Ayuda

Rafael Rodríguez de Arias y Villavicencio

Biografía

Rodríguez de Arias y Villavicencio, Rafael. San Fernando (Cádiz), V.1822 – Madrid, 3.VIII.1892. Ministro de Marina.

Nació en plena época del trienio constitucional. Su padre era José Rodríguez de Arias y Álvarez de Campana, capitán general de la Armada, y su madre, María Villavicencio, de ilustre prosapia marinera. Ingresó como guardia marina en 1836 y sus primeros servicios a bordo lo situaron en diferentes acciones y comisiones destacando la desempeñada en 1844 integrado en la división naval que mostró la bandera en Tánger. En 1862 tomó parte en la expedición española a México a las órdenes del general Prim y a bordo de la escuadra del almirante Rubalcaba. El 16 de diciembre de 1861 se presentaron delante de Veracruz y del castillo de San Juan de Ulúa, que se entregaron a discreción, y Rodríguez de Arias fue nombrado gobernador de la fortaleza hasta la llegada del general Prim, el 7 de enero de 1862. Vuelto a España y ascendido a capitán de navío evidenció condiciones y aptitudes organizativas como secretario de la Junta Consultiva de la Armada en 1864. En el mando de la fragata Villa de Madrid, participó en el alzamiento en Cadiz de la escuadra en la llamada Revolución Gloriosa a impulsos del brigadier Topete, con el que mantiene lazos de estrecha amistad, y que propició el destronamiento de Isabel II. Creado por el referido Topete el Almirantazgo en 1869, Rodríguez de Arias fue su primer secretario. En 1872 ascendió a contralmirante y fue nombrado comandante general del arsenal de Cartagena y poco tiempo después comandante general de la Escuadra del Mediterráneo.

Vuelto de nuevo a la secretaría del Ministerio interina la cartera de Marina al salir el general Topete para la Campaña del Norte (23 de febrero a 6 de mayo de 1874), pero el 13 de ese mismo mes se le nombró en propiedad ministro de Marina en un gabinete Zabala, desempeñando el cargo hasta el 30 de diciembre en que, proclamado rey Alfonso XII, se constituyó un nuevo gabinete. Durante este primer mandato de Rodríguez de Arias se dictó la ley de 17 de julio de 1874 que concedía mayor categoría a los maquinistas al quedar equiparados a ciertos mandos subalternos. Disposición importante, quizás la única de cierto relieve que se tomó entre la caída de la Republica y la Restauración.

Nombrado comandante general de la Escuadra de Filipinas y del Apostadero, realizó una campaña obteniendo notables éxitos en la lucha contra la piratería joloana, siendo también nombrado senador por Santa Clara por estas fechas (1879-1882). En este último año fue nombrado capitán general del departamento marítimo de Cádiz, donde recibió a los nuevos Reyes en su primera visita departamental (1893). Casi de inmediato fue nombrado por segunda vez ministro de Marina en un gabinete liberal presidido por Sagasta. El nuevo ministro afrontó las nuevas estructuras de la Armada, con la creación de la Junta Directiva del Ministerio que dirigió la Marina con la Junta Superior Consultiva. Nació la Dirección de Material y el Tribunal Supremo de la Armada se refundió con el de Guerra bajo la denominación de Consejo Supremo de Guerra y Marina.

Relevado en la cartera ministerial por el almirante Valcárcel en un gobierno conservador, formó parte de la Junta de Organización creada por el nuevo ministro, si bien volvió a ser nombrado capitán general del departamento gaditano en 1884, acordando el Ayuntamiento de San Fernando titular una calle con su nombre en reconocimiento a la cesión por parte de la Armada de terrenos de su jurisdicción en la que tuvo intervención muy directa, así como por su resuelta actitud para impedir el despido de operarios del arsenal de la Carraca y su firme oposición al traslado de la Capitanía General a Cádiz. En las actas del Cabildo de San Fernando constan expresivas frases de gratitud hacia ese “benemérito hijo del pueblo”.

Otro gabinete Sagasta rescató a Rodríguez Arias para una tercera etapa ministerial, con un tiempo de mandato inusitado para la época (del 10 de octubre de 1886 al 21 de enero de 1890) y es en esta coyuntura cuando desarrolló una importante labor con el proyecto y aprobación del más importante programa naval de la Restauración, con la ley de 12 de enero de 1887, llamada también “Ley de Escuadra”. En su relevo al almirante Beranger, Rodríguez Arias, más inclinado a la negociación que su antecesor, decidió conservar el proyecto de aquel para no retrasar la tan diferida cuestión del programa naval. Cánovas continuaba siendo presidente de la comisión parlamentaria que entendía el asunto, lo que ayudó a sortear problemas. El 29 de febrero de 1896, el proyecto entró en el Senado, pero al parecer subsistían las prácticas dilatorias. La Época escribía: “Está a punto de naufragar la escuadra que aun no ha empezado a construirse”. Rodríguez Arias presionó a Sagasta y el proyecto, aprobado en el Senado por ochenta y dos votos afirmativos y once negativos, obtuvo la sanción regia el 12 de enero de 1887.

En dicha ley se le concedía a la Armada un crédito de 225.000.000 de pesetas para terminar las obras en curso del acorazado Pelayo y de algunas unidades más, así como la construcción de una serie de navíos que entonces se suponía eran los más adecuados para las necesidades navales de España, preocupada por el problema colonial que las constantes ingerencias norteamericanas complicaban de continuo. Esta ley disponía la construcción de cruceros, torpederos, cañoneros y lanchas cañoneras. Este programa, ciertamente criticado en algunos medios navales, no se basaba en una postura doctrinaria o de escuela, sino en el estudio del material naval que por entonces disponían los enemigos potenciales (Estados Unidos, Japón y China).

El programa, sin embargo, nacía lastrado financieramente y no pudo cubrir su construcción completa y los cruceros Infanta María Teresa, Vizcaya y Oquendo, que serían después hundidos en el combate naval de Santiago, se botaron fuera del tiempo proyectado. A pesar de los contratiempos sufridos, el Plan Naval de Rodríguez Arias representa la máxima expresión de la política naval de la Restauración, pues la mayor parte de los buques construidos con anterioridad a la ley fueron terminados gracias a ella. Los buques del programa representaban una clara homogeneidad; siete grandes cruceros y diez cañoneros torpederos. Pero el Plan fracasó en dos puntos importantes: construir una poderosa escuadra y dotar a España de unos astilleros privados viables —posiblemente la empresa resultaba demasiado ambiciosa para la época—. No obstante, la aprobación del programa generó un clima de confianza que persistió hasta la comprobación de su relativo fracaso.

Rodríguez de Arias, durante su tercera etapa ministerial, autorizó la construcción del submarino Peral (Real Decreto de 28 de abril de 1887) comenzando su construcción el 23 de octubre del mismo año en la grada del arsenal de la Carraca. También asistió el 20 de mayo de 1888 a la concentración naval de buques de diferentes escuadras celebrada en Barcelona izando su insignia en la fragata Numancia y autorizó, a finales de ese mismo año, la constitución de una nueva empresa de construcción naval en La Coruña.

Relevado en la cartera ministerial por el contralmirante Juan Romero Moreno (21 de enero de 1890) ascendió a vicealmirante y ocupó un puesto de dirección en el Consejo Superior de la Armada hasta su fallecimiento en Madrid, el 3 de agosto de 1892, con el sentimiento general de toda la corporación.

Rodríguez de Arias era marqués consorte de Blecua por su matrimonio con María Joaquina de Heras Mergelina Fenández de Valdespino, marquesa de Blecua, pero jamás hizo uso del título nobiliario.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Museo don Álvaro de Bazán (El Viso del Marqués, Ciudad Real), Hoja de Servicios.

S. Clavijo, La Ciudad de San Fernando Historia y espíritu, San Fernando, 1961; F. de Bordejé, Crónica de la Marina española en el siglo XIX, t. II, Madrid, Ministerio de Defensa, 1995; J. Cervera Pery, El Panteón de Marinos Ilustres, trayectoria histórica, reseña biográfica, Madrid, Servicio de Publicaciones del Cuartel General de la Armada, 2004.

 

José Cervera Pery

Personajes similares