O’Brien, Antonio. Sevilla, c. 1720 – Tarapacá (Chile), c. 1780. Gobernador, metalúrgico y cartógrafo.
Era hijo de Daniel O’Brien, noble irlandés con casa de comercio en Sevilla, y de Isabel María Pitis. Siendo muy joven se incorporó como cadete a la carrera militar en el Regimiento de Irlanda y sirvió desde 1747 en los Ejércitos de África, Italia y España, alcanzando el grado de teniente capitán. Según su informe: sirvió cerca de catorce años en el Regimiento de Ultonia en calidad de cadete, de subteniente sencillo, de subteniente de granaderos y de teniente hasta 1759, año en que se retiró voluntariamente y con licencia de la vida militar. Y a en la vida civil, se dedicó al comercio influido por su matrimonio, celebrado en Cádiz el 28 de marzo de 1760, con la gaditana María de Cárdenas y Forsa, hija de Francisco Román de Cárdenas y de Luisa Forsa.
En noviembre, con el apoyo legal de su mujer, obtuvo licencia para pasar a América y dedicarse al comercio en la Nueva España, confiando en que algún pariente lo introdujera, pero al no conseguirlo, en 1762, se trasladó a Perú, donde sus amigos de Cádiz le dejaron algunas operaciones comerciales. Cuando llegó a Lima, España estaba en guerra con Inglaterra y Portugal, y el virrey Manuel Amat había encomendado a sus sobrinos la dirección de una escuela en la que los vecinos aprendieran las artes militares, y O’Brien entró en ella asumiendo tareas de instrucción y disciplina a los futuros militares que se formaron en los años 1762 y 1763, llegando a ser ayudante mayor de los Regimientos de Caballería y de Infantería con carácter honorífico. Por otra parte, sus conocimientos de geometría y perspectiva hicieron que se le encomendara el levantamiento de mapas y planos del puerto, muelle y fuerte de Callao, obras en las que participó como ingeniero voluntario junto a Carlos Berenguer (1763), y en las del Tribunal del Consulado.
Aunque O’Brien cultivó diversos menesteres, no se le puede clasificar de arbitrista, aun cuando compartiera con ellos la idea de proyectos detallados. En la materia que más destacó fue en los estudios mineralógicos, especialmente con minerales de plata, orientados a cambiar algunos hábitos políticos, técnicos y culturales con un doble fin: alcanzar un pleno dominio borbónico en aquellas provincias y aumentar la riqueza de la zona. Para informar a las autoridades e ilustrarlas con respecto a sus planes, O’Brien escribió numerosas cartas e informes, algunos de los cuales fueron acompañados de excelentes y hermosos mapas, que muestran al cartógrafo y dibujante en cinco mapas de gran calidad técnica y belleza, los cuales se encuentran, en originales o copias, celosamente conservados en bibliotecas y archivos: mapas del desierto, Costa, Pampa y de la Quebrada de Tarapacá desde Pampa Iluga (hoy es la Pampa del Tamarugal, una franja extremadamente desértica ubicada entre la cordillera de los Andes y la cordillera de la Costa en el norte de Chile, que entonces era parte del corregimiento de Arica en el virreinato peruano, hasta el altiplano a 4.000 metros de altura).
Se trata, pues, de fuentes fundamentales para conocer la historia de esa parte de América.
Entre los informes, mapas y proyectos destacan: Descripción de Tarapacá (1765), un análisis geográfico muy pormenorizado de esa provincia, en la que O’Brien enumera los recursos naturales (incluida la flora y la fauna) y los articula con el uso que esa sociedad había hecho de ellos y lo que a su juicio se debía hacer para lograr el fomento económico de Tarapacá; Proyecto para la irrigación del valle de Iluga (1765) comprende detallados estudios y mapas para lograr la irrigación de uno de los desiertos más áridos del mundo y hacerlo fértil productivo y poblado que es el mejor ejemplo de su mentalidad reformista, rigurosa y a la vez soñadora, si se considera la tecnología a la que entonces se tenía acceso; Explicación y modo de beneficiar los minerales de Huantajaya (1765- 1772) fue redactado a instancia del virrey de Perú que, desde 1761, tenía instrucciones reales de obtener información de la verdadera riqueza de ese mineral argentífero y las razones que impedían aumentar su productividad, así como conocer la población del corregimiento de Arica. El texto de esta obra permanece inédito, aun cuando algunas voces y definiciones han sido utilizadas haciendo referencia al legajo pero sin indicar el nombre del autor y del manuscrito (F. Langue y C. Salazar-Soler, 1993). El virrey consideró idóneo para tal cometido a O’Brien, porque su preparación técnica lo habilitaba para emitir juicios fiables independientes de las presiones locales, ya que hasta 1764 (en junio de ese año llegó a Tarapacá) sólo había recibido informaciones vagas, carentes de la precisión necesaria para dictar las políticas de fomento.
Así pues, O’Brien, después de ser nombrado alcalde mayor, visitador del mineral de Huantajaya y gobernador de Tarapacá, realizó una investigación que le permitió dibujar su primer plano del partido de Tarapacá, centrándose en el puerto de Iquique, y de la cercana mina de Huantajaya.
Elaboró un informe que explicaba las razones del bajo rendimiento de ese mineral y en el que se exponía también el mejor modo de extraer el mineral de plata. También incluyó una clasificación pormenorizada de la gran variedad de minerales argentíferos según los criterios de la época y definió el concepto de mineral, dando a conocer una modificación del proceso de amalgamación, como método de beneficio, para conseguir aumentar el rendimiento. Este trabajo es un intento de sistematizar y hacer comprensible un lenguaje especializado, fruto de la experiencia adquirida al estudiar los diversos minerales de la costa desértica de Tarapacá, alimentada por una tradición o lenguaje técnico más amplio. El mérito de Antonio O’Brien, como mineralogista, es haber redactado un manual de beneficio de la plata por amalgamación, en el siglo XVIII, que no ha sido divulgado hasta ahora, pero que tiene gran importancia para conocer los diversos modos de beneficio que existieron durante dicha centuria en el Perú virreinal.
En 1772, fue separado bruscamente de sus funciones y perdió el apoyo oficial que hasta entonces había disfrutado; no obstante, el Rey, oído el Consejo de Indias, ordenó que se restituyese a algún empleo, pero éste no llegó. Ante esta situación, su mujer, que hasta entonces no había podido pasar a América por enfermedad, se decidió a viajar (1775) “para asistirle y consolarle, ayudándole a sentir sus quebrantos, como verdadera compañera”, hasta que murió al final de la década de 1780.
Obras de ~: Cartas de Antonio O’Brien al virrey del Perú (6 de Septiembre de 1756) (ms. en Tarapacá, Archivo General de Indias [AGI], secc. Charcas, 490, doc. 12-a); Plano de la mina de Huantajaya y del puerto de Iquique, situados en la costa del Perú, Lima, 1764 (ms. en AGI, secc. Mapas y Planos del Perú y Chile, n.º 43); [Texto del mapa Plano de la mina de Huantajaya y del puerto de Iquique…], 1764(ms. en AGI, secc. Charcas, 490, doc. a.o.); El mineral de San Agustín de Huantajaya, Iquique, 1765(ms. en AGI); Plano que manifiesta el amojonamiento, medidas y labores de las minas del Cerro de San Agustín de Huantajaya, en la costa del Perú y provincias de San Marcos de Arica, 1766 (en Mapoteca del Archivo Nacional de Chile, n.os 458, 459 y 485); Explicación y modo de beneficiar los minerales de Huantajaya (ms. en AGI, secc. Charcas, 490, doc. 12 c-b, 14 fols.) [reprod. en F. Langue y C. Salazar- Soler, Dictionnaire des termes miniers en usage en Amérique Espagnole xvie-xixe Siecle, Paris, Editions Recherche sur les Civilisations, 1993].
Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias, Sevilla, Contratación, 5504, 196; Charcas, 490, doc. 1 (4 de mayo de 1756); doc. 5 (28 de octubre de 1755); doc. 12-a.m (4 de septiembre de 1765); doc. 8 (1761); doc. 9 (1764); doc. 12-a.a (1764); 12-a.c y a.d (1764); doc. 12-c (16 de septiembre de 1765); doc. 19.6; Lima, 1493 (3 de agosto de 1780 y 21 de noviembre de 1763); 881 (29 de noviembre de 1775); 881 (29 de noviembre de 1775).
G. Billinhurst, La irrigación en Tarapacá, Santiago de Chile, Imprenta y Librería Ercilla, 1893; R. Couyoumdjian y H. Larraín, “El plano de Quebrada de Tarapacá de Don Antonio O’Brien. Su valor geográfico y socio antropológico”, en Norte Grande (Santiago, Instituto de Geografía, Universidad Católica de Chile), vol. I (3-4) (1974), págs. 329-362; O. Bermúdez, Estudios de Antonio O’Brien sobre Tarapacá, Cartografía y labores administrativas, 1763-1771, Antofagasta, Publicaciones de la Universidad del Norte, 1975; S. Villalobos, La economía de un desierto, Tarapacá, durante la Colonia, Santiago de Chile, Ediciones Nueva Universidad Pontificia, Universidad Católica de Chile, 1979; J. Hidalgo, “Proyectos coloniales inéditos de riego del desierto: Azapa (Cabildo de Arica, 1619); Pampa Iluga (O’Brien, 1765) y Tarapacá 1807”, en Revista Chungará (Arica, Universidad de Tarapacá), 14 (1985), págs. 183-222; El fomento del mineral de Huantajaya, Antonio O’Brien y los orígenes del corregimiento de Tarapacá, 1756-1772, Santiago de Chile, Universidad de Chile, 1992 (inéd.); C. Gavira Márquez, “La Caja Real de Carangas y el Mineral de Huantajaya, 1750-1804”, en Anuario. Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (Sucre) (1999), págs. 105-137; J. Hidalgo Lehuendé y M. Castillo Martos, “Antonio de O’Brien y la explicación de los minerales de Huantajaya, sus nombres y beneficio (1765)”, en LLULL, 27 (58) (2004), págs. 5-39.
Manuel Castillo Martos