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Amaneo de Labrit

Biografía

Labrit, Amaneo de. ?, c. 1478 – Casteljaloux (Francia), 11.XI.1520. Obispo de Pamplona, cardenal.

Hijo de Alain, señor de Albret (Francia), y de Francisca de Bretaña. Hermano menor de Juan de Albret, rey consorte de Navarra (1491-1512), y de Carlota, duquesa de Valentinois. La vida eclesiástica de Amaneo de Labrit no puede separarse de la vida política de la Familia Real de Navarra, a la que perteneció colateralmente. Consecuencia de esa relación fue su nombramiento como obispo de Pamplona.

Destinado a la Iglesia, Amaneo de Labrit inició su carrera canónica recibiendo las órdenes menores, acumulando algunas dignidades y beneficios dependientes de su familia y recibiendo el nombramiento como protonotario apostólico. Su formación fue, sin embargo, más cortesana que clerical, y no cursó estudios universitarios. A raíz del compromiso matrimonial en 1499 de su hermana Carlota con César Borgia, quien previamente había sido administrador de la diócesis de Pamplona y de sus rentas, Alain de Albret consiguió de Luis XII de Francia el compromiso de obtener la dignidad cardenalicia para su hijo Amaneo.

Alejando VI, padre del novio, concedió sin dificultad el capelo, siendo Amaneo de Labrit cardenal diácono del título de San Nicola in Carcere Tulliano desde el 20 de septiembre de 1500.

El cardenal de Labrit fue nombrado para diversas abadías anexas a los señoríos familiares, pero de los obispados de Comminges y Condom (1499) parece que no llegó a tomar posesión efectiva, y sólo disfrutó plenamente de las rentas del de Oloron entre 1500 y 1506. Según J. Goñi Gaztambide y, antes de él, P. Boissonnade, Catalina de Foix y Juan de Labrit tuvieron, hacia 1500, el proyecto de acumular todas las dignidades episcopales de sus estados —el reino de Navarra en España y los diversos señoríos franceses, no soberanos— en una sola y nueva provincia eclesiástica, que habría de ser encomendada al cardenal, su hermano y cuñado. No hay pruebas documentales de tal intención, pero desde marzo de 1502 Amaneo de Labrit residió en la Corte romana y se implicó en la compleja vida del entorno pontificio, en el que era tratado con arreglo a su parentesco. Fruto efectivo de esa proximidad fueron nuevos beneficios, incluyendo brevemente el obispado de Vannes, en 1504, y más establemente el de Pamiers (1502-1506), el de Bazas (1504-1520) y el de Lescar (1507-1515).

Un primer intento de lograr para él el obispado de Pamplona fracasó al negarse el Cabildo en 1507, pero en 1510, a la muerte del cardenal Fazio Santori, Amaneo de Labrit recibió de Julio II la administración de la diócesis, una más en su notable acumulación de beneficios. El 9 de septiembre de 1510 el cardenal de Labrit tomó posesión de la mitra mediante un procurador, y la administró indirectamente a través del vicario general Pedro de Aguilar. Durante el episcopado de Labrit la diócesis vivió la situación convulsa de guerra civil que imperaba en el reino, y los arciprestazgos de Guipúzcoa y de la Valdonsella, situados respectivamente en Castilla y en Aragón, fueron administrados separadamente durante parte del tiempo.

A partir de agosto de 1510 Luis XII estimuló la posición rebelde contra Julio II de algunos cardenales, que derivó en el Concilio cismático de Pisa. El cardenal de Labrit se encontraba en ese momento en Italia, tomó parte en la inauguración del Concilio el 1 de noviembre de 1511, y participó en todas sus sesiones en Pisa, Milán, Asti y Lyon, hasta su final en julio de 1512. A pesar de esto y de su evidente cercanía a la política del rey de Francia, su señor, y de los reyes de Navarra, sus hermanos, aliados al anterior por el tratado de Blois, no fue excomulgado explícitamente por el Papa.

Como resultado de la nueva situación política —tras la excomunión de los cismáticos, Fernando el Católico conquistó Navarra en julio de 1512 y asumió formalmente la Corona en las Cortes de Pamplona de marzo de 1513—, Amaneo de Labrit fue privado de las rentas episcopales de Pamplona, que se destinaron a la Cámara Apostólica. La sede pamplonesa fue gestionada por sucesivos administradores apostólicos, mientras que el obispo titular seguía residiendo en Francia, suspendido de sus funciones y obteniendo otros nombramientos. Al llegar Carlos I a España Amaneo de Labrit recuperó la gestión directa de su mitra (1517). No obstante, nunca residió en su sede, y murió en uno de los señoríos franceses de su familia a los cuarenta y dos años de edad.

Amaneo de Labrit llevó una vida de gran señor del Renacimiento, tanto en la curia pontificia como en sus frecuentes viajes diplomáticos y en su vida privada en el castillo de Montignac o en la abadía de Brantôme.

Fue ante todo un hombre de mundo vinculado familiarmente a la política de su época.

 

Bibl.: A. Luchaire, Alain le Grand, Sire d’Albret: l’administration royale et la féodalité du Midi (1440-1522), Paris, Hachette, 1877; P. Boissonnade, Histoire de la Réunion de la Navarre à la Castille. Essai sur les relations des princes de Foix-Albret avec la France et l’Espagne (1479-1521), Paris, 1893 (Historia de la incorporación de Navarra a Castilla: ensayo sobre las relaciones de los príncipes de Foix-Albret con Francia y con España [1479-1521], introd. y anotaciones de E. Ramírez Vaquero, trad. de E. Ramírez Vaquero y A. M.ª Ramírez-Merz, Pamplona, Fondo de Publicaciones del Gobierno de Navarra, 2005); V. Pradera, Fernando el Católico y los falsarios de la historia, Madrid, Rivadeneyra, 1922; M. Batllori y Munné, Alejandro VI y la Casa Real de Aragón, 1492-1498: Discurso leído por el P. Miguel Batllori, S. J., el día 8 de junio de 1958, con motivo de su recepción, y contestación del Sr. D. Gregorio Marañón, Madrid, Real Academia de la Historia, 1958; J. Goñi Gaztambide, Historia de los obispos de Pamplona, III, Siglo xvi, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1985; M. I. O stolaza Elizondo, “El Reino de Navarra en el dilema de su incorporación a Castilla o su fidelidad a los Albret. Agramonteses y beamonteses entre 1512-1524”, en Huarte de San Juan. Geografía e Historia (Pamplona), 1 (1994), págs. 55-113; A. Floristán Imízcoz, “¿Conquista o restauración? La incorporación de Navarra a la monarquía española”, en Hispania, 2/59 (1999), págs. 457-491; “Examen de la conquista castellana. La introspección de los cronistas navarros (siglos xvi-xviii)”, en Príncipe de Viana, 219/61 (2000), págs. 79-134.

 

Pascual Tamburri Bariain

 

Relación con otros personajes del DBE