Díez, Esteban. Quintanilla Vivar (Burgos), 1763 – Baliuag (Filipinas), 30.X.1830. Agustino (OSA), gramático tagalo.
Fue su alumbramiento el año 1763 en la villa burgalesa de Quintanilla Vivar. Y allí transcurrieron sus días hasta que ingresó en el claustro del convento de San Agustín de Burgos, donde emitió sus votos el año 1779. En la ciudad castellana inició su carrera eclesiástica y, ya a punto de concluirla, se enroló en la Misión recolectada por el comisario procurador de Filipinas fray Santiago Tovar.
La Misión se hizo a la mar en El Puerto de Santa María rumbo a Veracruz el día 22 de noviembre de 1784 en la fragata Nuestra Señora del Rosario. Del “Expediente formado sobre la reseña pasada en el Hospicio de Santo Tomás de Villanueva, extramuros de México, a los treinta religiosos agustinos calzados que vienen de España para pasar a la Provincia del Dulcísimo Nombre de Jesús de Philipinas” se nos proporcionan estos datos: “Esteban Díez, natural de Quintanilla de Vivar, de 23 años de edad; sacerdote en Acapulco”. De donde se deduce que varios de ellos “se presbiteraron” en México. Y continuaron su singladura el 15 de febrero de 1786 en el navío San José con rumbo a Filipinas.
Pasados tres años de su llegada al archipiélago, los superiores le confiaron la feligresía del pueblo de Baliuag, en la provincia de Bulacán, que regentó durante cuarenta años (1789-1829). La visita diocesana realizada en 1786 le marcaba los pasos hacia los que tenía que encaminar su labor pastoral, pues “los abusos y vicios dominantes en este pueblo son la mentira, usura, juego, amancebamiento, palabras indecentes, que llaman tungayao, y dictar para escrivir en los bautismos por legítimos los niños que en la realidad no lo son, aplicándolos a verdaderos matrimonios”.
En la parroquia de Baliuag, fundada el año de 1732 bajo la advocación de san Agustín, y que dejó con unos 5.400 contribuyentes gastó su vida. Tres años después de su muerte su sucesor nos dejó esta descripción del pueblo: “Su terreno es llano y frondoso; sus anchas calles, sus hermosas y arboladas calzadas, y la belleza de sus huertas presentan una vista muy agradable. Las cuatro quintas partes de su población están a la orilla derecha del caudaloso río de su nombre, y la otra a la orilla izquierda. Su temperamento es fresco y muy saludable... Contribución anual 67.525 reales vellón. Su suelo produce arroz, maíz, café, caña dulce, añil, ajonjolí, toda clase de legumbres, raíces farináceas, mucha fruta y varias plantas medicinales. Como la población es grande y su término corto, salen muchos labradores a cultivar tierras de otros pueblos, y especialmente hacen sus siembras en el terreno que media entre el de este pueblo y una laguna llamada Pinác de Candava. Su industria no es menos notable que su agricultura, pues además de beneficiar el añil y la caña dulce, en que se ocupan muchas personas, dan empleo a otras las muchas prensas que hay para estraer el aceite del ajonjolí. Además tiene bastantes telares, en que se tejen muchas y delicadas ropas, muchos artesanos, hilanderías de algodón, fábricas de sombreros finos de nito para hombres y mugeres, y de petaquillas para llevar los cigarros; y no faltan hermosos tintes para el bello colorido de sus tejidos, bien conocidos en Manila por la igualdad y finura de sus hilos, y por el realce y solidez de sus colores. Comercia este pueblo con los demás de su provincia, con la de la Pampanga, y con Manila”. Sin duda que a todo ello contribuyó este religioso agustino, quien dejó fama de hombre entregado y activo por el bienestar y progreso de todos sus fieles.
Fue, además, rector provincial el año 1829 y dominó perfectamente la lengua tagala, en la que compuso correctamente diversas obras de devoción, que han conocido varias ediciones.
Murió en el convento de Baliuag el día 30 de octubre de 1830.
Obras de ~: Manga pananalangining cauiliui sa mahal na Poong S. Roque, tanging Pintacasi nang tauo sa sarisaring Salot, Manila 1820; Maicling casulatan na caoouian nang di mabilang na manga daraquilang biyaya. Manga Indulgencias at Gracias na ipinagcaloob sa Cofradía nang Cintas ni S. Agustín, na pinamamansagan de N. S. de la Consolación, Manila, 1831.
Bibl.: E. Jorde, Catálogo bio-bibliográfico de los religiosos agustinos de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de las Islas Filipinas desde su fundación hasta nuestros días, Manila, Establecimiento Tipográfico del Colegio de Sto. Tomás, 1901, págs. 351-352; G. de Santiago Vela, Ensayo de una biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, II, Madrid, Imprenta Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, 1915, págs. 239-240; M. Merino, Agustinos evangelizadores de Filipinas (1565-1965), Madrid, Archivo Agustiniano, 1965, pág. 449.
Jesús Álvarez Fernández, OSA