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Francisco Angulo

Biografía

Angulo, Francisco. Lucena (Córdoba), c. 1538 – Sucre, Chuquisaca (Bolivia), 1611. Jesuita (SI), misionero y superior.

Entró en la Compañía de Jesús en Granada, sede de uno de los primeros noviciados de los jesuitas en España. Era el año 1558. La Filosofía la cursó, desde el año siguiente, en Córdoba (y hasta 1562), mientras que la Teología la escuchó en Salamanca, entre 1562 y 1566. Un período de formación que no fue impedimento para realizar ministerios pastorales en la ciudad universitaria hasta 1571. Fue de los últimos jesuitas que pasó por Simancas —sede del primer noviciado de España—, continuando después en Soria.

En 1577, recibió destino en Perú, tras haber escrito distintas cartas donde se ofrecía para ser enviado a las Indias occidentales. Su llegada a la Ciudad de los Reyes, Lima, se produjo en 158 1, formando parte de la expedición de Baltasar de Piñas. Se Sabe de su oficio de consultor del Colegio de San Pablo de Lima, pues en 1584 escribía al prepósito general Claudio Aquaviva para que procurase el envío de adecuados profesores de gramática latina. No consideraba que los jesuitas peruanos se encontrasen adecuadamente preparados para impartir esta disciplina, existiendo el peligro del desprestigio hacia los estudios impartidos por la Orden, perdiendo estudiantes en favor de la universidad.

Desde distintos puntos de las Indias se pedía el concurso de los jesuitas. Uno de ellos fue el dominico Francisco de Vitoria, obispo de la diócesis argentina de Tucumán. La petición la hizo en el marco del III Concilio Limense en 1583, recordando la necesidad que tenía de misioneros de la Compañía en su diócesis. El nuevo superior provincial, Juan de Angulo, destinó para esta misión a Francisco de Angulo, después de haber escuchado también su ofrecimiento. Pronto tuvo que asumir en Tucumán funciones de gobierno, además de la condición de comisario de la Inquisición en aquella diócesis. Le acompañaban en su nuevo destino el padre Alonso de Barzana y el hermano Juan de Villegas, alcanzando la sede del obispado, Santiago del Estero, en octubre de 1585. No será ésta la única petición del obispo Vitoria, atendida por los superiores de la Compañía, pues el provincial del Brasil le remitió otros tres padres y un escolar, los cuales pasaron a la misión de Tucumán. Ésta dependía de la Provincia jesuítica del Perú. Angulo fue superior de la misma hasta 1590.

Lo que antes parecía una relación estrecha entre el obispo Vitoria y los jesuitas, cambió de tono. El arzobispo metropolitano de Lima, Toribio de Mogrovejo, solicitó a Francisco de Angulo información acerca de la labor pastoral del prelado de Tucumán.

Según informó este jesuita, Francisco de Vitoria se había ausentado hacía dos años de su diócesis, dedicándose a la búsqueda de perlas en el Brasil y favoreciendo su posterior comercialización en Tucumán y Potosí, con el concurso de la mano de obra de los esclavos negros. En esos momentos, el jesuita se convirtió en un destacado altavoz contra las situaciones de esclavitud que vivía la población de esta diócesis.

Solicitaba al arzobispo Mogrovejo que el Rey suprimiese el servicio personal de los indios, en la misma línea en que estaban trabajando jesuitas como Luis de Valdivia contra situaciones similares en Chile. El metropolitano limense se hizo eco de las denuncias realizadas por Francisco de Angulo y así se lo comunicó por carta a Felipe II, fechada en enero de 1593.

En su trabajo pastoral, destacó muy especialmente en el ejercicio de la predicación y en la atención y dirección espiritual a través de la confesión. Como comisario de la Inquisición, tuvo mano firme para remitir a Lima a aquellos sacerdotes que actuaban contra lo que disponía el Evangelio. Francisco de Angulo pasó en 1598 a Salta, en Argentina, para continuar en 1602 a Chuquisaca, hoy Sucre, donde falleció en 1611. Se convirtió en un hito más, dentro de la Compañía, en defensa de la condición de los habitantes de aquellas tierras.

 

Bibl.: G. Furlong, Misiones y sus pueblos de guaraníes, Buenos Aires, 1962; H. Storni, “Documentos del P. Francisco de Angulo, S.I., 1561-1575”, en Archivum Historicum Societatis Iesu, 4 (1971), págs. 147-152.

 

Javier Burrieza Sánchez