Manglano Baldoví, Vicente. Barón de Alcahalí y San Juan de Mosquera (XIV). Valencia, 18.IX.1933 – 30.IV.1990. Médico, aventurero, submarinista, caballero de Honor y devoción de la Soberana Orden Militar de Malta.
Vicente Manglano fue bautizado en la parroquia de San Esteban de Valencia. Hijo de Joaquín Manglano y Cucaló de Montull, XVIII barón de Llaurí y XV barón de Cárcer, y de María Baldoví y Miquel. Hermano de Joaquín (VII conde de Burgo de Lavezaro y XIX barón de Llaurí), Gonzalo (III marqués de Altamira de Puebla), Luis (XVI barón de Cárcer) y Javier (III barón de Beniomer).
Era doctor en Medicina, con especialidad en Medicina Deportiva. Cuando empezaban a conocerse las escafandras autónomas en España, fue, junto a Alberto Vázquez Figueroa y su hermano Gonzalo Manglano, uno de los tres primeros instructores que tuvo la primera escuela de buceo que hubo en España, a bordo del buque escuela Cruz del Sur (buque de tres palos, 90 tm de desplazamiento y 40 m de eslora), que dependía del recién creado Centro de Investigaciones y Actividades Subacuáticas. Formó parte del equipo del Cruz del Sur durante dos años (1957 y 1958), y durante ese tiempo instruyeron a miembros de la Marina, las Fuerzas Especiales, el Cuerpo de Bomberos, etc. Un año más tarde, en enero de 1959, se presentó voluntario, junto con sus compañeros del Cruz del Sur, para rescatar los cadáveres que había dejado la llamada “catástrofe de Ribadelago”, producida por la rotura de la presa de Vega de Tera que el día 9 de enero de 1959 inundó y arrasó el pueblo de Ribadelago. La inmersión fue muy peligrosa, en unas aguas heladas (con los trajes de goma de la época), sin visibilidad y tanteando entre el barro en busca de los cadáveres. En 1960 representó a España en el I Congreso Mundial de Actividades Subacuáticas que se celebró en Barcelona, junto con Vázquez Figueroa, Ametlla, Padrol, su hermano Gonzalo e investigadores como Cousteau, Taillez, Dumas, Roggi, Romanosky y Conrad Limbaugh.
En 1965 se enroló como marinero en El Olatrane Sanlúcar, réplica de la carabela de Cristóbal Colón, La Niña, con la que el capitán Carlos Etayo trataba de demostrar sus teorías sobre arqueología naval. El Olatrane partió de Bayona (donde había sido construido) el 7 de agosto de 1965, para acabar saliendo de Tenerife el 4 de septiembre. El viaje tuvo graves problemas, ya que aparecieron las calmas y tormentas del “Pote Negro”, de las que hay numerosas narraciones de los marineros de la época, especulándose en España, con portadas de periódicos como la de ABC, sobre el hundimiento del barco de Etayo, dado el retraso producido por las adversas condiciones climatológicas y la incomunicación del barco al viajar con los medios de los descubridores. Por fin, el 9 de noviembre fondeó en Paramaribo. Costearon hasta que el 26 de enero llegó al puerto panameño de Colón. Cruzaron por el canal de Panamá con destino a Acapulco.
Dados los vientos que soplaban, hubo que cambiar el aparejo e internarse en el Pacífico para luego volver y alcanzar Acapulco, lo que supondría nada menos que 9.000 millas de viaje. Entre otras muchas dificultades, en esta segunda parte de la travesía se presentó la llamada “broma”, molusco de nombre teredo navalis que se fija en el fondo de los buques de madera y taladra las tablas hasta agujerarlas. El Olatrane, como los buques de su época, sólo llevaba recubierto su casco de una capa de sebo y las vías de agua llegaron a tal punto que la tripulación tuvo que turnarse seis horas diarias para accionar la bomba y achicar el agua.
El velamen empezó a acusar los esfuerzos de la travesía rifándose y hubo que recoser y parchear a diario.
El 12 de abril la nave llegó a Puerto Triunfo, en El Salvador, tras 9.000 millas de navegación. Después el barco navegó hasta Acapulco.
Vicente Manglano fue uno de los siete montañeros valencianos, además de ser el médico del grupo, que compusieron la expedición “Groenlandia 70” y que se adentró en territorios nunca pisados por el hombre.
La expedición salió de valencia el 19 de julio de 1970 y permaneció treinta y cinco días en las tierras del interior de Groenlandia donde descubrieron un total de veinticinco cumbres y siete glaciares, además de establecer la cartografía de la zona, hecha hasta ese momento a base de cálculos. La expedición regresó a Valencia el 5 de septiembre.
En 1971 volvió a enrolarse con el capitán Etayo, esta vez en un carabelón de nombre Algarve y que también había sido construido según las investigaciones arqueológicas del capitán Etayo, con una eslora máxima de 7 m, manga máxima de 2’30 m, puntal en cuaderna maestra de 0’7 m, un mástil en candela con una vela latina y un pequeño bauprés con un foque, tres bancadas y seis remos. La travesía llevaría de San Sebastián a Santiago de Compostela. El buque salió de San Sebastián el 21 de julio y rindió viaje en Ribadesella el día 22. La tripulación estaba formada por el capitán Etayo, por los hermanos Gonzalo y Vicente Manglano. Los vientos fueron desfavorables y hubo que soportar varias galernas y recurrir al remo durante 22 millas.
En 1982 participó como médico de la expedición en la Primera Expedición Española a la Antártida, llevada a cabo en la goleta Idus de Marzo e impulsada por Guillermo Cryns. El Idus de Marzo partió del puerto asturiano de Candás el 15 de diciembre de 1982, y de Canarias hacia el sur el día 29. El 20 de febrero la goleta, llegaba a Punta Arenas y se esperaba a Guillermo Cryns junto al recién formado equipo expedicionario, formado por once personas.
Vicente Manglano, como médico de la expedición, tenía a su cargo la sanidad de los expedicionarios y desarrolló pruebas de supervivencia. La navegación pasó por Tierra de Fuego, cruzó el cabo de Hornos y el paso Drake; tras una navegación muy peligrosa entre icebergs y temporales, el 4 de marzo llegaron a la Antártida. Continuaron haciendo frente a ventiscas de nieve y fuertes vientos y, ya en suelo antártico, visitaron las diversas bases polares allí establecidas.
Recorrieron toda la zona y tomaron muestras de la fauna antártica. El día 17 de marzo, con una previsión meteorológica que anunciaba vientos de hasta 60 nudos en el paso Drake, iniciaron el viaje de vuelta a Tierra del Fuego, esta vez hacia el puerto argentino de Usuhaia, puerto al que llegaron el día 22 tras una navegación en la que el viento no bajó de los 45 nudos.
Era caballero (Gran Cruz desde 1957) de honor y devoción de la Soberana Orden Militar de Malta y de la Real Hermandad del Santo Cáliz, cuerpo de la nobleza valenciana. Fue el XIV barón de Alcahalí y San Juan de Mosquera, tras la cesión realizada por su padre, Joaquín Manglano y Cucaló de Montull, barón de Llaurí.
Vicente Manglano murió en Valencia el 30 de abril de 1990. Era soltero y murió sin descendencia.
Fuentes y bibl.: Archivo del barón de Llaurí (Valencia).
A. Rivera, Mi reino bajo el mar, Barcelona, Editorial Vicens Vives, 1964; ABC, 6 de septiembre de 1970, pág. 58; C. Etayo Elizondo, 14.000 millas en carabela por las rutas de Colón, Madrid, Editora Nacional, 1974; A. Vázquez- Figueroa, Anaconda, Barcelona, Plaza & Janés, 1975; A. R. Rodríguez González, En la estela de Colón. Carabelas y singladuras del Capitán Etayo, adaptación sobre textos de Carlos Etayo Elizondo, Madrid, Fundación Hernando de Larramendi, Fundación Mapfre Guanartene y Fundación Carabela Niña III, 1998; F. de Alós y Merry del Val y E. García-Menacho y Osset, “Los Manglano”, en Anales de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía (Madrid), vol. IX (2005-2006); A. Vázquez-Figueroa, Siete vidas y media, Barcelona, Ediciones B, 2009; http://www.sge.org/exploraciones-y-expediciones/galeria-de-exploradores/vii-exploradores-del-s-xx-el-reto-deportivo-y-la-investigacion/ javier-babe.html.
Alberto Vázquez-Figueroa