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Víctor Bernardino Sierra y Avelló Castrillón

Biografía

Sierra y Avello Castrillón, Víctor Bernardino de. Jarceley, Cangas del Narcea (Asturias), 6.V.1791 – Madrid, 22.XI.1877. Militar, mariscal de campo.

Víctor Bernardino de Sierra y Avello Castrillón fue bautizado el 14 de mayo de 1791 en la iglesia parroquial de Santa María de la Regla de Jarceley, concejo de Cangas de Narcea. Había nacido el 6 del mismo mes y año. Recibió los nombres de Víctor Bernardino, Tomás de Aquino, María de la Concepción, José, Alonso, Francisco de Asís, Juan de Nepomuceno, Tomás de Villanueva, Juan de Sahagún, Toribio Morgrovejo, Álvaro, Vicente Ferrer y Carlos Antonio.

En la fe de bautismo constan los nombres de sus padres y los de los abuelos paternos y maternos.

También consta el del padrino, que lo fue Belarmino- Antonio de Sierra y Quiñones, caballero de la Orden de Carlos III, arcediano de Tineo, dignidad y canónigo de la Iglesia Catedral de Oviedo, representado por Álvaro Antonio Martínez, cura de San Fernando.

Los servicios que prestó como militar Víctor Bernardino de Sierra y Avello Castrillón fueron variadísimos y notables: el 26 de enero de 1807, por concurrir en él todas las circunstancias requeridas, se le concedió plaza de cadete supernumerario en el Regimiento del Rey, 1.º de línea de Caballería, por concurrir en él todas las circunstancias de legitimidad, limpieza de sangre y nobleza requeridas para el ingreso, aunque sólo tuvo el goce de la antigüedad, hasta que, cuando se produjo vacante, pudo pasar a numerario.

El 20 de mayo del mismo año, a los dieciséis años, comenzó a servir en el regimiento y se dirigió con él a Hamburgo, a las órdenes del marqués de La Romana.

Pasó después, en el mismo destino, a la península de Jutlandia. Embarcó en Clarrús para Longueland, participó en la toma de esta isla y embarcó después para Gotemburg. Regresó a España con las tropas que mandaba Romana y desembarcó con ellas en Santander para enfrentarse con las tropas francesas en Asturias. Posteriormente pasó a León, Astorga y Salamanca y participó en los entrenamientos bélicos en Extremadura. El 24 de diciembre de 1808, alcanzó el grado de alférez. Pasó después a Sevilla y, una vez organizado el regimiento, con el grado de alférez de Caballería (que obtuvo el 18 de febrero de 1809), se incorporó al Ejército de Extremadura. Las tropas pasaron el Tajo en Almaraz y participaron en las acciones de Talavera el 24, 27 y 28 de abril. En la última acción, fue gravemente herido en la carga que sufrió su regimiento. Se curó de sus heridas en Guadalupe y en Sevilla. Salió de Sevilla con parte de su regimiento para dirigirse al condado de Niebla con el vizconde de Gaud. En el mismo destino, en 1810, se halló, con el general Copons, en las acciones de Trigueros, Gibraleón y Villarasa. Siempre en el mismo destino, estuvo bajo el mando del general Ballesteros hasta abril de 1811, en que pasó a Cádiz con licencia.

El 5 de mayo alcanzó el grado de teniente de Caballería.

Fue colocado seguidamente, en clase de agregado, al Regimiento de Calatrava en la Isla de León.

Permaneció allí hasta agosto, en que fue destinado, como teniente de Húsares de Cantabria, por lo que salió por mar para unirse en el norte al cuerpo al que pertenecía. Participó en las acciones de Vitoria, Tolosa e Irún, en los dos primeros días de julio y en la de San Marcial, en el paso del Bidasoa y frente a las líneas francesas de San Juan de Luz. Estuvo después en Briviesca con su regimiento hasta marzo de 1814.

Salió con un destacamento a unirse con el Cuartel General de Manuel Freire para participar en la acción y toma de Tolosa, en donde se distinguió a la vista de todo el Cuartel General. En mayo, participó en la toma del fuerte de Benasque. Obtuvo después licencia temporal por cuatro meses. Posteriormente, fue destinado a Ultramar con la división de Morillo, en el Regimiento de Dragones de la Unión. En 1815, por motivos políticos, fue destinado al Depósito de Oficiales de Sanlúcar de Barrameda y posteriormente a la Compañía de Flanqueadores del Segundo de Coraceros en la que se había refundido el Regimiento de Húsares de Cantabria al que había pertenecido anteriormente.

Permaneció en el mismo destino hasta julio de 1816, en que fue ascendido a capitán de Cazadores del Rey, Depósito de Ultramar, en la Isla de León.

En 1817, fue destinado a la Segunda Compañía de Lanceros del Rey. Se embarcó con el mando accidental del escuadrón el 1 de abril de 1817. Desembargó en Cumaná el 20 de mayo, quedando su escuadrón desmontado en aquel puerto. Participó después como voluntario en la expedición a la isla Margarita en clase de ayudante del brigadier Cantorac. En la isla, actuó en las acciones de la ciudad de la Asunción, Portachuelo de San Juan y toma del fuerte de Juan Griego.

Pasó después a Costa Firme. Desde Valencia (virreinato de Nueva Granada), se dirigió con su escuadrón, que había salido con el general en jefe al río Apure, y desde allí, con el general Aldama, a la provincia de Barinas. Permaneció en ella con el mismo brigadier y con el coronel Calzada hasta el regreso de su Escuadrón a San Carlos. Participó en la sorpresa y pasó de la Cabrera, acción de Maracay, en la villa de Cura y Quebrada de Semen, actuaciones por las que fue ascendido a teniente coronel. También participó en la acción de Cojedes el 2 de mayo de 1818. Fue destinado en junio al Nuevo Reino de Granada con el Cuadro del Escuadrón y, en octubre, fue nombrado teniente coronel mayor del Regimiento de Dragones de Granada, creado en Sogamoso bajo su dirección como jefe principal. Permaneció allí organizando el regimiento hasta que, en abril de 1819, pasó a los Llanos de Casanare con la Tercera División. El 25 de julio, estuvo en la acción del pantano de Vargas y en la de Boyacá el 7 de agosto. Su tropa fue la última en retirarse en aquella derrota. Pasó después a reunirse con el coronel Calzada en la Mesa de Juan Díaz y fue comisionado a Popayán y pasó después a Quito. A su regreso, se dirigió a Pasto en calidad de jefe de aquella División. Permaneció allí hasta fin de diciembre en que pasó a Quito y fue comisionado para ir a la ciudad de Cuenca. Regresó a Quito en mayo de 1820.

Fue destinado a Cartagena en junio. Se embarcó en Guayaquil y llegó a Panamá al mes siguiente. Embarcó después en Chagres, pasó a Jamaica, en donde se encontraba el virrey del Nuevo Reino de Granada, por estar sitiada Cartagena. Como se resentía en su salud, Víctor Bernardino se dirigió a La Habana para embarcarse el 25 de septiembre con destino a España.

Llegó a Cádiz el 5 de noviembre. Allí fue destinado al Depósito de Ultramar, en donde permaneció hasta mayo de 1822 en que se le concedió permiso para quedarse en Asturias durante ocho meses. El 29 de mayo, se le comisionó para perseguir la facción de Pola de Siero y consiguió derrotarla. En octubre, recibió nueva comisión para perseguir la facción de Collar y Escusado de Carceda con objeto de actuar en los concejos de Cangas y Tineo, parece que “levantados en masa”, y consiguió, con su gente, pacificarlos en ocho días, “batiendo toda aquella muchedumbre en el pueblo”.

En 1823, el conde de La Bisbal le encargó perseguir a Pelayo y Batanero, a los que batió en Bustarviejo, dos días después, junto con la guarnición de Guadalajara.

En abril, recibió el encargo de perseguir a Bessières, a quien derrotó en Sentu, siguiéndole hasta Tragacete.

En mayo, recibió el mando de otra columna de solo caballería con encargo de levantar el sitio de Cuenca y de derrotar la facción de Ito. Cumplido el encargo, se dirigió a Quintanar y derrotó a aquella “gavilla”, con muerte de sus jefes principales. Hizo sesenta prisioneros, con sus respectivos caballos. Batió después a la facción valenciana del cabecilla García en Almodóvar del Pinar. Una vez puestas a salvo la Junta y las demás autoridades de Cuenca, regresó a La Mancha, en donde asistió a la sumisión de Villa Robledo el 13 de junio. En julio, se retiró a Caravaca.

Mantuvo allí la comunicación con el ejército de Ballesteros en la zona de Chinchilla. A comienzos de agosto, con el general Zayas en Granada, fue destinado a Loja, al mando de una columna, con el fin de que averiguase la suerte corrida por el ejército de Ballesteros y para proporcionar recursos al de Zayas.

Después, se retiró a Málaga con el Ejército.

Víctor Bernardino fue nombrado ayudante de campo del general Riego. Pasó, con pliegos de éste, a Cádiz el 28 de agosto de 1823. Allí siguió la suerte de la guarnición de la ciudad, quedando “indefinido”, situación en la que permaneció hasta 1828. En ese año, permanecía en la citada clase, e impurificado en ambas instancias, sin opción a pensión alimenticia y así quedó hasta la muerte de Fernando VII. En el mes de febrero de 1834, fue comisionado para perseguir a los Cuesta en Extremadura y al Locho (el faccioso Manuel Adame de la Pedrada) en La Mancha, y a cubrir la izquierda del “Cordón Sanitario” en el Tajo. A finales de julio, fue reemplazado en el Tercero de Ligeros y pasó a Murcia. En 1835, se dirigió a Madrid con su regimiento. Permaneció en la ciudad hasta el 28 de marzo, fecha en que fue promovido a coronel del Tercero de Línea y se encargó del mando de aquel Cuerpo en Sevilla. Permaneció allí hasta el 31 de marzo de 1836, fecha en que salió, con dos escuadrones, por haber sido destinado al Ejército del Norte, en el Cuerpo de la Izquierda, en las Merindades. El 25 de septiembre, salió de su regimiento con ciento cincuenta hombres para perseguir a Sanz y a su facción.

El 24 de octubre, estuvo en la acción de Cornellana.

Pasó el vado del río con la Caballería. Su táctica allí parece que fue decisiva para derrotar a los facciosos.

El 15 de diciembre, fue destinado a observar la facción de Gómez, con un escuadrón y tres compañías de Infantería. Entró en Poza, siguiendo a la facción y logró salvar su establecimiento y tres depósitos: el de la Reina, el Mallorca y el Alcázar. El 18, salió con la columna del comandante Zurbano y alcanzó a los facciosos en Estremiana, con sólo la caballería, y consiguió vencerlos. Permaneció en Villarcayo hasta finales del año 1836. Por entonces, prestó el juramento prevenido en la Constitución Política de la Monarquía, en virtud del Real Decreto de 14 de agosto. En 1837, siguió en el Ejército de Operaciones de la Izquierda, al mando de su cuerpo, hasta el 14 de julio, en que pasó al de la Derecha, y en él permaneció hasta el 20 de septiembre. Entonces, con la división del barón de Carondelet, se dirigió a Castilla la Vieja. Al mando de la Caballería, participó en la acción de Valladolid el 24 de septiembre contra los facciosos capitaneados por Juan Antonio Zaratiegui. También tomó parte, el 5 de octubre, en la acción contra Retuerta. Al retirarse los facciosos, Sierra les persiguió con la división del general Lorenzo, encontrándose en Villarcayo el 24 de octubre, cuando el pretendiente don Carlos pasó a las provincias. Sierra permaneció el resto del año 1837 en los ejércitos de la Izquierda y Derecha, haciendo el servicio de compañía.

Víctor Bernardino, por Real Título de 11 de enero de 1838, fue nombrado brigadier de Caballería, en recompensa de sus méritos y servicios y especialmente como reconocimiento de cuanto había hecho en la acción de Cornellana el 24 de octubre de 1836. Por Real Cédula de 8 de marzo, fue nombrado caballero de 1.ª clase de la Nacional y Militar Orden de San Fernando en reconocimiento del mérito de su acción del 24 de septiembre de 1837 en Valladolid, al combatir a la facción de Zaratiegui.

Continuó en los Ejércitos de la Izquierda y Derecha, al mando de su Cuerpo. El 30 de enero de 1838, participó en la acción de Mena, consistente en tomar las líneas enemigas atrincheradas allí. El 20 de marzo, se dirigió con su regimiento, en la División del general don Fermín Iriarte, al mando de la brigada de Caballería, a perseguir la facción de Ignacio de Negri y Mendizábal, conde de Negri. Consiguió alcanzar y batir a aquella facción, entre Mallorga y Saelices. Con la victoria, fueron hechos prisioneros los componentes de las compañías de Cazadores de Vanguardia. En aquel choque, perecieron seis oficiales y veinticuatro soldados, casi todos de Caballería. Fueron hechos prisioneros quince oficiales con sus ciento ochenta hombres y rescatado el residuo de las valijas que habían sido interceptadas en Villacastín. También fueron dispersados los mozos que habían sacado de los pueblos. Se produjo allí “una numerosa deserción” con el terror de los vencidos, que huían a la sierra perseguidos por la Caballería. Víctor Bernardino, después de esta acción, regresó al Ejército de la Izquierda el 6 de mayo, al mando de su Cuerpo, hasta finales de junio, haciendo el servicio de campaña.

El 29 de mayo de aquel año (1838) fue promovido a mariscal de campo y nombrado ayudante general de Guardias de Corps. El 31 de julio, le fue concedida la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

Continuó en su destino en Madrid hasta el 8 de enero de 1839, en que causó baja por haberle dado su cuartel con destino a Asturias. Permaneció allí hasta junio de 1843. Contrajo matrimonio, a los cincuenta y dos años, el 23 de enero de 1843, con María Luisa Vázquez de Novoa, en la iglesia de Santo Domingo, perteneciente al palacio de Andés. Ella era natural de Valparaíso (Chile) e hija del coronel Juan Vázquez de Novoa, retirado, natural de Rivadavia (Orense), y de Ana Pla, natural de Cartagena, parroquia castrense de Santa María. El 11 de junio de 1843, se presentó en Valladolid para tomar parte en el llamado “alzamiento nacional”. Regresó a su destino de Asturias el 18 del mismo mes. Permaneció en él hasta el 22 de septiembre, en que, por Real Orden, pasó al ejército de Cataluña.

El 20 de octubre fue encargado del mando de la zona de la Barceloneta. El Cuerpo de la Izquierda tuvo a su cargo el bloqueo de la ciudad, hasta que se rindió.

El 7 de diciembre, fue nombrado general de la Cuarta División de aquel ejército y comandante general de la provincia de Tarragona. Continuó en este destino hasta que, por Real Orden, pasó a la situación de cuartel el 16 de septiembre de 1844. El 15 de octubre de ese año fue nombrado ministro suplente del Supremo Tribunal de Guerra y Marina, destino que mantuvo hasta el 10 de noviembre de 1850 en que pasó de nuevo a situación de cuartel. Continuó en ella hasta su fallecimiento.

Fue enterrado en la Sacramental de San Lorenzo y San José. Tuvo tres hijos: Víctor, María del Pilar y María de las Mercedes (de la que fue hijo el general Gonzalo Queipo de Llano y Sierra).

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. S-2705.

G. Anes y Álvarez de Castrillón, “Don Francisco de Sierra y Llanes. Su familia y nobleza”, en Hidalguía (Madrid), n.º 340-341 (mayo-agosto de 2010) págs. 309-395 (cf. 329- 330 y 382-385).

 

Gonzalo Anes y Álvarez de Castrillón, marqués de Castrillón

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