Fernández de Híjar y Gil, Pedro. El Señalero. Señor de Híjar y Urrea de Gaén (II). ?, c. 1263 – c. 1322. Noble.
Fue hijo único de Pedro Fernández de Híjar y de Marquesa Gil de Rada (I señores de Híjar), su segunda mujer.
Pedro Fernández estuvo casado en tres ocasiones: la primera con María Fernández de Luna, hija de Lope Fernández de Luna y de Eva Ximénez de Urrea, y no tuvieron descendencia; la segunda, con Constanza Maza de Bergua y Pérez de Luna, hija del señor de Vilamarxant, también sin posteridad; y la tercera con Sibila de Anglesola, hija de Ramón de Anglesola, VIII señor de Anglesola, y de Juana de Vilademany, con quien tuvo tres hijos: Marquesa Fernández de Híjar y Anglesola, que casó en 1329 con Blasco de Alagón, señor de Sástago y de Pina y alférez mayor de Pedro IV; Sibila, y Alonso que sucedió a su padre con quince años.
Fue señor de algunas poblaciones valencianas, como Buñol, “Sieteaguas y otros lugares de Valencia, pero los vendió al rey don Jayme II”. En 1299, a raíz de la muerte de su padre, se le ratificaron las treinta caballerías de honor que poseía. Tuvo muy buenas relaciones con Jaime II, su primo. Así, en 1302 le donó Fortanete, perteneciente a la baylía de Aliaga que era de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén. En 1304 intervino en la partición del reino de Murcia, fundó el Hospital de la Santa Cruz de Híjar y en 1308 estaba en la Corte del rey de Mallorca en Perpiñán. Un año más tarde, el 15 de abril, el Monarca le nombró alférez señalero mayor de la Santa Iglesia Romana que le obligaba a portar la enseña y cuyo cargo se conoce como gonfalonero. En ese mismo año, por su participación en la guerra de Granada, el Rey, el 17 de abril, le amplió el número de caballerías, por lo cual tenía en 1310, cincuenta caballerías situadas entre Aragón y Valencia. En 1313 se preparó para ir a Francia.
Pero, sin lugar a dudas, de suma importancia es que, en 1316, Jaime II le enviase a Nápoles y a Sicilia para concertar la paz entre sus reyes, Roberto de Anjou y Federico III. Aunque no fue embajador de su primo, sino que el Monarca aprovechó un viaje del señor de Híjar a Palermo, por motivos personales, para encargarle esta delicada misión. Habida cuenta que el señor de Híjar “podía de hecho hacer gala de un envidiable prestigio social, de una capacidad de representación cierta y de vínculos con los príncipes en conflicto, todos ellos elementos que constituían a menudo requisitos previos para que un laico pudiese actuar de mediador, elementos que sin duda contribuyeron a que Jaime II le diese su licencia”. En su correspondencia con el Rey se esboza “el retrato de un noble mediador, perfecto servidor de Jaime II, capaz, leal, honrado e incluso susceptible de interpretar los hitos y los entresijos de la mediación, llevando a cabo la dialéctica establecida en el pacto: su honor y su fama se sumaban a las del rey, iban sufriendo los mismos peligros y su desvinculación momentánea sólo podía interpretarse como un recurso táctico a fin de conseguir la tregua”, que se consiguió el 27 de julio de 1317.
En 1318 partió a Tierra Santa, previa petición al Monarca, desde el 7 de septiembre de 1316. Un año más tarde, 1319, consiguió del papa Juan XXII elevar a colegiata la iglesia parroquial de dicho lugar, pero sólo durante unos pocos meses. Al año siguiente marchó a Egipto. Instituyó un mayorazgo regular, previa autorización de la Monarquía, en el que incluyó Híjar, Urrea de Gaén, La Puebla de Híjar y la mitad de Belchite y La Puebla de Albortón. De esta forma, estas posesiones permanecerían indivisas, el patrimonio de la casa ducal institucionalizado y en la sucesión del título se preferiría al hijo mayor y a los varones antes que a las mujeres, aunque éstas no quedaban excluidas.
Posteriormente, el 1 de marzo de 1321, “ya en sus postrimeros días, juntamente los dos se apartaron del mundo, renunciando en su hijo don Alonso el señorío, y él tomó el havito de Santo Domingo, con el qual bien abenturadamente murió y yace en Zaragoza, en el Monasterio de Predicadores, y ella [Sibila de Anglesola] el de la Orden de Frailes Dominicos en el qual santísimamante murió”. Realizó testamento en Barcelona, en 1318, ante Guillermo Agustín.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Provincial de Zaragoza, Fondo Híjar, Sala IV, leg. 282-2. doc. 34, “Noticias por mayor de las principales ascendencias del Ex[celentísi]mo S[eño]r D[o]n Pedro de Alcántara, IX duque de Híjar, por sus apellidos de Silva y Fernández de Híjar para la inteligencia del árbol que he formado”; Sala V, leg. V, leg. 125, doc. 2, “Sumario del prozesso de aprensión de los estados de Híjar y Belchite en 1650 que contiene las alegaciones...”, y Sala IV, leg. 282-2, doc. 8, “Noticias de la subcesión de la Casa de Híjar”.
M.ª I. Falcón Pérez, “Un aragonés embajador de Jaime II ante las Cortes de Nápoles y Sicilia”, en XIV Congresso di Storia della Corona d’Aragona, vol. III, Sassari (Sardegna), 1996, págs. 417-432; M.ª J. Casaus Ballester, Archivo ducal de Híjar.
Catálogo de los fondos del Antiguo Ducado de Híjar (1268- 1919), Valencia, Diputación General de Aragón e Instituto de Estudios Turolenses, 1997; S. Péquignot, “De nostro beneplácito et licencia: La Mediación de Pedro Fernández de Híjar en Italia, 1316-1317”, en M.ª T. Ferrer i Mallol, J. Mutgé i Vives y M. Sánchez Martínez (eds.), La Corona catalanoaragonesa i el seu entorn mediterrani a la baixa Edat Mitjana, Barcelona, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Departament d’Estudis Medievals, Institució Milá i Fontanals, 2005, págs. 273-307.
María José Casaus Ballester