Álava, Juan de. Juan de Ybarra. Larrinoa (Álava), c. 1480 – Salamanca, IX.1537. Maestro de cantería.
Pertenecía a una familia de condición hidalga en la que se localizan cuatro generaciones de canteros, entre los que destacan Juan de Álava o Ybarra y su hijo Pedro de Ybarra. Acabaría avecindado en la ciudad de Salamanca, aunque su área de actividad se extiende desde Galicia y ambas Castillas a Extremadura e incluso Andalucía. Su producción artística se encuadra en el llamado plateresco, entendido como una primera asimilación del Renacimiento italiano a nivel de repertorios decorativos, que se incorporan a una arquitectura tardogótica. Ésta se caracterizaba por interiores abovedados de rampante llano, con crucerías estrelladas y multiplicación de nervios y claves. La decoración añadida consistía fundamentalmente en grutescos en paneles, pilastras o antepechos. A ello se unían medallones, candeleros, balaustradas y cresterías. La actividad de Juan de Álava supuso el triunfo del plateresco en Salamanca y su difusión en Galicia y Extremadura, fundamentalmente a través de sus actuaciones en las catedrales de Santiago de Compostela y Plasencia y de los canteros que se formaron en sus talleres.
Su vida artística conocida comienza en 1504, en Salamanca.
En esta fecha se une a otro cantero vasco, Michel de Algoibar, para hacer la sacristía de la capilla de la universidad, siguiendo trazas de Pedro de Larrea. Probablemente desde 1509 vuelve a trabajar para el Estudio, encargándose —junto con maestre Jerónimo— de una nueva biblioteca, cuya importancia radica en que es una de las primeras muestras de una tipología caracterizada por su situación en alto, ocupando la fachada principal, como las posteriores de Alcalá de Henares y El Escorial.
1510 es un año importante en su actividad, pues se vincula a los Fonseca, a los Álvarez de Toledo y a los jerónimos, que fueron algunos de los principales patronos de su actividad constructiva. Acude a Santiago de Compostela para trazar la obra del claustro de la catedral por encargo de su arzobispo, Alonso de Fonseca, aunque no se comenzaría hasta 1521. Se ha de suponer que Fonseca conocería la labor de Álava, probablemente por su intervención previa en obras salmantinas patrocinadas por él (el monasterio de la Anunciación y la iglesia de San Benito).
En el mismo año de 1510 se obliga con Antonio Celada a hacer tres capillas en el monasterio de San Leonardo de Alba de Tormes, lo cual pudo significar el punto de partida de su relación con la Orden jerónima y con la Casa de Alba, patronos del monasterio.
Desde 1514 se titula “maestro de señor duque de Alva” y en 1515 éste le otorgaba un sueldo anual de 10.000 maravedíes “por maestro de mis obras”, que probablemente serían las del monasterio albense.
En 1512 asistió a la famosa junta de los nueve maestros para determinar la ubicación definitiva de la catedral de Salamanca. En aquella ocasión —o en fechas cercanas— presentaría su propuesta de traza para esta catedral.
Al año siguiente es llamado para visitar dos obras con Juan de Badajoz el Viejo y Juan Gil de Hontañón: la Capilla Real de Granada y la catedral de Sevilla.
En esta última dieron su parecer por escrito e hicieron tres trazas, tras la caída del cimborrio en 1511.
En 1515 volvería a visitar la obra de la catedral de Sevilla junto con Enrique Egas, con quien dio unas trazas para la Capilla Real.
Sin embargo, su actividad sigue centrada en Salamanca.
En 1516 concertó la capilla mayor del desaparecido convento de San Agustín, al tiempo que se llevaba a cabo la obra del claustro, en la que seguramente también estaba implicado. Este mismo año levantaba la tribuna o coro de la iglesia de San Martín, interesante por la temprana aparición de grutescos en sus antepechos. Su bóveda de rampante llano con combados en forma de cuadrifolia y círculo alrededor de la clave central muestra ya un modelo que repetirá en futuras obras.
En 1517 aparece su nombre vinculado por primera vez a la obra de la catedral de Plasencia, que se habría iniciado en 1498; sin embargo, es posible que ya estuviera en ella desde 1513, en que se retoman las obras. A ella estaría ligado el resto de sus días, visitándola anualmente; por tanto, no sólo es la obra que más tiempo ocupó al artista, sino también donde mejor pudo plasmar sus ideas y preferencias en materia artística, convirtiéndola a partir de 1522 en una iglesia salón, con naves a igual altura, aunque nunca llegaría a ser concluida.
Igualmente, la portada Norte o de las Cadenas presenta un tipo característico suyo: entre contrafuertes y con calle central resuelta con superposición de arcos.
Utiliza un lenguaje decorativo innovador (bóvedas de cañón casetonadas, columnas, entablamentos, medallones, pilastras y frisos agrutescados).
En 1518 concertó la continuación de la iglesia y el claustro del desaparecido monasterio jerónimo de Nuestra Señora de la Victoria de Salamanca, que había iniciado Juan de Orozco a finales de 1511. En esta obra estuvo ocupado hasta 1529, asumiendo sucesivamente los destajos de las dependencias en torno al claustro: librería, refectorio, enfermería, escalera, capítulo y puerta de la sacristía. Como hará posteriormente en otros claustros jerónimos, utiliza el ritmo binario, es decir, a cada arco del cuerpo inferior le corresponden dos en el superior.
Quizá en 1518 estuviera ocupado en trazar el colegio que el arzobispo Fonseca quería fundar en Salamanca, pues los frailes franciscanos ya le habían donado el solar, si bien, en la fragmentaria documentación relativa al colegio que se conserva, su nombre no aparece hasta 1531. La tipología colegial, no obstante, hace pensar en su intervención, pues la repetirá en los colegios de Cuenca en Salamanca y Fonseca de Santiago. Salvo en este último caso, son edificios planteados con una perfecta regularidad prismática, centrados en torno a un patio cuadrado central, organizado por arcadas en dos pisos. El ala principal o de la fachada presentaría en los tres casos un zaguán central, a la derecha la capilla (que ocuparía las dos alturas) con su sacristía y a la izquierda el aula general y, sobre ella, la biblioteca. Con total seguridad, en 1533 estaba trabajando a destajo en la portada y el patio, que trazaron Diego de Siloé y el entonces rector, Fernán Pérez de Oliva, en 1529.
En 1520 aparece su nombre en la documentación de los monasterios jerónimos de Guadalupe y Lupiana.
Al primero hizo tres visitas al claustro de la enfermería (1520, 1530, 1532) y al segundo acudió para determinar la ubicación de la iglesia y el material necesario.
El mismo año de 1520 contrata a destajo tres capillas hornacinas del lado de la Epístola de la catedral de Salamanca, que construye paralelamente a las cuatro de Juan Gil de Hontañón y que no concluye hasta 1523. En ellas introduce sus propios diseños de bóvedas y grutescos en las ventanas. Grutescos y otros elementos decorativos novedosos aparecerían también en su propia casa, la Casa de las Muertes (de la década de los años veinte del siglo XVI), tales como las columnas flanqueando las ventanas y los medallones, que juegan además un papel importante en el diseño de la fachada, presidida por la simetría y caracterizada por la apertura hacia el exterior con la multiplicación del número de vanos.
En 1521 comienzan las obras del claustro de la catedral de Santiago. De 1521 a 1527 el régimen de visitas del maestro a la obra será anual; en este tiempo construiría la panda Norte con todas las dependencias anejas más dos tramos de la Este. Esta obra marca un punto de inflexión en su carrera, ya que opta por la uniformidad en los diseños de las bóvedas, en el camino hacia la unidad visual y espacial. Es característico el espacio diáfano —al abrirse por medio de grandes arcos sin tracerías y casi todos de medio punto— tendente a la horizontalidad. Además, diseña dos portadas de entrada al claustro y a la sacristía que responden al tipo de arco triunfal, puesto que se abren en arco de medio punto, con medallones en las enjutas, flanqueados por pilastras agrutescadas sobre altos pedestales, que sostienen un entablamento; sobre esta entrada, un segundo cuerpo aloja esculturas en hornacinas aveneradas y se remata en frontón.
El mismo año de 1521 trabaja para el arcediano Cañizares —secretario del arzobispo Fonseca—, en su casa de Salamanca, posteriormente convertida en colegio con el título de Santa Cruz, en el que en 1527 edificaría la capilla.
En 1523 da las trazas para la capilla de los clérigos del coro de la catedral de Santiago, pero también acude a su cita anual a Plasencia, momento en que el ayuntamiento le solicita su intervención en la polémica sobre las casas consistoriales; se discutía sobre si la fachada había de ser rasa —que era la opción de Álava— o con soportales, como quería el pueblo.
En 1524 se encontraba al servicio de Juan de Ulloa, vecino y regidor de Toro, y del conde de Alba de Liste, Diego Enríquez de Guzmán. Con el primero se compromete a ser maestro de todas sus obras durante diez años y a hacer la obra de la fortaleza de la Mota (actual Mota del Marqués, Valladolid), contrato que probablemente se incumpliría. Con el segundo se hacía cargo de sus casas principales en Zamora (hoy Parador), además de ocuparse de la reedificación parcial de la fortaleza de Castrocalbón.
Pero la obra más importante que asume en 1524 y una de las más significativas de su carrera artística es la iglesia de San Esteban de Salamanca, fundada por fray Juan Álvarez de Toledo, entonces obispo de Córdoba, hijo del segundo duque de Alba. Juan de Álava la trazó y dirigió hasta 1533. Si la planta responde a un esquema tradicional, propio de las iglesias mendicantes (nave única, capillas entre contrafuertes comunicadas entre sí, crucero que no sobresale en planta, cabecera ochavada y presbiterio elevado por gradas, coro alto a los pies y cimborrio en el crucero), la novedad viene por la amplitud de la nave (de proporción dupla entre altura y anchura), la luminosidad y la unificación del espacio gracias a unas bóvedas estrelladas de modelo único y complicada traza, en la que las claves se multiplican y los nervios combados dibujan dobles círculos y conopios en torno, que no se cierran para enlazar con los tramos adyacentes, creando una tupida red.
Asimismo, la fachada es digna de mención por tratarse de una portada-retablo entre contrafuertes, cubierta por grutescos, medallones y hornacinas para esculturas y cuya calle central presenta superposición de arcos.
En 1525 debió dar las trazas del sepulcro mural de Antonio Rodríguez, en la capilla de Prima de la catedral de Santiago, resuelto a base de paneles de grutescos, y lleva a cabo la cabecera del desaparecido monasterio de San Francisco de Toro.
Probablemente antes de abril de 1526 asistiría al cónclave de maestros (con Juan y Rodrigo Gil de Hontañón, Francisco de Colonia y Diego de Riaño) para trazar la nueva iglesia colegial de Valladolid, que se inicia en 1527.
En 1526 hizo varias muestras para el Hospital Real de Santiago (ventanas de la sacristía, patio delantero, caracol para subir a la capilla mayor y campanario).
Su nombre también aparece vinculado al colegio de Cuenca en Salamanca, que seguramente trazó y dirigió desde 1524 hasta su muerte. Es posible que la Universidad también contara con él para la construcción de las Escuelas Menores, cuyas obras se habían iniciado al menos en 1526 y se acabarían en 1533.
En 1529 Juan de Álava y Alonso de Covarrubias visitaron juntos las obras de la catedral y de la Universidad de Salamanca. El informe que emitieron en el caso de la primera resultó decisivo para la continuación de las obras (la altura definitiva de las naves, el diseño de los pilares, andenes, vanos, medallones y portadas laterales del hastial, con su característico esquema de superposición de arcos). Este mismo año se hace cargo de las obras de la iglesia de San Pedro de Pedroso (Salamanca), aunque las lleva a cabo maese Pedro.
En 1530 aparece en Extremadura, visitando la catedral de Coria, que ya tenía problemas de cimentación; proporcionaría las trazas de la capilla de los pies con su correspondiente portada nueva. Asimismo, este año o el siguiente asumiría la obra del puente de Almaraz (Cáceres), de la que se haría cargo hasta 1536.
En 1531, junto con Diego de Frías, dirá cómo tiene que hacer Machín de Sarasola, cantero, la casa de Diego Maldonado, camarero del arzobispo de Toledo, en Salamanca.
Pero las obras más importantes que asume este año son la catedral de Salamanca y el convento de San Marcos de León. En la primera es nombrado veedor de los destajos, como paso previo a la maestría; en la segunda figura como maestro de la obra durante año y medio. Se puede detectar su actuación en el coro de la iglesia y quizá el diseño del claustro y fachada, caracterizada ésta por una concepción modular, que permitiría su prolongación ininterrumpida, compartimentando el espacio mediante pilastras entre las cuales se colocan repisas y veneras muy planas y mediante el empleo de frisos con decoración de grutescos y fajas de medallones.
En 1532 contrata la edificación del colegio Fonseca de Santiago conforme al memorial y trazas que hizo conjuntamente con Covarrubias.
Desde 1533 existen evidencias de una enfermedad que le restó movilidad, impidiendo que acudiera a Santiago. Sin embargo, asume la dirección de las obras de la catedral de Salamanca como maestro mayor.
En el claustro de esta catedral se manda hacer el enterramiento del canónigo Xerique conforme a su traza. Está documentado en un nuevo claustro del monasterio jerónimo de San Leonardo de Alba de Tormes, de doble piso, abierto en arcos con medallones en las enjutas y el característico ritmo binario, que quizá fue comenzado en 1529.
En 1535 se iniciaban las obras del monasterio de San Jerónimo de Zamora, conforme a sus trazas, aunque él apenas debió de estar presente. El claustro que comenzó a construirse era de ritmo binario y llevaba columnas que respondían a un único modelo, en la senda de la simplificación y unidad. Ésta es la última obra nueva que asume.
En 1537 el cabildo de Plasencia decidió reemprender las obras que había interrumpido en 1534, por lo que determina llamar a Juan de Álava. Ésta fue su última salida de Salamanca, ya muy enfermo, lo cual no le impidió demostrar su fidelidad con la obra que más le ocupó y preocupó. Volvió a Salamanca, donde seguía de maestro de la catedral, y redactó las condiciones e hizo trazas para un nuevo destajo, con el que se pretendía acabar la “media iglesia”.
Moriría en Salamanca en septiembre de 1537.
Obras de ~: con P. de Larrea y M. de Algoibar, sacristía de la capilla de la Universidad, Salamanca, 1504-1505; claustro de la catedral, Santiago de Compostela, 1510-1527; Monasterio de San Leonardo, Alba de Tormes (Salamanca), 1510-1533; con Maestre Jerónimo, Biblioteca de la Universidad, Salamanca, 1509-1512, 1529; catedral, Salamanca, c. 1510-1537; con J. de Badajoz, J. Gil y E. Egas, Catedral, Sevilla, 1513, 1515; convento de San Agustín, Salamanca, 1516; escalera y coro de la iglesia de San Martín, Salamanca, 1516; catedral, Plasencia (Cáceres), 1517-1537; monasterio de Nuestra Señora de la Victoria, Salamanca, 1518-1529; colegio Fonseca, Salamanca, ¿1519?-1537; enfermería, monasterio de Guadalupe (Cáceres), 1520-1532; iglesia del monasterio de San Bartolomé, Lupiana (Guadalajara), 1520; Casa de las Muertes, Salamanca, c. 1520; colegio de Santa Cruz de Cañizares, Salamanca, 1521-1537; Ayuntamiento, Plasencia, 1523; iglesia de San Esteban, Salamanca, 1524-1533; colegio de Cuenca, Salamanca, 1524-1537; casas del conde de Alba de Liste, Zamora, 1524; fortaleza, Castrocalbón (León), 1524; cabecera de la iglesia de San Francisco, Toro (Zamora), 1524; sepulcro de Antonio Rodríguez, Catedral de Santiago, 1525; con J. y R. Gil de Hontañón, F. de Colonia y D. Riaño, colegiata, Valladolid, 1525; Hospital Real, Santiago, 1526; Escuelas Menores, Salamanca, 1526-1533; con Maese Pedro, iglesia de San Pedro, Pedroso (Salamanca), 1529- 1530; catedral, Coria (Cáceres), 1530; con D. de Frías y M. de Sarasola, casa de Diego Maldonado, Salamanca, 1531; convento de San Marcos, León, 1531-1532; puente, Almaraz (Cáceres), 1531-1536; con A. de Covarrubias y J. García, colegio Fonseca, Santiago, 1532; sepulcro de Pedro Xerique, Catedral de Salamanca, 1533; monasterio de San Jerónimo, Zamora, 1535.
Bibl.: A. López Ferreiro, Historia de la Santa A. M. Iglesia de Santiago de Compostela, Santiago, Imprenta y Encuadernación del Seminario Conciliar Central, 1898-1909; J. Benavides Checa, Prelados placentinos. Notas para sus biografías y para la historia documental de la Santa Iglesia Catedral y ciudad de Plasencia, Plasencia, 1907; F. Chueca Goitia, La Catedral Nueva de Salamanca, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1951; A. Fraguas Fraguas, Historia del Colegio de Fonseca, Santiago, Cuadernos de Estudios Gallegos, 1956; J. M. Pita Andrade, “La huella de Fonseca en Salamanca” y “Realizaciones artísticas de don Alonso de Fonseca”, en Cuadernos de Estudios Gallegos, 43 (1959), págs. 209-232 y 69 (1968), págs. 29-44 respect.; E. Valdivieso, “Una planta de Juan de Álava para la iglesia de S. Esteban de Salamanca”, Boletín del Seminario de Arte y Arqueología, XL-XLI (1975), págs. 221-240; M. Sendín Calabuig, El Colegio Mayor del arzobispo Fonseca en Salamanca, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1977; J. Pinilla González, El arte de los monasterios y conventos despoblados de la provincia de Salamanca, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1978; J. Álvarez Villar, La casa de las Muertes. Leyendas e historia, Salamanca, Publicaciones del Centro de Estudios Salmantinos, 1981; A. Rodríguez Gutiérrez de Ceballos, La iglesia y el convento de San Esteban de Salamanca, Salamanca, Centro de Estudios Salmantinos, 1987; A. Castro Santamaría y N. Rupérez Almajano, Monumentos salmantinos desaparecidos: el Colegio de Cuenca, Salamanca, Centro de Estudios Salmantinos, 1993; J. Gómez Martínez, “Maestría versus destajo en la Catedral de Salamanca (1530-1535)”, en Medievalismo y Neomedievalismo en la arquitectura española: las Catedrales de Castilla y León I, Ávila, Fundación Cultural Santa Teresa, 1994, págs. 249-256; A. Castro Santamaría y A. Rodríguez Pantín, “El sepulcro del canónigo Antonio Rodríguez en la catedral de Santiago de Compostela”, en Anales de Historia del Arte, 6 (1996), págs. 153-161; A. Castro Santamaría, “Una nueva obra de Juan de Álava: el coro y escalera de San Martín de Salamanca”, en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología, LXIII (1997), págs. 337-348; M. D. Campos Sánchez-Bordona y A. Oricheta García, “El convento de San Marcos de León. Nuevos datos sobre el proceso constructivo en el siglo xvi”, en Academia, 86 (1998), págs. 232-271; A. Castro Santamaría, “Pedro de Larrea y Juan de Álava en la Universidad de Salamanca (las obras de la sacristía y la biblioteca)”, en Boletín del Museo e Instituto de Humanidades “Camón Aznar” LXXI (1998), págs. 65-112; “El monasterio de San Jerónimo de Zamora en el siglo xvi”, en Anuario del Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo (1998), págs. 247-270; F. J. García Mogollón, La Catedral de Coria, arcón de historia y fe, León, Edilesa, 1999; A. Castro Santamaría, Juan de Álava, arquitecto del Renacimiento, Salamanca, Caja Duero, 2002; L. Vasallo Toranzo, “Juan de Álava y Pedro de Ibarra al servicio de los Condes de Alba de Liste”, en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología, LXIX (2003-2004), págs. 290- 297; A. Castro Santamaría, “Nuevas aportaciones a la biografía de Juan de Álava”, en Jornadas Congresuales. Homenaje a Micaela Portilla Vitoria, Vitoria, Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos y Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, 2007, págs. 289-297; “Nuevos datos sobre la construcción del puente de Almaraz (Cáceres)”, en Archivo Español de Arte, LXXX (2007), págs. 289-306.
Ana Castro Santamaría