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Cristóbal Balenciaga Eizaguirre

Biografía

Balenciaga Eizaguirre, Cristóbal. Guetaria (Guipúzcoa), 21.I.1895 – Jávea (Alicante), 24.III.1972. Modisto.

Este hombre singular sintió muy pronto su vocación y, apoyado en su juventud por la marquesa de Casa Torres, inició su discreto peregrinar por el mundo de la costura para, más adelante, ser proclamado durante más de treinta años rey indiscutible en el París de la moda.

Balenciaga afirmaba que “un costurero ha de ser arquitecto en los patrones, escultor en las texturas y volúmenes, pintor al elegir el colorido, músico para la armonía y filósofo en la mesura o medida”. Al dar cumplimiento a estas normas, su nombre se convirtió en sinónimo de perfección y elegancia. Sus fuentes de inspiración fueron siempre de raíces españolas, ya que dirigió su mirada hacia Velázquez, Zurbarán o al folclore de toreros y gitanas, como también hacia la sencillez de los blusones y botas de los pescadores vascos.

Goya le inspiraba coqueterías de encajes y lazos, todo lo cual confería a sus creaciones una belleza fastuosa, pero a la vez una gran simplicidad que transmitía un efecto teatral de ceremonia.

En 1908, con trece años, copió un traje para Blanca Carrillo de Albornoz y Elío, VI marquesa de Casa Torres (Pamplona, 30 de mayo de 1869 – Madrid, 14 de agosto de 1935), la cual le apoyó para que pudiera trasladarse a Madrid, donde comenzó a trabajar en un taller. Con dieciséis años abrió su primer taller en San Sebastián, donde adaptó moda parisina para su clientela. En esta ciudad, elegante destino estival, abrió en 1915 su propia casa de costura con su nombre y tuvo entre sus principales clientes a la Familia Real y a distinguidos miembros de la aristocracia. Veinte años después, en 1935, abrió casa en Barcelona con el nombre de EISA, primeras letras del apellido de su madre. No obstante, en 1936 abandonó el país al estallar la Guerra Civil. Se trasladó primero a Londres y poco más tarde se instaló en París, donde fue ayudado por mecenas y casas textiles. Allí abrió su salón y presentó sus colecciones en el número 10 de la avenida Georges V. Al finalizar la guerra española y a instancias de la marquesa de Casa Torres abrió EISA en Madrid, en el número 3 de la Gran Vía. En esos años inició las creaciones que le dieron fama, como la manga con cuadrado y los drapeados en la espalda. En 1944, y gracias a su carácter innovador y a su influencia en el cambio de la silueta femenina de la época, llenó las crónicas de las revistas especializadas. Además, en 1947, creó Le Dix, su primer perfume, mundo por el que también se sintió atraído durante su dilatada vida profesional.

A partir de 1948 y hasta 1960, sus temas creativos se recrean principalmente en Velázquez y los trajecitos negros, despega el cuello del escote en los abrigos, las espaldas son amplias e inventa el traje-túnica, la camisola, la línea saco y desplaza el talle de la mujer a su antojo. La simplicidad de sus modelos de calle contrastaba con audacias asimétricas para la noche. Balenciaga manejó como nadie el volumen en faldas abullonadas, mangas balón, baby-dolls con la gracia de los modelos de Zurbarán, además de poseer un instinto creativo a la hora de elegir tejidos como el tafetán, cloque o gazar. Por último, otra nota predominante de su estilo fue el modo tan original de tratar el color, al combinar opuestos y tonos vibrantes, además de colaborar estrechamente con la industria textil al crear bordados de gran belleza y modernidad.

El 12 de mayo de 1958 fue nombrado caballero de la Legión de Honor francesa y, en 1960, realizó para la reina Fabiola de Bélgica —a la sazón, nieta de su mecenas, la marquesa de Casa Torres— su vestido de novia.

En sus talleres se formaron futuros creadores, como Emmanuel Húngaro y Courrèges, y mantuvo una gran amistad con Hubert de Givenchy.

En 1968 decidió poner punto final a su labor creativa, y después de la colección de esa primavera, cerró su casa de París con quinientos trabajadores, la de Barcelona con ciento treinta y la de Madrid, en 1969, con otros doscientos cincuenta empleados. Su último trabajo lo realizó en 1972, poco antes de su fallecimiento, y fue el diseño del vestido de novia de la que fue duquesa de Cádiz, en los talleres de José Luis Molina, supervisado por su fiel Felisa.

El Metropolitan Museum of Art de Nueva York reconoció su inmenso talento al programar, en 1973, una exposición con su obra que fue organizada por la gran experta en moda Diana Vreeland y desde entonces son muchas las exposiciones que se le han dedicado en el mundo entero. Recientemente la Fundación Cristóbal Balenciaga, con sede en Guetaria, su ciudad natal, ha reunido una importante colección de sus diseños.

 

Bibl.: VV. AA., The world of Balenciaga, catálogo de exposición, New York, Metropolitan Museum of Art, 1973; Hommage à Balenciaga, Paris, Musée Historique des Tissus, 1985; M.ª A. Jouve, Balenciaga, New York, Universe-Vendome, 1997; Cristóba l Balenciaga: Kubo, Kutxaespacio del Arte, San Sebastián, 2001; Cristóba l Balenciaga & la Marquesa de Llanzol, Guetaria, Fundación Cristóbal Balenciaga, 2004; Apaindura Xumearen luxua/El lujo de la sobriedad, Guetaria, Kristobal Balenciaga Fundazioa, 2006; M. Arzalluz, Cristóbal Balenciaga. La forja del Maestro (1895-1936), San Sebastián, Nerea-Diputación Foral de Guipúzcoa, 2010.

http://www.cristobalbalenciagamuseoa.com/

 

Meye Maier Allende