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Luis Fernández López

Biografía

 

Fernández López, Luis. Oviedo (Asturias), 29.IV.1900 – París (Francia), 25.X.1973. Pintor.

Hijo de Enrique Fernández Echavarría, logroñés afincado en Oviedo como catedrático de universidad, y de la malagueña María Cristina López Báez, Luis Fernández quedó huérfano de madre en 1906 y de padre en 1909, lo que les obligó a él y a sus otros tres hermanos a trasladarse en esta última fecha a Madrid para vivir con su abuelo paterno y una tía materna suya. En esta ciudad permaneció hasta 1911, momento en el que el futuro pintor se trasladó a Barcelona, a casa de otro tío materno suyo, donde al año siguiente, a la mínima edad permitida, consiguió matricularse en el Escuela de Artes y Oficios y Bellas Artes de la Ciudad Condal. Allí conoció en 1913 a quien enseguida se convirtió en su primer gran maestro y protector, el pintor valenciano José Mongrell Torrent. Bajo su dirección es muy probable que el artista ovetense comenzara a realizar una primera obra instalada en la órbita de la pintura luminista. También se sabe que, tiempo más tarde, en la propia Barcelona, se dedicó a practicar la escultura, así como a realizar un poco antes meritorios trabajos en el terreno de las artes aplicadas y decorativas, como el repujado de cuero. Esta formación se completó en 1921 con su estancia durante unos meses en el Museo de Artes Industriales de Madrid, donde el artista desarrolló y perfeccionó su conocimiento de la técnica del batik.

Luis Fernández llegó a París, procedente de Barcelona, en noviembre de 1924. Al año siguiente entró a trabajar como cromista en una imprenta que utilizaba el offset en color, al mismo tiempo que inició su incursión en el medio artístico parisino, donde conoció a pintores como Henri Matisse, Georges Braque, Amédée Ozenfant y Charles-Édouard Jeanneret, y a escultores como Constantin Brancusi, Henri Laurens, Anton Pevsner y Jacques Lipchitz. En esos primeros años en la capital gala la escultura siguió siendo su campo de actuación. En enero de 1927 entró a formar parte como aprendiz de la logia masónica Fraternité, perteneciente al Grand Orient de Francia, y poco más tarde, en el mes de marzo, contrajo matrimonio con su primera mujer, Esther Chicurel.

En París, y ya como pintor, la influencia a finales de la década de 1920 del purismo de Ozenfant y Jeanneret y del neoplasticismo de Piet Mondrian y Theo Van Doesburg, con quienes Fernández también se relacionó, fue determinante. A esta abstracción geométrica, en la órbita de los grupos Art Concret, Cercle et Carré y Abstraction-Création, y tras un breve periodo de dos años, entre 1934 y 1936, dentro de lo que se podría denominar como un arte de síntesis, siguió el influjo que a partir de esa última fecha ejerció sobre su trabajo el surrealismo de André Breton, buen amigo suyo. Estos planteamientos estilísticos fueron evolucionando tras las huellas de la obra de Picasso, a quien Fernández conoció a finales de 1933, pero cuya ascendencia se empezó a notar entre 1936 y 1939 y, en especial, desde 1939 a 1944. Entre 1944 y 1952 se desarrolló su etapa postcubista, caracterizada sobre todo por el tratamiento de la naturaleza muerta, el paisaje y el retrato bajo esas coordenadas formales.

Fue en 1950 cuando Fernández celebró su primera exposición individual en la Galería Pierre de París. Para ese momento ya su estilo estaba decantándose, preludiando la que sería su etapa de madurez, que abarcaría de 1952 a 1970, singularizada, desde el punto de vista formal, por el cultivo de una figuración de carácter constructivo que él bautizó con el apelativo de “realismo plástico”, basada en el dominio de lo que llamó el método manual, intelectual y espiritual del pintor, así como en la fusión de lo mejor del arte de vanguardia con la gran tradición del pasado. Y ello a partir del cultivo de un conjunto de series de cuadros, en los que motivos como la rosa sobre una mesa, la rosa en un vaso, la marina, el cráneo, el cráneo con dos velas, el vaso con trozo de pan, las palomas, etc., se convirtieron en auténticos protagonistas de un paulatino camino de decantación y depuración formal, que alcanzó su máxima expresión en su última etapa, la que fue de 1970 a 1973.

Algunas de esas series ya pudieron verse en vida del artista en la exposición individual de la Galería Cahiers d’Art en 1956 y en la que su marchante Alexandre Iolas, a quien le unió una conflictiva relación, realizó en 1968. Entre una y otra, a Fernández, tras haber enviudado en 1954, le dio tiempo a contraer matrimonio con su segunda esposa Yvonne Bauguen en 1959. Fue ella quien le atendió, primero en el hospital y luego en su domicilio de la calle Jacques Mawas, del ataque al corazón que sufrió en 1968, ocasionado, entre otras cosas, por la presión que le generaba la precaria situación económica en la que se encontraba y que él achacaba al silenciamiento e invisibilización de su obra por parte de su marchante.  Importantes amigos y coleccionistas suyos fueron personalidades como René Char, María Zambrano, Cristóbal Balenciaga, Christian e Yvonne Zervos, Jean y Dominique de Ménil, etc. Muchos de ellos acudieron a su auxilio tras su infarto y prestaron obras para la gran retrospectiva que casi al final de su vida le dedicó en 1972 el Centro Nacional de Arte Contemporáneo de París (CNAC), que supuso el auténtico reconocimiento del pintor.

Luis Fernández falleció el 25 de octubre de 1973 en París, siendo enterrado, como era su deseo, junto a su primera esposa en el pequeño cementerio de Cantenac (Burdeos), donde también descansan los restos de su segunda mujer, muerta en 2008.

El núcleo más importante de su obra se aglutina en torno a las colecciones del Museo de Bellas Artes de Asturias, Fundación Telefónica y de Ménil.

 

Obras de ~: S/T, Colección particular, c. 1930; Abstraction, col. part., 1933-1934; Pintura erótica, Museo de Bellas Artes de Asturias, c. 1936, Tête de veau, Colección de Arte Contemporáneo de Telefónica, c. 1944; Rose, Colección Adelaïde de Ménil, 1952-1955; Crâne, Colección Jean y Dominique de Ménil, Houston, 1955; Crâne, Colección de Arte Contemporáneo de Telefónica, 1956-1958; Verre de vin et morceau de pain, Colección Javier Viar, Getxo, c. 1959-1961; Colombes, Colección de Arte Contemporáneo de Telefónica, 1965; Rose, Museo de Bellas Artes de Asturias, c. 1965; Plage de Normandie, Colección particular, c. 1970; Rose avec une bougie, Museo de Bellas Artes de Asturias, 1971-1973.

 

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Alfonso Palacio

 

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