània San Pacià 63, Barcelona, Facultat de Teologia de Catalunya, 1998; J. A. Echeverría, “Los capuchinos y la exclaustración del siglo xix (1834- 1877)”, en Scriptorium Victoriense, 45 (1998), págs. 353-469; V. Serra de Manresa, La província de framenors caputxins de Catalunya: de la restauració provincial a l’esclat de la guerra civil (1900-1936), Col.lectània Sant Pacià 70, Barcelona, Facultat de Teologia de Catalunya, 2000.

 

José Ángel Echeverría, OFMCap.

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