Arnáiz, Tiburcio. Valladolid, 11.VIII.1865 – Málaga, 18.VII.1926. Jesuita (SI), siervo de Dios, misionero popular, operario y fundador de las Misioneras de las Doctrinas Rurales.
Nacido Arnáiz el 11 de agosto de 1865 en Valladolid, su infancia y juventud irán unidas a los estudios normales de un seminarista en el seminario de su ciudad, ordenándose de sacerdote allí el 20 de abril de 1890. Esta parte de su vida coincide con la Restauración de Alfonso XII, dirigida por Cánovas, en la que consiguió mantener un difícil equilibrio. Consistió en frenar las apetencias de los isabelinos, bastante reaccionarios, y en atraer al redil alfonsino a los políticos que hicieron la “Gloriosa” de 1868. Fue cuestión de tiempo y en su duración estuvo el éxito.
Arnáiz ganó por oposición el curato de Villanueva de Duero (Valladolid) y obtuvo el doctorado en Teología en Toledo, en 1896. Fueron los años del influjo poderoso de León XIII y su encíclica Rerum Novarum (1891), la apertura de horizontes por parte de la Iglesia al mundo del trabajo, de la mano del obispo de Madrid, Sancha y Hervás y sobre todo del de Orihuela, Juan Maura y Gelbert, así como los años de los Congresos Católicos.
La muerte de su madre viuda, en 1899, y el ingreso de su hermana en las dominicas, en 1902, despejaron, por fin, sus dudas y temores por entrar en la Compañía, decidiéndose a hacerlo en Granada, el 30 de marzo de 1902. Pese a la lozanía de su fe y las riquezas de sus conocimientos, siguió en Granada, donde hizo dos años de Humanidades, y uno de Filosofía, otro de ministerios y otro de Teología (1904-1909). Enjoyado de estudios y actitudes impresionantes, de clarividencia y convicciones personales, Arnáiz pasó como operario a Murcia (1909-1911), practicó cinco meses de tercera probación, en Loyola, donde el 15 de agosto de 1912 emitió el último voto, para pasar a la residencia de Málaga, donde permaneció el resto de su vida, a excepción de un año en Cádiz (1915-1916).
El padre Tiburcio Arnáiz fue ejemplo vivo de cómo el pueblo cree y se alecciona a sí mismo, si encuentra maestros. Con categoría de grito y misión, de silencio y oración, recorrió Andalucía, en una intensa actividad misional, a imitación de Francisco de Paula Taru (fallecido 1910), durante catorce años ininterrumpidos.
Su trabajo fue el ordinario de un jesuita operario (confesiones, predicación, visitas a asilos, cárceles, hospitales), pero supo enseñar a los fieles a quererse, empezando a imitar lo que era suyo, su testimonio de austeridad y sacrificio, y todo en él era verdad.
Acudieron turbas, genealogías, pueblos y ciudades, y todo entraba con él en el corazón de la Iglesia, a través de la devoción al Corazón de Jesús, del que fue un propagador entusiasta. Supo evidenciar su grandeza, como excelente director de conciencia, en el confesionario, pero no de palabra, erudición o nota, sino todo verdad y entrega. En su cerco entró María Isabel González del Valle (1889-1937), a quien dirigió en la fundación de la Obra de las Doctrinas Rurales, que le ayudaron en la promoción y evangelización de los lugares rurales más abandonados. Agotado por sus trabajos misioneros murió en la residencia de la Compañía de Jesús en Málaga, acompañado de un enorme gentío que llenaba toda la planta baja, engarzado al corazón del “todo Málaga”. Su intensa popularidad hizo a las autoridades de la ciudad convocar a la población al entierro.
Pero el maestro de espíritu tiene una segunda parte actuante, y como Arnáiz lo es, “los campesinos, enfermos y pobres” siguen visitando su tumba, reconociendo la dulce cercanía de su presencia. Que piensa más un muerto que un vivo, cuando éste muere cabalmente. El padre Tiburcio Arnáiz fue amigo de Dios. El proceso diocesano de su vida y virtudes se clausuró en Málaga el 23 de diciembre de 1994.
Obras de ~: Cartas, en Archivo Provincial Bética, Granada.
Bibl.: A. García, El P. Tiburcio Arnáiz. Datos biográficos, Málaga, 1928; L. Werner, La Obra de las Doctrinas Rurales, Tarragona, Misioneras de las Doctrinas Rurales, 1947; Redacción, “A los cincuenta años de la muerte del P. Tiburcio Arnáiz”, en Reino de Cristo, 17 (1976), págs. 24-29; J. M.ª Granero, Cristo y los pobres. El P. Tiburcio Arnáiz, Madrid, 1980; F. Delgado, “Arnáiz, Tiburcio”, en Ch. E. O’Neill (S.I.) y J. M.ª Domínguez (S.I.) (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús. Biográfico-Temático, Roma-Madrid, Institutum Historicum, S.I.-Universidad Pontificia Comillas, 2001; R. A. Bootello Miralles, “Padre Tiburcio Arnáiz, S.J., el héroe desconocido”, en http://periodicoalora.nonsolo.info/27- julio/10/index.php (consultado en 2009).
Francisco Rodríguez de Coro