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Joaquín Gutiérrez de Rubalcava y Casal

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Biografía

Gutiérrez de Rubalcava y Casal, Joaquín. Marqués de Rubalcava (I). Ferrol (La Coruña), 19.III.1803 – Madrid, 13.IV.1881. Senador, ministro, capitán general, almirante.

Hijo de Ana Casal Varela y del célebre marino Alejo Gutiérrez de Rubalcava. Junto a Churruca, Alejo Gutiérrez de Rubalcava recorrió las costas antillanas levantando el plano de la costa este de Puerto Rico en 1793 y, junto a aquél y a Gravina, combatió el 21 de octubre de 1805 en Trafalgar como teniente de navío del Montañés. Destacó asimismo en sus conocimientos matemáticos, cuya enseñanza se le encomendó en la Academia de la Compañía de Guardia Marinas, y en su labor en el Depósito Hidrográfico y la Biblioteca, participando en los intentos de contención de la insurrección americana y en la comisión para la redacción de la historia de la Marina a que fue destinado por Real Orden en 1822. Atesorando el ejemplo de semejante trayectoria paterna, Joaquín Gutiérrez de Rubalcava y Casal sentó plaza de guardia marina a la edad de dieciséis años por carta-orden en la Compañía del departamento de Ferrol en 1819, y ascendió a los cinco años a alférez de fragata, cuyas funciones desempeñó en el navío Asia, y su primera misión fue dirigirse a los emancipados virreinatos indianos y sofocar las revueltas. En el virreinato del Perú, participó en las operaciones contra los levantamientos de los insurgentes chilenos Bernardo O’Higgins, José de San Martín, Carrera y Portales, así como en los territorios levantados del futuro Perú, que en 1821 ya había proclamado su independencia bajo el título de “República del Perú” con la ayuda de los chilenos, resistiendo sus contraofensivas hasta el 9 de diciembre de 1824, en que el general Sucre venció en Ayacucho a las tropas realistas y declaró la independencia de la antigua región incaica. No obstante, aquella batalla no puso fin a los enfrentamientos, llegando a combatir Joaquín Gutiérrez de Rubalcava en el cerco del puerto peruano de Callao, donde el Asia abandonó definitivamente el virreinato. No obstante, su destacada participación le propició el ascenso al grado de alférez de navío al año siguiente.

En 1833 se le concedió gradualmente el mando de los bergantines Salvio y Jacinta, tras ser distinguido con el ascenso a teniente de navío. Habida cuenta de su pericia militar, se le encomendó el bloqueo a los persistentes asaltos al tráfico peninsular que las regencias norteafricanas profesaban en el Mediterráneo, concediéndole el mando de las goletas Mahonesa e Isabel II a este efecto. Siete años después, sus servicios fueron recompensados con el grado de capitán de fragata y el mando de la corbeta Liberal, con la que participó en la defensa isabelina contra las tropas carlistas en el mar Cantábrico.

Al terminar esta primera contienda sucesoria, recibió la orden de trasladarse al puerto de La Habana como capitán, siendo en 1846 nuevamente ascendido, esta vez a capitán de navío, tras lo cual recibió el mando de Villa de Bilbao, con la que realizó sucesivos tornaviajes a la isla de Cuba. Poco después se le encomendó el mando del pontón Teresa, a cuyo fin siguió los pasos de su padre iniciando su correspondiente labor en el Depósito Hidrográfico, institución que le nombró su director. Su competencia matemática y geográfica le valió su nombramiento como Vocalde la Junta Directiva del Mapa Geográfico de España en 1852, año en que también fue ascendido a brigadier.

En 1853 se le nombró jefe de la División Naval del Mediterráneo, destacando en el gobierno de la escuadra de instrucción, con la cual realizó un periplo alrededor de las costas de los territorios peninsulares.

En 1856 fue investido mayor general de la Armada, siendo un año después ascendido a jefe de escuadra, grado que le propició su ingreso en la Junta Consultiva de la Armada como vocal.

Un tiempo después fue nombrado capitán general de Cartagena y posteriormente de Cádiz, mandando la expedición a Santo Domingo cuando esta isla preparaba su anexión a España. Al estallar diferencias con México por esta anexión, tomó Veracruz y la fortaleza de San Juan de Ulúa.

Paralelamente a su actividad como marino, Joaquín Gutiérrez de Rubalcava también ejerció en la política, constituyéndose dentro del colectivo de militares-dirigentes surgido en la convulsa y volátil España isabelina.

Tras el desplome de Espartero y la breve presidencia del Consejo de Ministros de Luis González Bravo, Gutiérrez de Rubalcava salió elegido diputado del Congreso por la circunscripción de La Coruña en las elecciones del 3 de septiembre de 1844, obteniendo 17.178 votos de un compendio de 18.131 votantes y 23.749 electores, dentro de la esfera de un recién implantado sufragio directo y censitario, restringido exclusivamente a los propietarios y a las capacidades, nombre que identificaba a las profesiones o cargos distinguidos. Juró su cargo el 19 de diciembre de 1845, llegando a ejercerlo hasta el 31 de octubre de 1846, coincidiendo prácticamente con el primer gobierno de Narváez (3 de mayo de 1844 – 11 de febrero de 1846) que dio comienzo a la Década Moderada (1844-1854), presidida por la Constitución de 1845. Sustituía como diputado a Bernardino Malvar.

Tras el inestable período del gabinete del marqués de Miraflores (11 de febrero – 16 de abril de 1846), el regreso fugaz de Narváez (diecinueve días) y el advenimiento de Istúriz en la Presidencia del Gobierno, Joaquín Gutiérrez de Rubalcava fue nuevamente elegido diputado por La Coruña en el distrito de Ferrol en las elecciones del 6 de diciembre de 1846, en las que participaron ciento veintiún votantes de un censo de ciento cuarenta y siete electores, que le proporcionaron sesenta y tres votos. Juró el 27 de enero de 1847, ejerciendo como tal hasta el 24 de marzo de 1849, en que fue sustituido por Antonio Doral Anuncibay tras haber sido sujeto a reelección.

Tras el fracaso de la coalición progresista del Bienio (1854-1856) y los sucesivos gobiernos de O’Donnell y Salaverría, regresó Narváez por tercera vez a la Presidencia del Gobierno, restaurando plenamente la Constitución de 1845 y la Ley de Ayuntamientos de 1840, eliminando el Decreto Liberalizador de O’Donnell también. Su tercer gobierno duró tan sólo un año, siendo sustituido el 15 de octubre de 1857 por el de Francisco Armero y Peñaranda, que casi cuatro meses después cayó igualmente y a favor de Istúriz, que duró hasta el 30 de junio de ese mismo año (1858) por el nuevo advenimiento de O’Donnell, en el que se conocerá como el “ministerio largo”, debido a que logró mantenerse hasta marzo de 1863. Un año después, perteneció al gabinete de Lorenzo Arrazola como ministro de Marina, permaneciendo como tal entre el 17 de enero y el 11 de marzo de 1864. Ese mismo año había sido elegido por Real Decreto de 25 de enero, senador vitalicio. Con la nueva ascensión de Narváez el 10 de julio de 1866, fue de nuevo llamado al Gobierno en la cartera de Marina, permaneciendo esta vez prácticamente un año, siendo sustituido por Martín Belda el 27 de junio de 1867. Precisamente en el año de los pronunciamientos de Prim en Villarejo de Salvanés (enero de 1866) y de los sargentos de artillería del cuartel de San Gil (22 de junio de 1866), fue nombrado presidente de la Junta Consultiva de la Armada.

A finales de esa convulsa década de 1860, colaboró con Prim en las expediciones de México y Santo Domingo en defensa del emperador Maximiliano, hermano de Francisco José de Austria e impuesto por Napoleón III en tierras mexicanas, que fue finalmente fusilado en 1867, derrotado por las tropas de Juárez.

Con el triunfo de la Revolución Gloriosa en 1868, Joaquín Gutiérrez de Rubalcava se retiró del Ejército y no se reincorporó hasta el advenimiento borbónico en la persona de Alfonso XII en la Restauración (1875), reinado bajo el cual fue ascendido a almirante de la Armada por Real Despacho de nombramiento de 10 de abril de 1877, año en que también fue nombrado senador por derecho propio en reconocimiento a sus servicios. Asimismo, entre sus numerosas labores destaca la fundación de la Sociedad Española de Salvamento.

Por Real Decreto de 4 de febrero y Real Despacho de 14 de mayo de 1878, en agradecimiento a su lealtad a la Monarquía borbónica, Alfonso XII le distinguió nuevamente con el título de marqués de Rubalcava.

Asimismo, dentro de sus gratificacionesen prenda por su labor al Estado como militar y político, había sido recompensado con la Gran Cruz de la Real y Muy Distinguida Orden de Carlos III, la Gran Cruz de la Real Orden Americana de Isabel la Católica, la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, la Gran Cruz Roja del Mérito Naval y la Placa del Mérito Naval con distintivo rojo. Como geógrafo, su labor científica fue reconocida por la Real Sociedad Geográfica Española, que a su muerte le dedicó un emotivo panegírico en el volumen 10 de su Boletín. Falleció sin sucesión, heredándole como titular del marquesado su hermana de doble vínculo, María Teresa Gutiérrez de Rubalcava y Casal.

 

Obr as de ~: con F. Montojo, N. Chicharro y G. Pita, Diarios de expediciones marítimas que salieron de Cuba entre 1861 y 1872, 1861-1872 (Biblioteca Nacional, Madrid, ms.

19510).

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Consejo de Órdenes, Órdenes Militares, Casamiento Santiago, Apend. 110; Expedientillos, n. 8550; Cancillería, Registro del Sello de Corte, Consejos, 8988, exp. 30.

F. Pareja de Alarcón (dir.), El Faro Nacional. Revista de Jurisprudencia, de Administración de Tribunales y de Instrucción Pública, t. VII, 457 (1859), pág. 71; J. G. de las Casas (dir.), Gaceta del Notariado Español, t. V, Madrid, Oficinas de la Redacción y Administración, 1863, pág. 213; Congreso de los Diputados, Diario de las sesiones de Cortes. Legislatura de 1863 á 1864, t. II, Madrid, en la Imprenta Nacional, 1864, pág. 1006; Guía de forasteros de Madrid para el año de 1865, Madrid, Imprenta Nacional, 1864, pág. 608; Guía de forasteros de Madrid para el año de 1868, Madrid, Imprenta de Cristóbal González, 1868, pág. 195; Ministerio de la Gobernación, Gaceta de Madrid, 275 (1868), pág. 188; Cortes Constituyentes, Diario de las Cortes Constituyentes, t. I, Madrid, Imprenta de J. A. García, 1870, pág. 89; F. P. Pavía, Galería biográfica de los generales de Marina, Jefes y personajes notables que figuraron en la misma corporación desde 1700 a 1868, 4 vols., Madrid, Imprenta à cargo de J. López, 1873; Real Sociedad Geográfica, Boletín de la Real Sociedad Geográfica, vol. 10, Madrid, Imprenta de Fortanet, 1881; J. M. Martínez- Hidalgo (dir.), Enciclopedia general del mar, Madrid, Garriga, 1957; A. Barredo de Valenzuela, V. de Cadenas y Vicent et al., “Grandezas y títulos del Reino concedidos por S. M. el Rey don Alfonso XII”, en Revista Hidalgía, 67 (1964), pág. 738; G. Bleiberg (dir.), Diccionario de Historia de España, Madrid, Alianza Editorial, 1981; J. L. Pando de Villarroya, “Títulos nobiliarios en la Armada Española”, en Instituto Salazar y Castro y Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Comunicaciones al XV Congreso Internacional de las Ciencias Genealógica y Heráldica, t. III, Madrid, Ediciones de la Revista Hidalguía, 1982, pág. 264; Tribunal Supremo, Repertorio de Jurisprudencia, vol. III, Pamplona, Aranzadi, 1984, págs. 3812-3813; F. Ruiz Cortés y F. Sánchez Cobos, Diccionario biográfico de personajes históricos del siglo xix español, Madrid, Rubiños-1860, 1998; J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705-1998), Madrid, Actas, 1998; F. González de Canales, Catálogo de pinturas del Museo Naval, Madrid, Ministerio de Defensa, Secretaría General Técnica, 1999-2006, 8 vols.; G. Medina Vílchez, Don Motril. Índice onomástico sobre Motril y los motrileños, Motril (Granada), Gabriel Medina Vílchez, 2008, pág. 1787.

 

Diccionario Biográfico Español

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