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Carlos Chacón y Michelena

Biografía

Chacón y Michelena, Carlos. Cádiz, V.1816 – 18.IX.1863. Capitán de navío, primer gobernador general de la Guinea Española.

Nació en Cádiz, hijo de la caraqueña María Rita de Michelena y Moreno de Mendoza y huérfano del teniente de navío Francisco Chacón y del Valle, superviviente del combate de Trafalgar a bordo del navío Príncipe de Asturias, oficial destacado en el sitio de Cádiz cuando la guerra contra Napoleón, herido gravemente en las batallas de Ciudad Real y Talavera y muerto a la edad de treinta y tres años en acto de servicio en el naufragio del navío San Telmo. En el informe que el director de la Armada Juan María Villavicencio acompaña a la instancia del futuro guardia marina para solicitar de la real merced una plaza de gracia, se hace constar que el malogrado Francisco Javier Chacón “era de muy buena conducta y leal servidor del Rey por cuya circunstancia y los servicios prestados, estima el informante de que tomando S. M. lo expuesto conceda la plaza de gracia solicitada como hijo huérfano de padre muerto en acción de guerra”.

Ya en posesión del nombramiento de guardia marina (1832) y más tarde con la patente de oficial (1836) embarca en los navíos Héroe, Restauración, Marte y la fragata Perla, afecta a la División Naval del Cantábrico, tomando parte en las operaciones navales de la Primera Guerra Carlista, donde su nombre aparece como distinguido en varias ocasiones. Al demostrar especiales condiciones para el estudio, solicita y se le concede formar parte de los incipientes batallones de Artillería de la Armada, en los cuales alcanza el grado de teniente, pero más tarde vuelve a la Armada, cuando la guerra civil está en todo su apogeo, y toma parte en diversas acciones en el norte y Cataluña. Sus buques son ahora la fragata Isabel II, el mando del falucho Galgo, el vapor correo de ultramar Caledonia y el vapor Iberia. En un breve paréntesis de destino en tierra desempeña la ayudantía del Colegio de Aspirantes de Marina, pero embarca nuevamente, esta vez con el mando del vapor Velasco hasta que, promovido a capitán de fragata en 1856, luego de una breve permanencia al frente del Colegio Naval de Cádiz es nombrado comandante del vapor Don Antonio de Ulloa, del que pasa a tomar el mando del navío Vasco Núñez de Balboa, buque en el que habrá de desempeñar la más importante y honrosa misión de su vida militar y de la que se conoce sobradamente la dedicación y el celo con que la lleva a cabo.

La Crónica Naval de España es, en la mitad del siglo xix, una publicación de importancia no sólo en el ámbito marinero, sino en el político. Dirigida por el brigadier Lasso de la Vega, integrante en su día de la comisión nombrada para estudiar los resultados y consecuencias de la expedición Lerena, se preocupa del futuro de las posesiones españolas en el Golfo de Guinea, aboga por su efectiva ocupación en el ejercicio de unos derechos irrenunciables y trata de sacar de la indiferencia y la abulia a una gran parte de la opinión pública española bastante desengañada y desencantada por acontecimientos anteriores. Y es esta revista la que crea el clima idóneo para el desarrollo de esa expedición que debe autentificar la afirmación de los derechos españoles en el Golfo de Guinea, cuyo estado de abandono y olvido parece incomprensible tras la expedición de Lerena en 1852 que comportó indudables frutos y aconsejables experiencias, pero la confusión política del país y los intereses personales de algunos políticos impidieron todo asentamiento real y definitivo, que sin duda se hubiese conseguido con la proyectada segunda expedición cuyo mando se había confiado nuevamente al marino gaditano, y solamente y con mucha menor trascendencia pudo llevarse a cabo la expedición de 1845 compuesta por la corbeta Venus y el bergantín Nervión, buques que efectivamente visitaron aquellas aguas de paso y a la ligera, sin que quedase otra huella de su paso que unos cuantos muertos y la memoria que años más tarde publicó el comisionado Guillemard de Aragón.

Cuando la inquietud comienza nuevamente a crear un estado de alarma, el Gobierno decide la nueva expedición que ya no será un simple ensayo exploratorio, sino de asentamiento definitivo, mandando se apreste para salir el vapor Vasco Núñez de Balboa y su comandante el capitán de fragata Carlos Chacón “asuma a su llegada el mando y gobierno de aquellas islas”, para lo cual está investido del nombramiento de gobernador general por Real Orden del Ministerio de Ultramar (Primera Secretaría de Estado) de fecha 30 de marzo de 1858, y en el que en nombre de S. M.

la reina Isabel II refrenda la disposición el ministro Istúriz. Y a pesar del escepticismo e indiferencia de la época, la expedición despierta un notable interés informativo y de ella se ocupan no pocos periódicos de la época que colmaron de elogios al ministro de marina (José María de Quesada) como principal impulsor de la empresa, y así, en un interesante artículo publicado por la revista La América, se reproducían y mencionaban la mayor parte de los sucesos y circunstancias concernientes a las islas guineanas, tratando de despertar un sano entusiasmo nacional en la obra que a España le tocaba representar, y este toque de atención trascendió allende las fronteras, pues en la publicación francesa Le moniteur de la Flotte, del 11 de abril de 1858, puede leerse un largo artículo destinado a dar noticia de la expedición, y al referirse a las disposiciones del Gobierno con respecto a ella, muestra su inquietud y recelo de que el buen resultado de la misión “convierta a los españoles en dueños de una posesión muy ventajosa en la costa occidental de África, donde hace algunos años se dirige con grande actividad el comercio europeo”. Todo esto de una parte y, de otra, la indignada y justa reacción contra una nueva impertinencia inglesa aireada por la prensa con cierto retraso, de que el representante inglés en la Corte de España, Lord Howen, había dirigido una nota al Gobierno con la que pretendía se vetase el nombramiento de un comerciante español para el desempeño del puesto de gobernador de aquellos territorios, apoyaron e impulsaron la formación y puesta a punto de esta importante misión naval que, integrada por el vapor Vasco Núñez de Balboa, el bergantín Gravina, la goleta Cartagenera y la urca Santa María, zarpó de Cádiz el 19 de abril de 1858 bajo el mando del capitán de fragata Carlos Chacón y Michelena, quien, a su llegada a Fernando Poo, tomó posesión de su cargo de gobernador general y realizaó a partir de ese momento una importante labor colonizadora, con inteligentes disposiciones que acreditan sus buenas dotes diplomáticas y su capacitación para el cargo. confirmó como teniente gobernador a quien ejercía el título en nombre de España, el comerciante holandés Juan Lyslanger, y fue un acierto la medida, pues el holandés, calificado de “bravo ciudadano y buen cristiano”, gozaba de buen ambiente y respeto entre los naturales de la isla, al igual que el inglés Beecrof, nombrado por Lerena en la anterior expedición y muerto en 1854 cuando estaba a punto de partir mandando la expedición que habría de explorar el río Níger. Ambos funcionarios al servicio de España habían ejercido el gobierno con prudencia y mesura y, sobre todo, salvaguardado en lo posible los derechos hispanos que los propios gobernantes españoles de aquellos años parecían querer desconocer.

Chacón realizó durante su mandato notables obras tanto de régimen interno como la instalación del hospital, hermoso edificio para los de su tiempo, y la transformación y urbanización del camino de acceso de la playa a la ciudad, realizando el primer censo efectivo de la población, como de proyección exterior y asentamiento poniendo fin a las luchas internas entre los reyezuelos bengas Boncoro II y Munga; nombró a este ultimo gobernador de Corisco e hizo que los bengas de Cabo San Juan reconocieran como jefe a Bocono II, renovando el acto de sumisión a España d aquellos territorios comprendidos entre Río Campo y Cabo San Juan y anexionando, a petición de los propios indígenas, el territorio de Maciqui con expedición de carta de nacionalidad española a su jefe tribal. Sobre este importante suceso existe un informe remitido el 20 de noviembre de 1858 por el gobernador Chacón a los ministerios de la Guerra y de Ultramar en el que transmite la información con la que el comandante del bergantín Gravina le da cuenta de haber realizado la comisión ordenada en Cabo San Juan habiendo expedido carta de nacionalidad al jefe de Macqui que lo solicitaba con el mayor tesón e Iarque subió a bordo del Gravina, introducido por Boncoro, y con ello los seis pueblos del citado rey situados al interior del cabo San Juan y como a seis leguas de los de Boncoro, se convirtieron en españoles entre las mayores demostraciones de júbilo y entusiasmo. Este informe de Chacón mereció la satisfacción y complacencia de S. M. y la aprobación por escrito de la Dirección General de Ultramar de todo lo realizado por el marino gobernante.

La presencia de Chacón en Guinea y su labor colonizadora despertó de inmediato las suspicacias inglesas y sus protestas en el Parlamento no se hicieron esperar, y así, ante la orden de expulsión de los misioneros baptistas como opuestos a la legislación española en materia religiosa, el diputado Shafton planteó una interpelación al secretario de Negocios Extranjeros Fitzgerald, solicitando aclaración sobre si Fernando Poo —a su imaginativo y fantástico juicio, estación naval inglesa— iba a ser reconocida por Inglaterra como parte de los dominios de España, a lo que el propio Fitzgerald honestamente respondió que Fernando Poo no había pertenecido jamás a la corona de Inglaterra, aunque no dejaba de ser sometida la alocución del gobernador español a examen del gobierno inglés. Carlos Chacón fue relevado del mando del gobierno guineano por el brigadier Gándara, dando comienzo al llamado “gobierno de los brigadieres”. A finales de 1859 se produjo su ascenso a capitán de navío y su nuevo nombramiento de capitán del puerto cubano de Cárdenas, junto a la concesión de la encomienda de la Real Orden de Carlos III, en recompensa por sus servicios en el Golfo de Guinea.

Se le nombró más tarde comandante de la fragata Victoria que se construía en Inglaterra, pero minada y quebrantada su salud por los esfuerzos y sacrificios de su agitada vida, falleció en Cádiz el 18 de septiembre de 1863, cerrándose así una brillante hoja de servicios de la Armada española.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Bazán, Hoja de Servicios.

J. Cervera Pery, La Marina española en Guinea Ecuatorial, Madrid, Imprenta del Ministerio de Marina, 1968; C. González Echegaray, Historia del África Negra, Madrid, Editora Nacional, 1974.

 

José Ramón Cervera Pery

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