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Juan Martínez Villergas

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Biografía

Martínez Villergas, Juan. Gomeznarro (Valladollid), 1817 – Zamora, 8.V.1894. Periodista.

Desde muy joven comenzó sus actividades políticas y literarias. Ya en 1840 fundó los periódicos El Entreacto y El Seminario Pintoresco, hoja satírica por la cual fue tomado preso por el Gobierno de Narváez, siendo absuelto y sacado en andas de la cárcel. Al año siguiente escribió La Ingratitud, también de corte satírico.

En 1843 escribió Baile de las brujas, relato demoledor que ni sus propios amigos soportaron. Dirigió El Regenerador, primer órgano republicano de la Península. Unos meses después publicó Ir por lana, El padrino a mojicones y El Asistente. Además, en 1846 escribió Los Misterios de Madrid y colaboró con Iguals de Izco en El Cancionero del pueblo. Arrepentido de varios epigramas que figuraban en su violenta sátira El cuadro de la pandilla, en 1847 lanzó una segunda edición corregida. Más tarde escribió la serie Los políticos en camisa y los periódicos satírico-burlesco y político- literario: El tío Camorras y Don Circunstancias, desbordantes en críticas y burlas implacables, hasta que su Paralelo militar entre Espartero y Narváez lo llevaron a la cárcel y al destierro. Militó en el Partido Liberal y fue compañero de Benito Hortelano y Toro y Pareja, en sus andanzas políticas. Protegido por José Segundo Flórez, tomó el camino de París y colaboró en El Eco de ambos Mundos y en El Correo de Ultramar, donde prosiguió con su inquietante crítica sagaz y punzante, al punto de ser llamado “guerrillero” en su España natal. Fue en 1853 cuando Benito Hortelano le pidió que hiciera una refutación a la obra de Domingo Faustino Sarmiento, Viajes en Europa, África y América, y en poco tiempo compuso el libelo Sarmienticidio o A mal Sarmiento buena podadera.

Esta obra lo hizo popular en Buenos Aires, la edición se agotó inmediatamente. Los enemigos de Sarmiento lo empuñaron como un arma, y lo reprodujeron varios periódicos de la Confederación Argentina, además de hacerse reediciones en América y en Europa hasta cuarenta años después de su aparición.

Su pluma ágil y mordaz destiló toda la ira que los artículos de Sarmiento —criticando a España al regreso de su viaje por Europa— y se clavó fuertemente en el corazón de todos los españoles.

La Revolución de 1854 le permitió volver a su patria, y de inmediato fundó el periódico El Látigo. Fue nombrado cónsul español en Newcastle, Inglaterra, dejando unas interesantes crónicas de viaje, aparecidas en El Correo de Ultramar. Unos meses más tarde fue trasladado a Haití, pero durante el viaje, el general Narváez, su opositor político, le anuló el nombramiento.

Pasando grandes dificultades, logró establecerse en La Habana, allí publicó La Charanga. En México editó Don Junípero, y a causa de su ideología debió abandonar el país para regresar a Cuba. En 1859 publicó la novela La vida en el chaleco. En Cuba continuó fundando periódicos y revistas, siendo el más renombrado El Moro Muza, por su tono virulento.

Estrenó, además, algunas obras de teatro, escribió novelas y epigramas.

Llegó a Buenos Aires en 1874, y pronto se introdujo en el periodismo. Fundó el Antón Perulero, periódico satírico, con un material literario de excelente factura y una caricatura política muy lograda. Durante el gobierno de Nicolás Avellaneda fue suspendida su publicación por los excesos de su lenguaje.

Atacó en repetidas veces a Sarmiento, aunque éste jamás lo refutó. El Antón Perulero señaló una etapa en el periodismo ilustrado de Buenos Aires. Unos años después Martínez Villergas partió a Chile y Perú.

Cuando estaba en este último país, llegó la noticia a Buenos Aires de que estaba enfermo y muy pobre. La sociedad porteña lo apreciaba mucho, y de inmediato se constituyó una comisión protectora, realizando a su beneficio una conferencia-concierto en el teatro Colón, la noche del 13 de febrero de 1878. Regresó a Cuba, participando esporádicamente a través de algunas publicaciones, pero su vena satírica parecía ya agotada. A pesar de ello, llegó a publicar, en 1885, sus Poesías Escogidas, en dos tomos. Retornó finalmente a España, donde vivió varios años más, muy enfermo y en medio de un silencio conmovedor. Durante su larga vida llegó a publicar cincuenta libros. Utilizó los pseudónimos de El Jesuita, El tío Camorras y El Moro Muza.

 

Obras de ~: La Ingratitud, Madrid, 1841; Baile de las brujas, Madrid, 1843; Ir por lana, Madrid, 1843; El padrino a mojicones, Madrid, 1843; El Asistente, Madrid, 1843; Los misterios de Madrid, Madrid, 1846; Cancionero del pueblo, Madrid, 1847; El cuadro de la pandilla, Madrid, 1847; Los políticos en camisa, Madrid, 1850; Paralelo militar entre el Espartero y Narváez, Madrid, 1851; Sarmienticidio o a mal Sarmiento buena podadera, Madrid, 1853; Juicio crítico de los poetas españoles contemporáneos, París, 1854; La vida en el chaleco, La Habana, 1859; Los espadachines, Madrid, 1865; Obras completas, Buenos Aires, 1875; Poesías escogidas, Buenos Aires, 1885.

Bibl.: V. Lynch, El proscrito o biografía de “El Moro Muza”, Buenos Aires, Imprenta Americana, 1878; B. Hortelano, Memorias de Benito Hortelano, Madrid, Espasa Calpe, 1936, pág. 239; V. O. Cutolo, Diccionario de Alfónimos y Pseudónimos, Buenos Aires, Elche, 1962, págs. 60, 64 y 104; E. M. S. Danero, “Martínez Villergas, el enemigo de Sarmiento”, en Todo es Historia (Buenos Aires), n.º 59 (marzo de 1972), págs. 36-49; V. O. Cutolo, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, t. IV, Buenos Aires, Elche, 1975, págs. 450- 451; A. Espina, El cuarto poder: cien años de periodismo español, Madrid: Libertarias-Prodhufi, 1993, págs. 15-16.

 

Sandra Fabiana Olivero

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