Ezcurra, Juan Ignacio de. Pamplona (Navarra), 31.XII.1750 – Buenos Aires (Argentina), 1827. Comerciante, independentista.
Hijo de Pedro Tomás de Escurra y de María Antonia de Ayerra. Llegó a Buenos Aires hacia 1770 y se dedicó a las actividades mercantiles de su familia. Obtuvo patente de filiación e hizo información de limpieza de sangre en 1788. Al año siguiente el cabildo porteño reconoció su título de ministro familiar del Santo Oficio de la Inquisición de la Corte de Madrid. Fue miembro del Real Consulado donde desempeñó las funciones de síndico y teniente de prior. No aceptó el cargo de alcalde en segundo voto del cabildo por su filiación al Santo Oficio.
Como comerciante destacado de la ciudad, formó parte del cabildo abierto el 22 de mayo de 1810, y su voto favoreció a la causa patriótica. Durante los primeros años de la Revolución de 1810, Juan Ignacio vio crecer su fortuna gracias a sus transacciones mercantiles. Parte de sus ganancias las invirtió en la adquisición de tierras en la provincia de Buenos Aires, convirtiéndose en un poderoso terrateniente, cuyo apellido se hizo acreedor de fama y fortuna junto a los hermanos Anchorena, Dorrego, Terrero, e incluso a la familia Ortiz de Rosas, con la que terminaría emparentado.
Formaba parte de un arraigado sentimiento porteño, que lejos de los enfrentamientos políticos entre unitarios y federales, defendía los intereses económicos y políticos de los hacendados. Pronto sus intereses se enfrentaron a los del gobernador Bernardino Rivadavia, unitario de principios nacionalistas.
Apoyó junto al resto de poderosos hacendados la candidatura de Manuel Dorrego, representante del federalismo porteño. Sus días terminaron antes del asesinato del gobernador Dorrego y no llegó a presenciar el advenimiento del gobernador Juan Manuel de Rosas en la provincia, y con él, el triunfo de los hacendados y del porteñismo que con tanto fervor representó y defendió.
Estaba casado con Teodora de Arguibel y López de Osornio, de ascendencia criolla. Este matrimonio le concedió mayor arraigo social y político en Buenos Aires, y una amplia red de relaciones familiares y clientelares de las cuales supo sacar provecho.
Sus hijos ocuparon sitios relevantes en la política y la economía del Río de la Plata. Felipe Ignacio fue director de la Tesorería General de la provincia de Buenos Aires, y José María, un acaudalado hacendado, representante de la legislatura porteña. Su hija María Josefa se casó en 1803 con un primo suyo venido de España, Juan Esteban de Escurra y Madoz.
Tras la muerte de su esposo en Cádiz, María Josefa regresó a Buenos Aires, heredera de una inmensa fortuna, y se dedicó al cuidado de su sobrina Manuelita, hija del gobernador porteño Juan Manuel de Rosas.
Bibl.: A. Ezcurra Medrano, “Juan Ignacio de Escurra”, Genealogía. Hombres de Mayo, Buenos Aires, 1961, pág. 151; V. Sierra, Historia de la Argentina. De la anarquía y los tiempos de Rivadavia a la revolución de 1828 (1819-1829), Buenos Aires, Editorial Científica Argentina, 1967, pág. 524.
Sandra Fabiana Olivero