Oropesa, Pedro de. ?, s. m. s. xv – 1529. Consejero del Consejo Real, teólogo. Se desconocen el lugar y fecha de su nacimiento.
Fue colegial de San Bartolomé de Salamanca desde 1478, donde se terminó doctorando en Leyes. Su paso al Consejo por título de 30 de septiembre de 1491 se debió a la decisión personal de la reina Isabel, lo que motivó que desde ese momento apoyara a quienes se habían agrupado en torno a la Reina Católica y cuya ideología era tolerante. Su oficio como consejero le sirvió para demostrar sus capacidades jurídicas, tanto a nivel canónico como cesáreo, convirtiéndose pronto en uno de los oidores sobre los que la reina Isabel tenía más confianza, sin embargo, su cuidadoso trabajo terminó perjudicándolo, puesto que el bando “fernandino” le acusó de moroso en su actividad dentro del despacho.
La confianza que la Reina tenía sobre él y el apoyo directo que él mismo mantenía hacia su Soberana permitieron que en el año 1495 la Reina Católica le ofreciera el arzobispado de Toledo, puesto que Pedro de Oropesa rechazó dejando paso a Francisco Jiménez de Cisneros, confesor franciscano de Isabel. Este acto permitió que entre ambos hombres se estableciera un importante vínculo que se tradujo en una estrecha colaboración, la cual quedó reflejada tras la muerte de Felipe I, apodado el Hermoso. Tras la muerte del esposo de Juana, la hija de los Reyes Católicos, y debido a la incapacidad de la misma para hacerse con los asuntos de Gobierno, tanto el arzobispo de Toledo como el consejero propusieron el regreso a Castilla de Fernando el Católico, idea en la que fueron apoyados por el Consejo. Desde 1504, Oropesa se convirtió en decano del Consejo, apoyando siempre al monarca Fernando. Pero, pese a este abierto apoyo, no pudo intervenir de forma directa en los asuntos de gobierno hasta la muerte de Fernando, acontecida en enero de 1516. Con el fallecimiento del Monarca, Cisneros se hizo con el control del gobierno y gracias a la relación con Cisneros, Pedro de Oropesa recuperó protagonismo en los procesos de toma de decisión. Pero la creciente hostilidad entre el cardenal Cisneros y los colaboradores borgoñones del nuevo Rey, Carlos I, hizo que definitivamente el consejero y decano del Consejo quedara apartado del poder. La ausencia de Oropesa en los ámbitos de poder fue justificada mediante una serie de supuestos achaques que padecía el consejero, lo cual se afirma en los informes que elaboró Galíndez de Carvajal tras el movimiento comunero. Pese a no estar presente en el poder, siguió perteneciendo al Consejo Real, aunque ya no participase en él, ya que consta que en torno a 1522 llevaba un par de años sin pasar ni residir en él a causa de sus enfermedades. Perteneció a dicho Consejo hasta su fallecimiento a mediados de 1529.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Escribanía Mayor de Rentas, Quitaciones de Corte, leg. 37; Contaduría Mayor de Cuentas, 1.ª época, leg. 422; Estado, leg. 15; Biblioteca Nacional, ms. 5572, fols. 39-42.
L. Marineo Sículo, Vida y hechos de los Reyes Católicos, Madrid, Atlas, 1943, pág. 180; T. de Azcona, Isabel la Católica. Estudio crítico de su vida y su reinado, Madrid, La Editorial Católica, 1964 (Biblioteca de Autores Cristianos, vol. 237), pág. 326; M. Bataillon, Erasmo y España, Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1966, pág. 1; P. Gan Giménez, “El Consejo Real de Castilla: tablas cronológicas (1499-1558)”, en Chrónica Nova, 4-5 (1969), págs. 38-39; V. Beltrán de Heredia, Cartulario de la Universidad de Salamanca, vol. II, Salamanca, Universidad, Secretariado de Publicaciones, 1970-1973, págs. 499-500; P. Gan Giménez, El consejo Real de Carlos V, Granada, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1988, págs. 252 y 295-296; I. J. Ezquerra Revilla, “Pedro de Oropesa”, en J. Martínez Millán (dir.), La Corte de Carlos V, vol. III, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, pág. 309.
Alejandro López Álvarez
