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Casimiro Francisco de Necochea

Biografía

Necochea, Casimiro Francisco de. Urzainqui (Navarra), m. s. XVIII – Buenos Aires (Argentina), 1802. Regidor, armador y comerciante.

En ocasiones, también conocido con el nombre de Francisco Casimiro de Necochea, arribó al Río de la Plata muy joven, estableciéndose en Buenos Aires. Era hijo legítimo de Pascual de Necochea y de Josefa Boronté. El primero fue un destacado comerciante en Sudamérica, al igual que otros miembros de su familia. Un pariente de Casimiro Francisco, Juan Esteban Necochea —asimismo de Urzainqui— se dedicó a los negocios de ultramar, y figura anotado en la Universidad de Cargadores a Indias, en la Matrícula de Comerciantes de Cádiz en el año 1758.

Contrajo matrimonio el 12 de octubre de 1784 con María Mercedes Saraza y Tirado, de la misma ciudad bonaerense. En 1789 declaró un capital de 14.000 pesos que había aportado al matrimonio, según le fue aceptado judicialmente el 27 de noviembre del este año. En esta ocasión, su esposa declaró que lo que había denunciado su esposo era justo, a pesar del tiempo transcurrido. Uno de sus hijos, Mariano Pascual (Buenos Aires, 1792–Lima, 1849), intervino en las guerras de la Independencia y fue general de ejército en Argentina y Chile y mariscal del Perú. María Mercedes Saraza descendía del matrimonio constituido por el navarro Javier Saturnino Saraza, regidor en esta ciudad, y de Juana Josefa Tirado y Castro. Ambos progenitores pertenecieron a la Venerable Orden Tercera de San Francisco; siendo elegidos Javier Saturnino su ministro en 1774, y Juana Josefa Tirado su abadesa civil en 1768. El mismo Casimiro Francisco de Necochea fue hermano profeso de la hermandad seglar. Al enviudar de éste, María Mercedes Saraza casó el 9 de diciembre de 1805, en la Catedral de Buenos Aires, con José María del Pino, hijo del virrey del Río de la Plata, Joaquín del Pino y Remory Echanz, capitán primero del Real Cuerpo de Artillería en la plaza porteña. Los novios celebraron su matrimonio con dispensa total de las tres conciliares.

Casimiro F. de Necochea, de profesión armador, mandó construir en el Paraguay el primer buque que hizo el tráfico en el Río de la Plata. Tuvo numerosos inconvenientes para llevarlo a Buenos Aires, debido a que los prácticos del río Paraná le aseguraban que la fragata no podía pasar hasta el Paraná Guazú por falta de agua. Entonces decidió que fuera enviada a la ensenada de Barragán, lo que también provocó quejas de los prácticos, que aseguraban que ese puerto se encontraba cegado. Finalmente, manteniéndose firme en su resolución, ordenó que la nave situada colocada en dicha ensenada, lo que se logró sin inconvenientes. La actitud de Necochea sirvió, hacia 1799, para que otros copiaran el ejemplo de construir embarcaciones en los astilleros del Paraguay y no en España. Se trató de la fragata Nuestra Señora de los Dolores, también conocida como La Primera, que llevó en sus bodegas, tasajo, cueros y demás mercancía en gran cantidad. En 1802 esta nave partió hacia Callao por el cabo de Hornos. Necochea, con similares propósitos, arrendó otras fragatas que partían de Callao y llegaban a Buenos Aires para cargar frutos del país, exportando sebo a Lima y a La Habana. Consta también que se asoció con un primo hermano de su esposa, el vasco Martín de Alzaga, extendiendo el tráfico hasta Cádiz y Santander. En esta ciudad, los socios de la casa, Marcos y Francisco de Vergara, recibían en sus almacenes cientos de productos que se negociaban en gran escala.

En 1791 figura como uno de los comerciantes que actuó como delegado del Cabildo para viajar o costear las expediciones a las Salinas, lugar que, como su nombre lo indica, constituía un reservorio de sal, fundamental para el abastecimiento de la ciudad y la conservación de carnes y cueros.

Fue elegido defensor de menores y regidor del Cabildo en 1791, siendo reelecto para este último cargo en 1794. En esta ocasión presentó el arancel de abastos para la ciudad, que fue aprobado sin discusión. El 10 de diciembre de 1793 figura su apellido con donativos de dinero al Rey. Estampó su firma en un petitorio al Rey, solicitando en 1794 la instalación del Consulado de Buenos Aires. Tres años más tarde, y debido a sus actividades comerciales particulares, se alejó del Cabildo y del cargo en el Consulado.

Necochea mantuvo un litigio junto con Martín de Alzaga en representación del gobierno porteño, contra Juan Giménez de Paz y Antonio Obligado, apoderados de los hacendados. Ello se debió a que por Real Orden del 31 de enero de 1797, se estableció que la junta de comerciantes debía componerse de comerciantes y hacendados, respectivamente, por partes iguales. Las dos clases alternarían por bienio en los oficios de prior y síndico en relaciones que, por lo general, no eran muy cordiales.

En 1798 pidió que se eximiese a los productos que venían de puertos extranjeros del impuesto del uno por ciento.

En el año siguiente de 1799, el movimiento comercial que su nombre registra fue múltiple. La fragata La Purísima Concepción, procedente de Tenerife, islas Canarias, importaba vino, aguardiente y otros efectos a consignación de Necochea. En 1800 participó del tráfico de esclavos y recibió, junto con Francisco Antonio Maciel de Montevideo, 250 de la carga que había en la goleta española Santa Fortunata. La exportación de cueros a España alcanzaría por momentos la suma de más de 35.000 cueros por envío, lo que demuestra el alto nivel de sus negocios. En 1801 asoció a su empresa comercial a Narcizo de Iranzuaga, a la sazón capitán de su fragata La Paz. El Telégrafo Mercantil, del 4 de abril de dicho año, anunció la noticia de que se había constituido una “Compañía de giro que deberá desde ahora titularse Necochea e Iranzuaga”, para la obtención de una mejor administración de los negocios y la multiplicación y ganancia de los mismos.

En 1801 y 1806, el nombre de Necochea aparece solicitando al Cabildo la copia certificada de los bandos del 26 de agosto de 1775 y de 1785, por los cuales se prohibía tener ganado y ser estanciero en el territorio del Río de la Plata, si no se poseían tres mil varas de frente y legua y media de fondo reglamentarias.

Falleció en Buenos Aires, en 1802, si bien algunas fuentes afirman que fue un año después. Su viuda y sus descendientes prosiguieron al frente de la empresa, asesorados por el administrador Manuel de Larravide, haciendo reclamos por altas sumas de dinero que se les debían.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de la Nación (Argentina), Cabildo de Buenos Aires, Índice de Nombres: 1589 a 1821; Sala X, Gobierno, 4-7-5; Tomas de Razón de despachos militares, Cédulas de Premio, retiros, empleos civiles y eclesiásticos, donativos, etc., 1740-1821, Buenos Aires, 1925; Consulado de Buenos Aires. Actas-Documentos, t. I, Buenos Aires, Kraft Ltda., editores, (1936), pág. 94, y t. II (1947), págs. 320-323; Archivo de la Venerable Orden Tercera de San Francisco (San Roque de Montpellier, Argentina), Libros de Hermanos y luminarias.

L. de Rivera, Comisión a Tomás Ortega Fernández para tomar declaraciones acerca de la fragata que construye Casimiro Francisco de Necochea, Asunción [Texas Archival Resources, Manuel E. Gondra Manuscript Collection, part IV (1778- 1799). 2138; AGI 124-1-5-E, September 25, 1798]; P. A. Cerviño, “El tridente de Neptuno es el cetro del mundo”, en Discurso inaugural de la Academia de Náutica, Buenos Aires, 25 de noviembre de 1799 (Biblioteca Nacional Argentina, Sección Manuscritos, n.º 6.380); E. E. Sánchez Zinny, Historia del general Mariano Necochea (mariscal del Perú) y de su época, Buenos Aires, La Plata, 1939, 2 vols.; G. O. Tjarks, El Consulado de Buenos Aires y sus proyecciones en la Historia del Río de la Plata (advertencia de Ricardo R. Caillet Bois, director del Instituto), t. I, Buenos Aires, Universidad, Facultad de Filosofía y Letras, 1962, pág. 126; G. Martínez Zuviría, Los tiempos de Mariano Necochea, Buenos Aires, Eudeba, 1969; V. O. Cutolo, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, t. V, Buenos Aires, Editorial Elche, 1975, pág. 37; V. D. Sierra, Historia de la Argentina. Fin del régimen de gobernadores y creación del Virreinato del Río de la Plata (1700-1800), libro primero, Buenos Aires, 1973, pág. 549, 3.ª ed.; F. F. Martín y Herrera, “El escudo de los Necochea”, en Boletín, (Buenos Aires, Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas), n.° 109, t. VII (1981), pág. 436; E. F. S. de Studer, La trata de negros en el Río de la Plata durante el siglo XVIII, Buenos Aires, Libros de Hispanoamérica, 1984, págs. 298 y 300; J. B. Ruiz Rivera, El Consulado de Cádiz, Matrícula de Comerciantes 1730-1823, Cádiz, Diputación Provincial, 1988, pág. 188; C. Jáuregui Rueda, Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires, 1747- 1823, Buenos Aires, Fuentes Históricas y Genealógicas Argentinas, 1989, pág. 349; H. Fernández de Burzaco, Aportes biogenealógicos para un Padrón de habitantes del Río de la Plata, t. V, Buenos Aires, 1990, pág. 22, y t. VI, 1991, pág. 79; H. A. Silva, El comercio entre España y el Río de la Plata (1778- 1810), Madrid, Banco de España, Servicios de Estudios, Estudios de Historia Económica, 1993; S. R. Frías y C. A. García Belsunce, De Navarra a Buenos Aires, Buenos Aires, Instituto Americano de Estudios Vascos, 1996, págs. 180-182 y 209- 210; Archivo General de la Nación, Bandos de los Virreyes y Gobernadores del Río de la Plata (1741-1809), Buenos Aires, 1997, págs. 117 y 124; Fundación Vasco Argentina Juan de Garay, Los vascos en la Argentina. Familia y protagonismo, Buenos Aires, Lara Producciones Editoriales, 2000, pág. 749; N. Siegrist de Gentile, “Hermanos de la Orden Tercera de San Francisco en Buenos Aires. Siglos XVII-XX”, en Boletín del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas (BIACG), (Buenos Aires), t. 25, n.º 230 (2004), pág. 43; “Letras N-S”, en BIACG, t. 25, n.º 232 (2004), págs. 8 y 38.

 

Nora Siegrist

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