Rodríguez García, Paulino Vicente. Oviedo (Asturias), 5.XI.1900 – 13.VIII.1990. Pintor.
Nació en el seno de una familia modesta, pues su padre era un artesano zapatero, natural de Luarca, que se instaló en Oviedo para trabajar en “La Imperial”. Los primeros contactos con el arte los realizó a través de las clases de dibujo artístico que se impartían en el Círculo Católico de Oviedo; y en 1915 conoció a Ángel Aguilar, un dominico aficionado a la pintura, que le dejaba asistir a su estudio. Realizó estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Oviedo (1915-1918) con los pintores José Pérez Jiménez y José Uría y Uría. En septiembre de 1919 se trasladaba a Madrid con una beca de la Diputación Provincial de Oviedo para cursar estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, y dos meses después ingresó en la Residencia de Estudiantes donde compartió pabellón con los asturianos Antón Torner, Pachín Salas y Emilio Vela, permaneciendo en dicha institución hasta 1922. Vinculado a la Generación del 27, frecuentó las tertulias de los cafés de moda donde trató a Alejandro Casona, Gerardo Diego y, a partir de 1924, a Ramón Pérez de Ayala con el que mantuvo una sólida amistad hasta la muerte del escritor. Entre 1929 y 1931 residió en Roma, becado por la Diputación Provincial para completar estudios; a partir de 1933 se dedicó a la docencia artística en institutos de enseñanza media y, después de la Guerra Civil, desempeñó los cargos de jefe de artesanía (1941), conservador de obras de arte de la Diputación Provincial (1946) y restaurador de obras de arte de dicha institución (1952).
En el arte de Paulino Vicente se pueden diferenciar dos etapas. La primera de ellas se halla dentro de una línea innovadora y experimental que coincide con sus años de formación y se cierra con el estallido de la Guerra Civil Española. La pintura de la primera época está marcada por la impronta del realismo, la tradición artística asturiana y el surgimiento de los regionalismos. Durante estos años realizó una abundante actividad pictórica que se traduce en la realización de obras tan significativas como De Endecha (1925), pintada en la aldea ovetense de Cortina, La casa la Vieya (1925) o La Cuatreada (1926) que se inscriben dentro de la línea del regionalismo ambiental. Aunque nunca abordó de manera directa el realismo político, en 1926 los periódicos asturianos de tendencia más progresista como La Aurora Social o el madrileño El Socialista, no dudaron en calificar a Paulino Vicente como pintor comprometido con los ideales socialistas, de ese mismo año es el Retrato de Pablo Iglesias, realizado por iniciativa propia. A finales de esta década, su pintura sigue manteniéndose en una línea cercana al realismo social; de estos años son los carteles anunciadores de la exposición de artistas asturianos en el Heraldo de Madrid, realizados conjuntamente con el cartelista Germán Horacio, o La Ciega (1928) obra maestra del realismo. No obstante, la pintura más innovadora de Paulino Vicente se corresponde con la serie de retratos realizados en los primeros años 30, pues la mayor parte de estas obras se desligan de toda retórica clasicista y denotan una modernidad incuestionable; la mayoría de ellos evidencian la importancia y elegancia de la línea, que pone al descubierto referencias a la pintura italiana y al Art Nouveau; se trata de retratos sintéticos y elaborados con una paleta más clara, que denotan un estudio de extraordinaria agudeza y plasticidad.
La segunda etapa, que se podría llamar “formalista,” se produce a partir de 1940, con la adopción del academicismo clasicista, pero con una producción pictórica que se mantiene fiel al realismo. Fue, durante estos años, cuando desarrolló su faceta muralista que le convierte, sin duda, en el muralista más significativo del contexto asturiano; estos trabajos le permiten adentrarse en la temática religiosa, histórica y alegórica, siguiendo fórmulas monumentales muy apegadas a la tradición académica; obras como La Anunciación (1940) de la iglesia parroquial de Villaviciosa (Asturias), El paso de Alfonso VI por Pajares camino de Oviedo (1952) en el Parador de Valgrande en Pajares, o La Alegoría del Ahorro (1960) de la sede central de Cajastur en Oviedo, destacan por un gran dominio técnico. Trabajó, asimismo, el paisaje, escenas de costumbres, bodegones, temática religiosa y, sobre todo, retratos. Excelente captador de psicologías y con gran dominio del dibujo, fue considerado uno de los mejores retratistas de su tiempo. Entre 1970 y 1974 viajó por Inglaterra, Estados Unidos, Puerto Rico y México donde realizó excelentes retratos de Salvador de Madariaga, Pau Casals, Gerardo Diego, Luis Buñuel y Henry Moore.
Entre otras facetas artísticas destacan el diseño de las vidrieras del Gobierno Militar de Oviedo y el desaparecido grupo escultórico del Apostolado para la iglesia de San Lorenzo de Gijón. Además, ilustró algunos libros como el Cancionero de Torner o El curandero de su honra de Ramón Pérez de Ayala.
Poco asiduo a las Nacionales de Bellas Artes, consiguió una bolsa de viaje en la de 1926 y una tercera medalla en 1948.
Obras de ~: Cabeza de Manolo, 1918; La puerta de los frailes, 1918; La bruja de mal de ojo, c. 1921; Calle Salsipuedes, 1923; De Endecha, 1925; La cuarteada, 1926; Retrato de Pablo Iglesias, 1926; La ciega, 1928; La sombra de la catedral, 1929; Serie de paisajes italianos, 1929-1931; Cabeza de Paulinín, 1930; Margarita Herrero, 1931; Calle Uría, 1935; La Anunciación, Iglesia de Villaviciosa, 1940; Fray Juan el pobre, 1948; Jugadores de bolos, INSALUD Langreo, 1949; El paso de Alfonso VI por Pajares camino de Oviedo, Parador de Valgrade, 1952; San Juan degollado, Iglesia de Villamanín, León, 1952; Alegoría del Ahorro, Sede Central de Cajastur de Oviedo, 1960-1961; Retratos de rectores para la iconoteca de la Universidad de Oviedo, 1940-1975; Serie españoles fuera de España, 1970-1971; Retrato de Henry Moore, 1974.
Bibl.: “La exposición de Bellas Artes”, en El Carbayón (Oviedo) 15 de octubre de 1918; J. Díaz Fernández, “Artistas: Paulino Vicente”, en Periódico España (La Habana), 25 de mayo de 1919; A. Camacho, “La exposición Paulino Vicente”, en La Prensa (Gijón), 14 de julio de 1921; J. Francés, “Exposición de artistas asturianos”, en La Esfera (Madrid), XIII, nº 643 (1 de mayo de 1926); F. Alcántara, “La Exposición Nacional de Bellas Artes, Sala XX”, en El Sol (Madrid), 28 de mayo de 1926; J. Francés, “Tres pintores”, en Nuevo Mundo (Madrid), XXXIII, nº 1701 ( 27 de agosto de 1926); J. Alberti, “Paulino Vicente en la Exposición Nacional,”, en La Nueva España (Oviedo), 20 de junio de 1948; M. Sánchez-Camargo, “Una obra Antológica en el Círculo de Bellas Artes”, en Pueblo (Madrid), 1 de febrero de 1966; J. A. Cabezas, “Encuentro con la pintura asturiana en Oviedo y Gijón”, en ABC, (Madrid), 25 de agosto de 1967; J. Villa Pastur, “La pintura desconocida de Paulino Vicente”, en Asturias Semanal (Oviedo), n.º 116 (14 de agosto de 1971); G. Diego, “Paulino Vicente en su Oviedo original”, en La Nueva España (Oviedo), 9 de marzo de 1980; VV. AA., Paulino Vicente. Su vida y su obra, Oviedo, Caja de Ahorros de Asturias, 1980; C. Cid y A. Fernández, La imagen de Oviedo en la pintura de Paulino Vicente, Oviedo, Banco Herrero, 1988; R. Suárez, “Oviedo en la pintura de Paulino Vicente”, en La Nueva España, 14 de enero de 1988; A. Fernández López, “Paulino Vicente: la vida a través de la pintura”, en Revista Vetusta (Ayuntamiento de Oviedo), nº 45 (1990); J. Barón y A. Fernández, Paulino Vicente, 1900-1990, Barcelona, Fundación La Caixa, 2000; A. Fernández López, La pintura de Paulino Vicente. Tradición y Renovación, Oviedo 2000; “Paulino Vicente, 1900-1980”, en Pintores Asturianos, Oviedo, Banco Herrero, 2004, 2 vols.
Amparo Fernández López