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Pedro Tintorer y Segarra

Biografía

Tintorer y Segarra, Pedro. Palma de Mallorca (Islas Baleares), 12.II.1814 – Barcelona, 11.III.1891. Pianista, pedagogo y compositor.

Pertenece a la segunda generación de compositores románticos que consolidan la expansión del romanticismo y a la que también pertenecen los pianistas Juan María Güelbenzu, José Miró y Florencio Lahoz.

Inició sus estudios musicales en Barcelona con el maestro Ramón Vilanova. Posteriormente, amplió su formación instrumental en el recién creado Real Conservatorio de Madrid, donde ingresó en 1832 en la clase de Piano de Pedro Albéniz y de composición de Ramón Carnicer. Dos años más tarde, se trasladó a París para ampliar sus estudios en el Conservatorio bajo la dirección de Piere Zimmerman, jefe del Departamento de Piano en el Conservatorio de París entre 1820 y 1848. De 1836 a 1850 se instaló en Lyon, donde se dedicó a la enseñanza y, según Saldoni, estudió con Franz Liszt durante un año (1844).

Después de su estancia en el extranjero, regresó a Barcelona (1850), donde ocupó el cargo de profesor de Piano en el Conservatorio del Liceo. Contribuyó a la formación de la escuela catalana de piano, ya que entre sus alumnos se encontraban Claudio Martínez Imbert y Juan Bautista Pujol, el maestro de Viñes, Albéniz, Malats y Granados. La base de su sistema pedagógico se configura en su obra didáctica, formada por su Curso completo de piano estructurado en cinco partes: 25 Estudios de mecanisme et de style, Op. 100; 12 Grandes Etudes de Mécanisme et de Style Op. 101; 30 Estudios fáciles y progresivos de mecanismo y estilo Op.

102; 25 Estudios de mecanismo y estilo Op. 103 y Método teórico práctico Op. 104. Además de este curso, destaca su Gimnasia Diaria para el pianista Op. 106, Escuela de preludiar y Escuela completa del piano. Sus obras didácticas fueron declaradas de texto oficiales en centros españoles y extranjeros.

El autor definía en el prólogo cuáles eran sus objetivos: “Al publicar el presente método y estudios para piano, que abrazan desde los primeros rudimentos hasta vencer las mayores dificultades, he procurado seguir un escuela que haga adelantar progresivamente al discípulo de un modo ameno y agradable, condición precisa e indispensable para adelantar, en los primeros pasos siempre difíciles [...]. He procurado al mismo tiempo que estos estudios sean lo más completos posibles, a fin de que, cuando el discípulo los haya vencido y dominado, esté en el caso de allanar las dificultades que se le presenten, al interpretar aquellos autores que quiera estudiar; si bien es imposible presentar todas las combinaciones y dificultades pueden ofrecer en un instrumento que de por sí las tiene [...].

Tampoco hemos descuidado el estudio del estilo, que debe formarse a la par que el del mecanismo, porque el que desde un principio abandona, adquiere vicios, imposibles casi, después de corregir, como sucede con todas las cosas de la naturaleza, y nunca se adquiere el verdadero gusto, pura ejecución, y consiguiente sentimiento y expresión, sin la cual la música pierde completamente su encanto”.

Después recomienda que los ejercicios para los cinco dedos sean transportados a todos los tonos, con lo que se lograrán dos ventajas: se evita al oído la monotonía de escuchar constantemente la reproducción de las mismas notas y en segundo lugar y más importante: aunque la digitación no cambie, varía la distancia y posición de los dedos entre sí, viéndose violentado el principiante con las distintas combinaciones de teclas blancas y negras, que no solo afectan al mecanismo, sino a la parte mental, a la que acude siempre cualquiera de nuestros órganos cuando no funciona con facilidad.

Tintorer sigue el modelo de todos los métodos que se publican en el momento, pero en sus consejos se puede apreciar una escuela diferente a la que propugna el que fuera su maestro, Pedro Albéniz. Además se constata el uso de aparatos mecánicos para facilitar el estudio del piano: “Aconsejamos al discípulo use el guia-manos de Kalbrenner, que debe colocarse al nivel del teclado, al apoyar sus muñecas en él, no debe recargar ni las manos ni el cuerpo”.

Fue colaborador del Anfión Matritense (1843), junto a Indalecio Soriano Fuertes, Pedro Albéniz, Francisco Frontera Valldemosa y Florencio Lahoz.

Como compositor abordó prácticamente todos los géneros: música vocal, sacra, orquestal, cámara, sin embargo su producción se centró principalmente en la música para piano. La mayor parte responde a un fin didáctico, tal y como reflejan las ocho sonatinas para cuatro manos que publicó en la colección de obras escogidas para piano de Pedro Tintorer, publicada por Ildefonso Alier tras su muerte en el primer tercio del siglo xx. Según el propio Tintorer, las Sonatinas son lecciones de conjunto que recorren todas las dificultades del piano de la época al mismo tiempo que practican distintas formas —la mazurka, el bolero, el allegro de sonata o la marcha— en piezas de un solo movimiento. El resto de su producción está formada principalmente por danzas de salón: Los Guardias de Carlos IV, Minueto militar para piano, Bebe Leontina y Rosina, polkas de salón, Pavana para piano, Reina Regente, Mazurka para piano, Sarabanda de Felipe IV y valses como Conversación y vals para piano y el gran vals de salón Flor de España donde combina los recursos populares españoles con el estilo de vals a la “gran manera” con un crescendo a lo Rossini.

Sus obras eran plenamente aceptadas en los salones burgueses catalanes y algunas de sus obras eran regaladas por la suscripción a revistas filarmónicas con suplementos musicales como Notas Musicales y Literarias (1882-1883), dirigida por Felipe Pedrell.

 

Obras de ~: Curso completo de piano estructurado en cinco partes: 25 Estudios de mecanisme et de style, Op. 100, A. Vidal/ Faustino Bernareggi, c. 1876; 12 Grandes Etudes de Mécanisme et de Style Op. 101, A. Vidal/Faustino Bernareggi, c. 1876; 30 Estudios fáciles y progresivos de mecanismo y estilo Op. 102, A. Vidal/Faustino Bernareggi, c. 1876; 25 Estudios de mecanismo y estilo Op. 103, A. Vidal/Faustino Bernareggi, c. 1876 y Método teórico-práctico dividido en dos partes, Ob. 104, A. Vidal /Faustino Bernareggi, c. 1876; Gimnasia Diaria para el pianista Op. 106, Colección de ejercicios, Fem de Climent e hijo. Véase también, M. bergadà, “Tintorer y Segarra, Pedro”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, vol. X, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2001, pág. 300.

 

Bibl.: A. Salazar, Los grandes compositores de la era romántica, Madrid, Aguilar, 1958; L. Powell, A History of Spanish Piano Music, Bloomington, Indiana University Press, 1980; C. Gómez Amat, Historia de la música española. 5. Siglo xix, Madrid, Alianza Editorial, 1984; A. Ruiz Tarazona, “Liszt en Madrid”, en Revista de Musicología (Madrid), X, vol. 3 (1987); G. Salas Villar, El piano romántico español (1830-1855), tesis doctoral, Oviedo, Universidad, 1998 (inéd.); C. Alonso, La Canción Lírica Española en el siglo xix, Madrid, Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 1998; M. Bergadà, “Tintorer y Segarra, Pedro”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la música española e hispanoamericana, op. cit.

 

Gemma Salas Villar

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