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Gracián de Briviesca de Muñatones

Biografía

Briviesca de Muñatones, Gracián de. Briviesca (Burgos), f. s. XV – p. s. XVI – ?, 4.V.1567. Consejero de Indias.

Hijo del alcalde de Casa y Corte Juan Sánchez de Briviesca y de su esposa, Juana de Muñatones, la familia Briviesca tenía su solar en la burgalesa población del mismo nombre, señorío de los condestables, mientras que la familia Muñatones era de origen vizcaíno. Las influencias de su padre, que accedió a la alcaldía en 1522, procuraron a Gracián su nombramiento como capellán real el 26 de septiembre de 1525. Ingresó en el Colegio de Santiago el Cebedeo en abril de 1539, adonde llegaba habiendo alcanzado el grado de bachiller en Decretos. Durante los años en que se ocupaba de su formación, siguió recibiendo la correspondiente quitación como capellán real por orden expresa del Emperador, hasta noviembre de 1542.

Finalizados sus estudios, era proveído en el oficio de alcalde de la Chancillería de Valladolid, cuyo ejercicio compatibilizó con la atención al archivo de Simancas, actividad que desarrollaba en nombre de su hermano Juan de Briviesca. Carlos V se dirigía a Gracián en algunas ocasiones para requerir libros o documentos custodiados en Simancas. Concretamente, en octubre de 1548 le solicitó las Capitulaciones de Granada recogidas entre los papeles del secretario de los Reyes Católicos, Hernando de Zafra. Su vinculación a la ascendente facción “ebolista” y la protección que le dispensaba el marqués de Mondéjar, le procuraron su ascenso a una plaza de consejero de Indias el 4 de junio de 1549. Desde entonces, su trayectoria evolucionó en paralelo a la desarrollada por su protector.

Fue uno de los integrantes de la Junta reunida en Valladolid en 1550 con la finalidad de establecer y fijar la normativa vigente respecto al tratamiento de la población indígena después del fracaso en la aplicación de las Leyes Nuevas y en respuesta a las necesidades impuestas por el afán de conquistar nuevos territorios. La publicación de la obra titulada Confesionario por parte de Bartolomé de las Casas había provocado la respuesta de Ginés de Sepúlveda, quien presentaba una denuncia ante el Consejo Real, en la que se culpaba al autor de la comisión de alta traición, y otra en el Consejo de Inquisición, bajo la acusación de herejía. Ninguna de ellas prosperó, y el asunto fue remitido al Consejo de Indias. El episodio se saldaba con la reprimenda que el presidente de dicha institución administró a De las Casas y con el secuestro de los ejemplares de su libro en noviembre de 1548. No obstante, los proyectos de nuevas expediciones hacían necesario clarificar los criterios referidos al tratamiento de la población indígena, por lo que fue preciso convocar la citada Junta. La reunión finalizaba sus sesiones en abril de 1551 sin haber alcanzado un acuerdo sobre la adopción de medidas concretas. Sin embargo, sirvió para poner de manifiesto el enfrentamiento existente entre los dominicos Sepúlveda y De las Casas, quienes enfrentaron sus tesis. En esta fecha se iniciaba la segunda convocatoria de la Junta. A pesar de que Bartolomé de las Casas no asistió a ella, Sepúlveda no lograba convencer a sus componentes de que aceptaran sus planteamientos, por lo que, sin haber alcanzado una resolución consensuada, se decidió que cada uno de los miembros de la Junta hiciese llegar su parecer de manera individualizada a Carlos V.

Igualmente, en 1551, el Consejo de Indias proponía a Gracián de Briviesca como presidente de la Audiencia de Santafé de Bogotá (Nueva Granada). Sin embargo, el nombramiento no se produjo hasta 1554.

Por tanto, Briviesca seguía desarrollando sus obligaciones como consejero de Indias. Así, en 1552 se encontraba entre los refrendadores de las nuevas Ordenanzas de la Casa de la Contratación firmadas por el príncipe Don Felipe en Monzón el 11 de agosto. Estas nuevas disposiciones suponían el resultado de la labor desarrollada por Hernán Pérez de la Fuente, quien recibía el encargo por parte del Emperador de efectuar una visita a dicha institución en 1549, y, posteriormente, en 1551 repetía esta actuación en la Audiencia de Grados, ante los graves y continuados conflictos surgidos entre ambos organismos. Así, mientras que la citada Audiencia era objeto de reforma, la Casa de la Contratación recibía una nueva ordenación que reglamentaba toda su actividad administrativa.

A pesar de la demora acumulada desde que se produjese su designación como presidente de la Audiencia de Santa Fe, cuando se encontraba en Sevilla preparado para iniciar su viaje, la princesa Doña Juana le reclamó, por lo que la provisión quedó revocada. De esta manera, Briviesca se incorporaba al ejercicio de sus obligaciones como consejero de Indias en abril de 1555, a pesar de que Juan Vázquez de Arce había recibido nombramiento para cubrir su vacante y se había integrado en el organismo. De este modo, formaba parte de la Junta que, reunida en Valladolid, trataba sobre la conveniencia de acceder a la concesión de encomiendas a perpetuidad. La división en su seno y el anuncio de la vuelta de Carlos V a Castilla propició su disolución sin que se hubiese tomado ninguna decisión al respecto.

Briviesca, durante el desarrollo de la Junta, había integrado el colectivo que se mostraba contrario a la adopción de esa medida, sumándose así al grupo que compartía opinión con el marqués de Mondéjar.

En diciembre de 1556 conformaba, junto a su compañero Juan Sarmiento y a dos miembros del Consejo Real, una Junta cuya finalidad era esclarecer el conflicto de jurisdicción surgido entre ambas instituciones a causa del enfrentamiento mantenido entre el corregidor de Cádiz y los oficiales que prestaban sus servicios en la Casa de la Contratación en relación con la visita a unos navíos. Asimismo, hacía frente común con el presidente y el resto de consejeros para reclamar a Felipe II sobre la pérdida de atribuciones que suponía para el Consejo de Indias la nueva instrucción adoptada en 1557. Hasta entonces, la administración de la hacienda colonial era competencia de dicha institución, pero, al comienzo de su reinado, el nuevo Monarca optaba por encomendar la gestión de la hacienda real en dichos territorios al Consejo de Hacienda. Si bien este cambio estaba relacionado con el intento de atajar los problemas para poder sufragar el coste económico de la política de la Monarquía y con los intereses de la facción “ebolista” por controlar los asuntos relacionados con las finanzas de la misma, las reclamaciones por parte de los miembros del Consejo de Indias se reiteraron desde la publicación de la citada instrucción. Los retrasos e inconvenientes que provocaba la duplicación de los trámites en los temas tratados por ambos Consejos propició que se fuese relajando el cumplimiento de las disposiciones adoptadas en 1557 y a su definitivo abandono en 1562.

Con la marcha de Gregorio López, vacaba el cargo de asesor del Consejo de Cruzada. Gracián de Briviesca había asumido esta labor durante los períodos en los que Gregorio López se encontraba ausente, por lo que, conocedor de este cometido, solicitaba la provisión en dicha plaza en junio de 1557. Igualmente, Briviesca, como el resto de los consejeros letrados del Consejo de Indias, apoyó las protestas provocadas por la gestión del marqués de Cañete, quien llegaba a finales de 1556 a Perú como nuevo virrey. Las quejas sobre su forma de gobernar, sobre todo referidas a su prodigalidad, especialmente notable con sus allegados, comenzaron a recibirse en el Consejo de Indias pocos meses después.

El contador de Cuentas Pedro Rodríguez Portocarrero, que había acudido junto a Cañete para examinar los libros de los oficiales reales, encabezaba las críticas contra el virrey. A él se sumó el conjunto de personas revoltosas que el marqués había remitido a la Península con la recomendación de que no se les permitiese retornar, por considerar su presencia en Perú inconveniente para lograr la pacificación, objetivo prioritario incluido en sus instrucciones, y la estabilidad política.

Los miembros del Consejo de Indias, entre los que se encontraba Gracián de Briviesca, propusieron a Felipe II la realización de una consulta el 4 de noviembre de 1557, así como que se prohibiese al virrey disponer libremente de la Hacienda Real, puesto que sus miembros consideraban que había despilfarrado sus recursos.

Asimismo, se informaba al Monarca muy desfavorablemente de su forma de proceder en los asuntos políticos del virreinato en general. Como resultado, fue destituido en 1559. En este sentido, no deja de ser curioso que su hermano Juan de Briviesca Muñatones, vinculado a Fernando de Valdés, fuese alejado de la Corte en 1560, cuando fue proveído juez de perpetuidad en Lima. Las irregularidades que cometió en el desempeño de este cargo propiciaron su destitución y encarcelamiento, aunque, posteriormente, logró rehabilitarse políticamente.

Gracián de Briviesca continuaba vinculado al Consejo de Indias hasta que, el 13 de mayo de 1560, fue proveído consejero de Castilla. Su nombramiento estaba relacionado con el ascenso del marqués de Mondéjar a la presidencia de este organismo unos meses antes. Desde su entrada en el organismo estableció una firme amistad con Hernando Suárez de Toledo, que quedó sellada por el matrimonio entre sus vástagos.

Prestó sus servicios en esta institución hasta que se produjo su fallecimiento el 4 de mayo de 1567.

 

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Henar Pizarro Llorente