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Jerónimo González y Martínez

Biografía

González y Martínez, Jerónimo. Sama de Langreo (Asturias), 12.II.1875 – Gijón (Asturias), 9.XI.1946. Jurista.

Estudió Derecho en Oviedo en unos años en que la Facultad era un reducto de krausismo: en ella enseñaban Adolfo Posada, Adolfo Álvarez Buylla, Fermín Canella, Aniceto Sela, Rafael Altamira y Leopoldo Alas Clarín, a quien Jerónimo González llamaría “querido maestro que tanto ha influido sobre mis estudios y sobre mi vida espiritual”. Desde ese contacto en sus años universitarios con los destacados krausistas asturianos, puede decirse que el pensamiento y la personalidad de Jerónimo González quedaron enmarcados en esa corriente de la filosofía española.

En Madrid obtuvo el grado de doctor (1897), pero regresó a Asturias, donde ejerció de fiscal en Langreo entre 1899 y 1901. Autodidacta de vocación, no había dejado de profundizar en las matemáticas, cuyo rigor le cautivaba, y en esos primeros años de actividad jurídica —para él, profundamente insatisfactoria— impartió clases de Matemáticas, primero en Langreo y luego en Gijón, donde fue nombrado secretario de la Cámara de Comercio.

En 1907 volvió a trasladarse a Madrid para opositar a las plazas de letrado de la Dirección General de los Registros y del Notariado, y obtuvo el número uno. Poco tiempo después comenzó su actividad docente en la Universidad Central, en la que ejerció como profesor de doctorado. Se renovó, sin embargo, en este segundo comienzo de su vida jurídica, la desilusión que le producía el Derecho, que encontraba cambiante, efímero y poco merecedor de una entrega vital. A ese desagrado encontró salida, sin embargo, por dos vías: por un lado, ahondando en una rama del Derecho que hasta ese momento carecía de rigor científico —el Derecho Hipotecario— y que él construyó con rigor geométrico trazando sus grandes principios (una de sus obras más importantes se titula precisamente Principios hipotecarios), y, por otro lado, asumiendo, por lecturas de Ihering, la llamada “jurisprudencia de intereses”, superadora de la “jurisprudencia de conceptos”. En uno de sus estudios metodológicos de madurez repite la frase del gran jurista alemán: “El culto de la lógica degrada la jurisprudencia a una especie de matemática”. En otro lugar escribe: “En las abstracciones algebraicas apenas sí distinguimos la exuberante vida social”. Y en otro contrapone “la realidad palpitante” con “la técnica rigurosamente lógica”.

Su construcción del Derecho Hipotecario fue eminentemente teórica, pero también trasladó sus ideas a las leyes hipotecarias en cuya redacción participó: la de 1909 y la vigente de 1944. En 1925 fundó la Revista Crítica de Derecho Inmobiliario —que aún subsiste—, como plataforma pública donde difundir las nuevas ideas.

En 1931 fue nombrado presidente de la Sala Primera del Tribunal Supremo y en 1932 fue elegido académico de número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Desarrolló una amplia labor desde la Comisión de Códigos, de cuya sección de Derecho Privado fue presidente. Su amistad con Azaña —letrado, como él, de la Dirección General de los Registros— le valió un duro expediente de depuración al terminar la Guerra Civil. Pero pudo finalmente reintegrarse a la Dirección, de la que fue nombrado subdirector —el máximo cargo técnico— en 1942. “Con ser ingente la obra de don Jerónimo González —escribió uno de sus discípulos—, siempre he pensado que lo que le da un perfil más peculiar entre nuestros juristas es el modo como supo vivir una vida de puro pensador, dedicada minuto por minuto a satisfacer su vocación con una modestia y un renunciamiento tan extraños en nuestra época”.

 

Obras de ~: Estudios de Derecho Hipotecario (Orígenes, sistemas, fuentes), Madrid, Estanislao Maestre, 1924; Principios hipotecarios, Madrid, Imprenta Sáez Hermanos, 1931; Estudios de Derecho Hipotecario y Derecho Civil, Madrid, Ministerio de Justicia, 1948, 3 ts.

 

Bibl.: J. L. Díez Pastor, “Don Jerónimo”, en Revista de Derecho Privado (noviembre de 1946), pág. 803; J. Castán Tobeñas, “La personalidad, la metodología y la obra de don Jerónimo González”, y R. Núñez Lagos, “Don Jerónimo”, en Estudios de Derecho Hipotecario y Derecho Civil, Madrid, 1948 (Madrid, Civitas, 2009), ts. I y II, respect.; C. González Velasco, “Aspectos humanos de mi padre, Jerónimo González”, en Boletín del Colegio de Abogados de Oviedo (1973), págs. 80 y ss.; M. A. Romero Viéitez, “Don Jerónimo González, su influencia en el Derecho Privado Español”, en Revista de Derecho Notarial, LXXXVII (enero-marzo de 1975), pág. 335; A. Pau Pedrón, “Don Jerónimo, mito, paradigma, parábola”, en Clarín, Ganivet, Azaña. Pensamiento y vivencia del derecho, Madrid, Tecnos, 1994; P. Prada Álvarez-Buylla, “Don Jerónimo González: notas para una biografía”, en Revista Crítica de Derecho Inmobiliario, 657 (enero de 2000), pág. 363.

 

Antonio Pau Pedrón

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