Morales de los Ríos y Luque, José. Cádiz, 16.XII.1782 – 28.XII.1843. Jefe de Escuadra.
Hijo de José Morales de los Ríos Salazar, peruano, y de Rosa Luque, sevillana. El 15 de diciembre de 1797 sentó plaza de guardiamarina en el departamento de Cartagena, cuya Academia había sido fundada en 1776, recibiendo la primera promoción en febrero de 1777. Concluidos los estudios elementales embarcó en agosto de 1799 en la fragata Matilde y, hasta su regreso a la Academia para los exámenes finales, pasó por el jabeque Lebrel y los navíos Atlante y San Antonio. En aquel entonces, España estaba en guerra con Inglaterra desde el 5 de octubre de 1796.
En enero de 1802 se le destinó a la fragata Rufina y con ella llevó al Callao la noticia de la Paz de Amiens, firmada por las naciones beligerantes el 27 de marzo de aquel año. En Callao trasbordó a la corbeta Cástor, destinada a levantar los planos hidrográficas de las costas de Guatemala y Nicaragua. Había ascendido a alférez de fragata con antigüedad del 5 de octubre de 1802.
Estando en paz con Inglaterra, el 5 de octubre de 1804, cuatro fragatas españolas, con caudales, procedentes de Montevideo, son atacadas por los ingleses en el cabo de Santa María, hundiendo a una de ellas y llevándose prisioneras a Plymouth a las otras tres. Ello fue motivo para que el 12 de diciembre del mismo año España declarase la guerra a la Gran Bretaña, desembocando en el desgraciado combate de Trafalgar aquel 21 de octubre de 1805. Enterados de la declaración de guerra, la corbeta Cástor regresó al Callao y Morales de los Ríos embarcó sucesivamente en los bergantines Flecha, Peruano y Alavés, realizando diferentes cruceros y comisiones por aquellas aguas durante el conflicto.
Ascendió a alférez de navío el 23 de febrero de 1809 y al año siguiente regresa a Cádiz a bordo del navío San Pedro de Alcántara.
Rotas los hostilidades con los franceses por la Guerra de la Independencia, se le confirió el 28 de octubre de 1810 el mando del cañonero n.º 1, afecto a las fuerzas sutiles del arsenal de La Carraca. Actuó en todos los ataques que tuvieron lugar contra las baterías enemigas del Trocadero de Puerto Real, cooperando con el cañonero de su mando en la batalla de Chiclana, por cuya actuación lo premiaron con la Cruz de distinción de dicha batalla, así como con la de la Marina Laureada. Permaneció en las fuerzas sutiles gaditanas hasta el 28 de enero de 1812 en que embarcó en la corbeta Sebastiana para llevar correspondencia oficial y particular a varios puertos de la América septentrional, regresando en octubre del mismo año. Ascendió a teniente de fragata el 13 de febrero de 1813 y en la Sebastiana rindió viaje al Callao, en cuyo puerto se le destinó al navío Asia, volviendo a Cádiz en mayo de 1815 y obteniendo el ascenso a teniente de navío el 25 de julio del mismo año. Contrajo matrimonio en 1816 con Josefa Septién y Salinas.
En enero de 1817 se le confirió el mando del bergantín- goleta María Isabel, destinado a proteger en los cabos de San Vicente y Santa María la recalada de los buques procedentes de América. En octubre cesó en el mando del María Isabel y se hizo cargo del bergantín de guerra Voluntario, con el que realizó un viaje redondo a América del Norte, llevando correspondencia.
Cuando volvía del segundo viaje se encontró el 5 de junio de 1819, a la altura del cabo de San Vicente, con un bergantín corsario de Buenos Aires, de los que cruzaba de Cádiz a La Coruña en captura de presas españolas.
Sostuvo con él un reñido combate, obligándolo a huir después de tres horas y media de lucha. Por este hecho se le ascendió el 13 de julio al empleo superior de capitán de fragata y se le concedió la Cruz de la Marina de Diadema Real.
El 12 de noviembre de 1822 se le nombró segundo comandante del navío San Julián y en mayo de 1823, en igual cometido, pasó al navío Asia, con el que concurrió a las operaciones del sitio de Cádiz, sostenido por el ejército francés de los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando del duque de Angulema. Terminada la tensión de guerra y finalizado el sitio, el 1 de octubre de 1823 el rey Fernando VII y su familia pasaron de Cádiz al cuartel general de los franceses en El Puerto de Santa María.
Por Real Orden de 10 de mayo de 1824 obtuvo Morales de los Ríos el mando de la fragata Perla, con la que realizó varias comisiones en las costas españolas protegiendo el comercio con América. Ascendido el 14 de julio de 1825 a capitán de navío, salió al mes siguiente desde Ferrol con la fragata de su mando, en unión de las también fragatas Lealtad e Iberia y el bergantín Vengador, rumbo a Puerto Rico y La Habana, escoltando un convoy de tropas destinada a socorrer al brigadier de la Armada Ángel Laborde Navarro, comandante general del apostadero de La Habana, del bloqueo sometido a Cuba por la escuadrilla mexicana al mando del comodoro David Porter, antiguo oficial de la Marina de los Estados Unidos. Llegaron los españoles sin novedad a La Habana el 18 de diciembre.
En febrero de 1826, al mando del brigadier Laborde, salió a la mar la escuadrilla formada por las fragatas Perla, Lealtad, Iberia, Sabina, Casilda, la goleta Habanera y el navío Guerrero, que se les había unido en Santiago de Cuba, ostentando el pabellón nacional ante las plazas disidentes de Santa Marta y Cartagena de Indias (esta última ya conquistada por Simón Bolívar).
Volvieron a salir en agosto de 1826, pero un huracán los dispersó, ocasionando averías en todos los buques, regresando la escuadrilla a La Habana. Reparadas las averías, en enero de 1827 bloquearon en Cayo Hueso al comodoro Porter, el cual, debido a un largo y angustioso sitio, se vio obligado a desarmar y vender los buques de su mando.
Finalizada con éxito la misión, regresó a España con la fragata de su mando. Después de una breve licencia, continuó en su destino hasta el 8 de mayo de 1830 en que cesó en la fragata Perla por habérsele otorgado la comandancia de una división naval compuesta por tres bergantines y dos goletas, destinada a estacionarse en el puerto de Mahón para proteger los intereses nacionales, con ocasión de la conquista de Argel llevada a cabo por los franceses en julio de 1830. Arbolaba su insignia en el bergantín Realista, permaneciendo en el puerto balear hasta que, cumplidas las órdenes, quedó disuelta la división dirigiéndose Morales de los Ríos a Cádiz.
En julio de 1831 obtuvo el mando del navío Guerrero y dos años después se le confirió el de la fragata Lealtad, con la que salió de Vigo el 19 de mayo de 1833 bajo las órdenes del brigadier Roque Guruzeta, que iba a bordo para desempeñar la comisión reservada de trasladar desde Lisboa a los Estados Pontificios al infante Carlos María Isidro y familia, comisión que no se pudo llevar a efecto por la ocupación de Lisboa por las tropas del emperador del Brasil Pedro I, en lucha contra su hermano Miguel. La Lealtad se vio obligada a abandonar las aguas del Tajo, restituyéndose a Vigo en espera de acontecimientos. Ascendió a brigadier con antigüedad de 14 de julio de 1833, ocurriendo en septiembre el fallecimiento de Fernando VII, con lo que, al subir al trono Isabel II, se dio por finalizada la comisión de la fragata Lealtad.
El 13 de enero de 1834, debido a un fuerte temporal, se hundió la fragata en cuestión cuando arribaba al puerto de Santander. El Consejo de Guerra absolvió a su comandante por suceder el hecho como “un lance inevitable de mar”. Se le nombró en enero de 1835 segundo jefe de las fuerzas navales de la costa de Cantabria, encontrándose en las operaciones de San Sebastián de octubre del siguiente año, y en las acciones de noviembre en la ría de Bilbao conducentes a aprovisionar a los sitiados por las fuerzas carlistas. Consecutivamente socorrió al fuerte de Burceñas y protegió la retirada y evacuación del puente de Luchana, salvando a su guarnición. Por estos servicios se le impuso la Cruz pensionada de Carlos III. Asistió asimismo, en la noche del 24 al 25 de diciembre de 1836, a la batalla de Luchana, que puso fin al sitio de la villa de Bilbao. Fue condecorado Morales de los Ríos con la Cruz de San Fernando y por su actuación en Luchana, con la Gran Cruz de la Orden Americana de Isabel la Católica, así como con la Cruz del Tercer Sitio de Bilbao.
Se encontró en marzo de 1837 en las operaciones militares contra los pueblos de Lezo y Rentería, y en mayo, en el ataque y capitulación de las plazas de Irún y Fuenterrabía.
Al final de este año fue nombrado comandante general de las fuerzas navales de la que era segundo jefe, concediéndosele Insignia de Preferencia, conforme determinaban las Ordenanzas de la Armada.
El 27 de abril de 1839 se le promovió a jefe de escuadra y, pocos meses más tarde, tomó posesión de la Comandancia General del departamento de Cartagena, destino que desempeñó hasta enero de 1841, en que se trasladó a mandar el departamento de Cádiz.
En mayo de 1843 tuvieron lugar los pronunciamientos contra el regente José Espartero. Morales de los Ríos no quiso traicionar al Gobierno del regente, a quien servía, ni promover un conflicto entre compañeros de armas, por lo que tomó la decisión de resignar el mando del departamento de Cádiz, del que ningún jefe de alta graduación quiso hacerse cargo y de esta forma vino a posesionarse de él Antonio Fernández de Landa, capitán de navío.
Triunfante la Revolución, desterrado el regente y en ejercicio el Gobierno provisional, no repusieron en su mando a Morales de los Ríos y ello, unido a los sinsabores producidos por los acontecimientos políticos de aquel entonces, aceleraron los días de su vida, falleciendo casi repentinamente en su ciudad natal.
Fuentes y bibl.: Archivo Museo don Álvaro de Bazán (El Viso del Marqués, Ciudad Real), leg. n.º 620/797.
F. Paula Pavía, Galería Biográfica de los Generales de Marina, t. II, Madrid, Imprenta J. López, 1873, págs. 627-634; D.Válgoma, Real Compañía de Guardias marinas y Colegio Naval, Madrid, Instituto Histórico de Marina, 1943; C. Fernández Duro, Armada española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón, ts. VII-IX, Madrid, Museo Naval, 1973 (ed. facs.).
José Carlos Fernández Fernández