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Gaspar Grajal

Biografía

Grajal, Gaspar. Villalón de Campos (Valladolid), 1530 – Valladolid, 9.IX.1575. Teólogo, catedrático, biblista y hebraísta.

Gaspar Grajal descendía de una familia de comerciantes judíos conversos. Comenzó sus estudios en Salamanca, donde llegó a ser catedrático de Teología Positiva. Oyó Artes y Teología en esta Universidad y se graduó de bachiller en ambas Facultades. Más tarde en Sigüenza alcanzó el título de maestro en Artes. Pasados dos años en Salamanca fue a Lovaina para ampliar sus conocimientos en la Universidad, donde fue alumno de Baius. Residió dos años en Lovaina hasta que se trasladó a París, para escuchar las lecciones del profesor Pierre de La Ramée. Desde allí retornó a Salamanca, pretendiendo hasta ganar la cátedra de sustitución de Biblia en 1560.

En la Universidad salmantina defendió la lectura de las Escrituras según el sentido literal, lo que provocó no pocas controversias con los dominicos, especialmente con Bartolomé de Medina y Domingo Báñez, que defendían el uso exclusivo de la Vulgata.

En el curso 1567-1568 de la Universidad de Salamanca los profesores como fray Luis de León, Gaspar Grajal y Martín Martínez Cantalapiedra apoyaban la idea de los estudiantes de profundizar en el estudio del Hebreo como clave de acceso a los libros sagrados.

Frente a la corriente tradicional, representada por rígidos defensores de la Vulgata, como Juan Gallo, Bartolomé de Medina y León de Castro, que defendían la necesidad de profundos conocimientos escolásticos y rechazaban las herramientas lingüísticas y filológicas, consideradas insuficientes para explicar los textos bíblicos.

Gabriel Canseco, familiar del arzobispo de Sevilla, se presentó ante los inquisidores de Valladolid acusando a Grajal de haber traído del extranjero libros de perniciosa doctrina. Ocurrió esta denuncia en 1559, antes de tener Grajal clase en Salamanca. Los primeros expedientes inquisitoriales que hacen referencia a Gaspar Grajal se remontan a 1561. El primer sumario inquisitorial abarca los años 1561-1564 y el segundo lo integran protocolos del Santo Oficio del año 1566. Las primeras referencias son indagaciones llevadas a cabo por el Santo Oficio a tenor de la calidad de los libros traídos a España por Melchor Gómez, pariente de Grajal, que fueron adquiridos por el arcediano Bustos al librero Estelsio. Las declaraciones de Gabriel y de Pedro de Canseco sobre Grajal a instancias de la Inquisición manifiestan que existían contra Grajal acusaciones, o se intentaba al menos levantar contra él sospechas fundamentadas en sus viajes de estudio por las universidades europeas. Nada pudo sacar en limpio el inquisidor de Valladolid. En 1566 debido a estas denuncias y acusaciones hubo de sincerarse el maestro Grajal ante los Tribunales; junto con la confesión se ha conservado el autógrafo donde expone su doctrina y sus puntos de vista, basado todo ello en una interpretación fiel e inteligente de las fuentes y textos de la Iglesia. Finalmente la Inquisición suspendió el procedimiento por la debilidad de las acusaciones.

Tres años más tarde, siendo ya Grajal profesor, le ocurrió un lance que volvió a enfrentarle con la Inquisición.

Encontrándose un día en el convento de los jerónimos, tuvo con ellos una fuerte disputa sobre la interpretación literal de la Escritura, que él sostenía que había sido desconocida de los padres de la Iglesia.

Los jerónimos se escandalizaron y ofendieron tanto, que sin demora fueron a dar cuenta al comisario del Santo Oficio. El dominico Vicente Varrón le favoreció en su declaración ante el Tribunal, achacando a los padres más inconsideraciones que a Grajal, y asegurando que si éste pronunció aquellas frases, las declaró en sentido católico. Los inquisidores no se metieron por entonces con Grajal pero estaban a la pista, pues siguieron tomando declaraciones sobre la olvidada denuncia de los libros heréticos.

Por este tiempo empezaron también las quejas y acusaciones contra Martínez Cantalapiedra, profesor de Hebreo y autor de unos hipotipóseos bíblicos, que después prohibió la Inquisición. En 1569 arreciaron las iras escolares contra los dos maestros, que pasaban por excesivamente audaces y afectos a interpretaciones judaicas.

Ese año empezaron las juntas de teólogos para corregir la Biblia de Vatablo, y en ellas la opinión pública señaló a fray Luis de León como partidario de Grajal y Martínez. Sin embargo, nadie lo delató por ello, ni en los procesos aparece su nombre.

En 1570 se publicaron los Comentarios a Isaías por el humanista y profesor de griego León de Castro. La obra hablaba de los varones doctos de aquel tiempo, que con el pretexto de seguir la “letra hebrea” combatían la Vulgata, presentando una tendencia literalista de los que él apellida judaizantes cristianos, como un veneno que emponzoñaba la escripturística católica, veneno más peligroso y más funesto que las más abominables herejías.

Lo que hizo más sospechoso el rabinismo de Grajal fue su ascendencia judaica. Hacía quince años que su abuelo había sido procesado por la Inquisición por crímenes gravísimos contra la fe. Grajal, por su parte, daba no poco qué decir, no sólo en sus explicaciones de clase, sino también en conversaciones particulares.

Sus opiniones sobre la Vulgata, que son las que forman el fondo del proceso, aunque pudieran sostenerse en gran parte, tienen un aire de hostilidad marcada, peligrosa y sospechosa, más aún cuando el Concilio de Trento acababa de autorizarla.

En 1571 fue denunciado de nuevo Grajal, al parecer por León de Castro, ante la Inquisición y en marzo de 1572, encarcelado. Fue la denuncia de este declarado antihebraísta la que motivó el procesamiento de sus compañeros de universidad fray Luis de León y Martínez Cantalapiedra, presos en 1572 y liberados con una amonestación en 1576 y 1577, respectivamente.

Peor suerte corrieron sus otros dos colegas, Gaspar de Grajal y Alonso Gudiel, también denunciados por Castro en 1572 y que murieron en la cárcel sin llegar a ser juzgados.

Le acusaron, entre otras muchas cosas, de sostener que se podía comer carne los días vedados, o que faltar al ayuno no era pecado mortal. Las acusaciones que dieron más juego fueron las referentes a la autoridad de la Vulgata, sosteniendo que debían juntarse los hombres doctos de España para corregirla y que no era regla infalible, porque el intérprete no había acertado con la mente del Espíritu Santo.

De poco sirvió que fray Luis de León dijera de Gaspar de Grajal que era “uno de los hombres de más sanas y limpias entrañas que yo he tratado”, pues falleció el 9 de septiembre de 1575 en la prisión de la Inquisición en Valladolid.

 

Obras de ~: Expositio in Oseam; Expositio in Amos; Expositio in Hieremiam; In Sententias Durandi; In Michaeam prophetam commentaria, Salamanca, 1570.

Fuentes y bibl.: Biblioteca Nacional, Procesos seguidos en la Inquisición de Valladolid contra los Maestros Fr. Luis de León, Gaspar Grajal y Martín Martínez, mss. 12747-12750 y 1561- 1578.

L. G. Alonso Getino, Vida y procesos de Fray Luis de León, Salamanca, Calatrava, 1907, págs. 180-205; M. de la Pinta Llorente (OSA), Investigaciones inquisitoriales contra el biblista español Gaspar de Grajal: notas inéditas para el estudio de la cultura española en el siglo xvi, Madrid, Cruz y Raya, 1936.

 

María Velázquez de Castro

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