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Honorato de Saleta y Cruxent

Biografía

Saleta y Cruxent, Honorato de. Calella (Barcelona), 11.VII.1844 – Villafranca (Navarra), 8.V.1915. Militar y escritor, general de brigada de Ingenieros.

Estudió en la Academia de Ingenieros de Guadalajara desde el 1 de septiembre de 1860 al 8 de agosto de 1864, fecha en la que, finalizada su formación, era nombrado teniente del Cuerpo y destinado al 2º Regimiento de Ingenieros. Ejercía, además, el cargo de profesor de la escuela regimental de sargentos y cabos desde septiembre de 1864 a julio de 1871. Ascendía a capitán de Ingenieros por antigüedad, el 8 de junio de 1867.

En 1869 se encontraba con su unidad en Cuenca y Guadalajara en operaciones encaminadas a controlar movimientos carlistas. Posteriormente, tomaba parte en acciones en Despeñaperros para luchar contra la insurrección republicana en Andalucía, y poco después, siempre en el mismo año de 1869, pasaba a Valencia tomando parte en la toma de Alcira, sublevada igualmente. Por los méritos contraídos en esta acción era premiado con el ascenso al grado de comandante, participando posteriormente en el bloqueo y toma de Valencia. Era premiado con el grado de teniente coronel de Ejército por mérito de guerra, el 8 de noviembre de 1869 (los oficiales de Ingenieros podían ascender en dos escalas distintas: una, la del Ejército, por elección, y otra, en el Cuerpo, por antigüedad), y un año después de nuevo se vio en operaciones contra los levantamientos republicanos, en esta ocasión en Barcelona, que culminaron con la toma del barrio de Gracia, con lo que se controlaba la citada insurrección.

En 1871 solicitaba pasar a la situación de supernumerario sin sueldo, para poder dedicarse a estudios científicos y a investigaciones históricas, para las que poseía una sólida preparación. Volvió al servicio activo en 1872, pasando destinado al Ejército del Norte, en Navarra, donde en principio se dedicó a fortificar las estaciones ferroviarias de Olite, Tafalla y otros puntos. En mayo de 1873 se incorporaba a la columna del valle del Baztán, construyendo las obras de defensa del cuartel de Elizondo, asistiendo a los combates de Peñaplata, Zugarramurdi y Elorriaga, y posteriormente tomaba parte en las acciones de Allo y Dicastillo. Finalmente, siempre en 1873, y en el marco de la Guerra Carlista, participaba en los hechos de armas de Tolosa, ermita de Santa Bárbara y monte Guirguillano, acción esta última, por la que era recompensado con el ascenso a teniente coronel del Ejército. En marzo de ese último año citado, protagonizaba en Navarra un hecho de elevado interés: el general carlista Dorregaray causaba en 1873 grandes pérdidas al Ejército republicano (la Primera República se había proclamado el 11 de febrero, siempre de 1873). En plena acción, el teniente coronel Saleta llegaba a la posición de Muruarte de Reta (Navarra) con algunas fuerzas para recoger a obreros y tropa de zapadores que habían estado trabajando en fortificar la posición. El general Dorregaray enviaba a su ayudante, el marqués de Vallecerrato, para “invitar” a Saleta a que se rindiera, a lo que contestaba el oficial de Ingenieros “que no podía rendirse porque nunca los Ingenieros se habían rendido”. De nuevo se presentaba el ayudante de Dorregaray para conminarle a la rendición, al estar rodeado de fuerzas más de veinte veces más numerosas que las mandadas por Saleta. Éste respondía nuevamente que “no podía rendirse porque su deber era mantener el honor del Cuerpo”. Cuando los Ingenieros estaban organizando la defensa, vieron que las fuerzas carlistas desfilaban delante de sus posiciones, rindiendo honores al Cuerpo de Ingenieros que había sabido mantener su honor.

En 1874 volvía al Ebro para construir un puente de piedra en Cenicero, después tomaba parte en la defensa de Bilbao, cooperando en las obras de fortificación que tan trascendentes fueron para el mantenimiento de la plaza en poder de las tropas constitucionales, y con posterioridad se hacía cargo de una unidad de puentes con la que llevaría a cabo numerosas operaciones de su especialidad. Así, destinado de nuevo a la línea del Ebro, se ocupaba de las obras de defensa de Logroño, y más tarde en el establecimiento de un puente de pontones sobre el citado río, entre Cenicero y el Ciego, que jugaron un importante papel en las operaciones sobre La Guardia.

En 1876, destinado al primer Cuerpo de Ejército, se encontraba en el valle del Baztán, participando en operaciones como la de Peñaplata; la de Vera, en la que obtenía el empleo de coronel del Ejército, o finalmente sobre el Bidasoa, en el que tendía dos puentes de pontones bajo fuego enemigo, restableciendo así las comunicaciones entre los ejércitos de la Derecha y de la Izquierda. En esa fase de la campaña, ante la posibilidad de perder la totalidad del valle del Bidasoa, Saleta era enviado a Sumbilla (merindad de Pamplona), “con el objeto de construir un fuerte sobre el Bidasoa” y defender el paso de los pocos puentes que aún seguían en pie, “asegurando las comunicaciones por Yanci y Echalar”. Por otro lado, ascendía a comandante de Ingenieros por antigüedad, en 17 de febrero de 1877.

Terminada la guerra, pasaba destinado sucesivamente al 3º Regimiento del Arma, marchando con su unidad para la plaza de Cádiz en la que realiza trabajos de fortificación, a la plaza de Jaca como ingeniero comandante, y después al Batallón de Pontoneros en Zaragoza.

Por una Real Orden de 8 de noviembre de 1879 era nombrado, en unión del coronel José Pera, “para representar al ramo de Guerra en la comisión mixta, de la que formaba parte el Ingeniero jefe de Caminos, Canales y Puertos, Eusebio Pagé y los que designara el Gobierno francés, a fin de proponer lo procedente respecto al enlace de las líneas españolas y francesas del Pirineo central”. El 29 de junio de 1890 ascendía a coronel del Cuerpo y se le concedía el mando del ya Regimiento de Pontoneros en Zaragoza; en 1894 pasaba destinado a la Comandancia de Ingenieros de la misma ciudad, donde entre otros varios inmuebles, dirigía la construcción del edificio, de estilo neoclásico, destinado a la Capitanía General. El 17 de julio de 1894 aprobaba el proyecto para convertir las prisiones militares de la Aljafería en tres pabellones, formado por el maestro de obras militares Juan Urruti y el 6 de agosto realizaba el plano del palacio de la Aljafería y terrenos anexos al mismo. El cardenal-arzobispo de Zaragoza, en oficio de 5 de agosto de 1894, le nombraba vocal de la Junta de reparación del antiguo templo de San Ildefonso de la misma ciudad, y el capitán general de Aragón, en oficio de 6 de agosto, le nombraba, igualmente, vocal de la junta encargada de estudiar y mejorar las necesidades de la clase obrera.

En 1898 y 1899 estuvo destinado en comisión en la Comandancia de Burgos, encargado de la construcción del cuartel de artillería “Fernán González”, y a propuesta de la Comandancia General de Ingenieros del 6° Cuerpo de Ejército, se le nombraba presidente de la comisión encargada de hacer las gestiones necesarias para utilizar el terreno de “la Brújula” como campo de tiro de la Artillería, según oficio del capitán general de la Región de fecha 7 de julio de 1898.

Era promovido a general de brigada de Ingenieros el 27 de enero de 1904, siendo destinado a la Comandancia de Ingenieros de la 5ª Región. La Real Academia de la Historia le designó como agregado a formar parte de la Comisión de Monumentos de la provincia de Zaragoza. El 28 de diciembre de 1909 recibió, por conducto del capitán general, una comunicación expedida por el alcalde de Zaragoza, notificándole la concesión de la medalla de oro de la ciudad por su eficaz cooperación en las celebraciones del primer centenario de los Sitios. También le fue concedida la medalla de oro de los sitios de Gerona, con distintivo blanco.

El 11 de julio de 1910 cesó en el cargo, por haber cumplido la edad reglamentaria, pasando a la Sección de reserva del Estado Mayor General del Ejército, hasta el 8 de mayo de 1915, en que fallecía.

Honorato Saleta era miembro de la Real Academia de la Historia, Benemérito de la Patria, académico de la Real Academia de las Bellas Letras de Barcelona, de la de Sevilla y académico de número de la Real Academia de Nobles Artes de San Luis de la ciudad de Zaragoza, y mantenedor de los Juegos Florales de 1883 en esta última ciudad. Fue nombrado en repetidas ocasiones vocal del jurado de exámenes de estudios correspondientes a la Facultad de Ciencias Sección de las Fisicoquímicas de la Universidad de Zaragoza.

Además de numerosas condecoraciones militares, como la Gran Cruz de la Orden de San Hermenegildo, las Cruces de 1º y 2º clase del Mérito Militar (tres Rojas y una Blanca), y las Medallas de Bilbao, de la Guerra Civil y la de Alfonso XII, recibió importantes distinciones civiles, como la Encomienda de Isabel la Católica, la Encomienda de Carlos III o la Medalla de Oro de Zaragoza por su cooperación en las celebraciones del primer centenario de los Sitios.

 

Obras de ~: Compendio de Historia de España, Madrid, 1870; Lecciones de Aritmética: dedicadas a los sargentos y cabos de todas las armas e institutos del Ejército, Barcelona, Narciso Ramírez y Cía., 1871; Historia Universal: dedicada a los ejércitos de España y Portugal, Barcelona, Narciso Ramíres y Cía., 1872; Agricultura y Armas, Zaragoza, Imprenta de Zacarías R. Prieto, 1881; Memoria-biografía del Excmo. Sr. General D. José Mansó y Sola, Conde de Llobregat, Barcelona Sucesores de Narciso Ramírez y Cía., 1883; Agricultura y Letras, Zaragoza, Tipografía de Mariano Salas, 1888; Agricultura y Estadística, Zaragoza, 1888; Agricultura y Bibliografía, Zaragoza, 1889; Catecismo del militar español y soldados célebres, Zaragoza, 1890; Glorias cívico-militares del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, Madrid, Memorial de Ingenieros, 1890; Historia del Regimiento de Pontoneros, Zaragoza, Imprenta de C. Ariño, 1893; Cruz de la Espada (seud.), La masonería en España y ultramar, Zaragoza, Imprenta de Nicomedes Francés, 1897; De Granada a Burgos por Madrid y Villafranca de Navarra, Burgos, El Correo de Burgos, 1898; Las dos Granadas (cristiana y árabe), Burgos, Santiago Rodríguez, 1898; Un libro más que en la historia de los otros veinticuatro libros, Zaragoza, M. Salas, 1905; Tres Ingenieros y un soldado dignos de recuerdo: Sangenís, Minali, De Gabriel, y Giral, Madrid, Memorial de Ingenieros 1908.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Exps. personales.

Estados (Escalillas) del Cuerpo de Ingenieros Militares, 1865-1910; “Necrología”, en Memorial de Ingenieros y Revista Científico Militar (1915); Índice Analítico de las Memorias, Artículos y Noticias del Memorial de Ingenieros, desde el año 1846 al 1920, Madrid, Imprenta del Memorial de Ingenieros del Ejército, 1925; M. Ferre, Historia del tradicionalismo español. Carlos VII, la Guerra Civil en 1873, vol. XXV, Sevilla, Editorial Católica Española, 1958; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; P. I. Sobradiel, La Aljafería, 1800-1900. Las Claves para su recuperación, Zaragoza, Instituto de Estudios Islámicos y del Oriente Próximo, 2009; A. Mª. Peña Varó, Fotografía y Patrimonio artístico en Burgos, 1885-1949, tesis doctoral, Burgos, Universidad de Burgos, 2015; “Los Fusilamientos de Endarlaza: Crónica de un Desastre Anunciado”, en Hechos, anécdotas y relatos de Las Guerras Carlistas. Estudio histórico (y arqueológico) de las Guerras Carlistas, 10 de diciembre de 2016 [en línea], disponible en http://mikelatz.blogspot.com/2016/12/los-fusilamientos-de-endarlaza-cronica.html.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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