Gil y Robles, Enrique. Salamanca, 15.VI.1849 – 26.VI.1908. Jurista, catedrático de Derecho Político, político carlista.
Hijo del berciano Eugenio Gil y Carrasco, cuyo hermano fue el poeta y novelista Enrique, y de la malagueña Matilde Robles Burruezo, nació y cursó sus estudios en Salamanca, donde pasó la mayor parte de su vida. Se casó con Petra Quiñones Armesto, natural de Ponferrada, de la que tuvo tres hijos, aunque sólo dos sobrevivieron, Carmen y José María. Durante treinta y cuatro años desempeñó en la Facultad de Leyes de la Universidad salmanticense la cátedra de Derecho Político y Administrativo, hasta su desdoblamiento, y luego la de Derecho Político Comparado.
Nunca quiso ejercer la abogacía, para así poder dedicarse plenamente a la actividad docente e investigadora, cultivadas como un verdadero sacerdocio.
Fue uno de los más destacados especialistas en su disciplina, sus criterios son, en lo sustancial —pues también estuvo influido por el barón Friedrich Julius von Stahl, cuya obra tradujo al castellano—, los de la tradición española, expuestos en lucha con el krausismo y el liberalismo. Así, el propio autor califica, en el prólogo, de “libro católico y español” su Tratado de derecho político según los principios de la filosofía y el derecho cristianos, editado por vez primera en 1899, verdadera síntesis —y quizá una de las más logradas— de tradicionalismo y neotomismo. Algunos años antes había pronunciado el discurso de apertura del curso académico 1891-1892, sobre El catolicismo liberal y la libertad de enseñanza. Completa lo más destacado de su obra el volumen de 1896 El absolutismo y la democracia.
La segunda faceta digna de ser destacada tiene relación con el quehacer político. Su hijo José María —también catedrático y político, si bien de otro signo, democristiano— destaca que “fue fiel hasta su muerte a los principios del tradicionalismo y leal a la dinastía carlista”. En efecto, no sólo su obra se inscribe en el horizonte del pensamiento tradicionalista español, sino que es toda la ejecutoria vital la que pertenece a ese tradicionalismo que, en su concreción histórica, es el legitimismo carlista. Una de las personalidades más respetadas del carlismo, tuvo en cambio amistad con personalidades de la Institución Libre de Enseñanza, como Gumersindo de Azcárate o el propio Giner de los Ríos, que siempre paraba en su casa cuando visitaba Salamanca. En 1903 fue elegido diputado a Cortes por Pamplona, y —al no haber resultado elegido el delegado regio, el también catedrático Matías Barrio y Mier— nombrado por Carlos (VII) jefe de la minoría. La legislatura duró hasta 1905 y en la misma se recuerdan algunas de sus intervenciones en debates políticos generales, así como sobre la libertad de enseñanza, cuestiones militares y de política exterior. Pero, como le dijo Romero Robledo, presidente de aquella Cámara, Gil Robles era “demasiado puro” para la política parlamentaria. Por eso, al finalizar el mandato en 1905 volvió a su cátedra. No dejó, en cambio, de intervenir en la política activa en el seno de la comunión carlista. Así, por ejemplo, en la cuestión de la “Solidaridad Catalana” —alianza de carlistas con catalanistas y republicanos, frente al juicio de buena parte de los carlistas catalanes, que deseaban imponer la integración en la misma—, Gil y Robles se opuso con firmeza, obteniendo de don Carlos la libertad para no aceptarla.
Cultivó también el periodismo, y su pluma se asomó a numerosos diarios y revistas, entre los que deben destacarse el famoso periódico carlista El Correo Español y la publicación salmantina La Información, en cuya redacción se celebraba una tertulia a la que acudía todas las tardes al anochecer.
Obras de ~: La libertad universitaria, Madrid, 1882; El absolutismo y la democracia, Salamanca, Imprenta Católica Salmanticense, 1892; Ensayo de metodología jurídica, Salamanca, Imprenta Católica Salmanticense, 1893; El catolicismo liberal y la libertad de enseñanza, Salamanca, 1896; Tratado de derecho político según los principios de la filosofía y el derecho cristianos, Salamanca, Imprenta Salmanticense á cargo de la B. de la Torre, 1899-1902, 2 vols. (3.ª ed., nota prelim. de J. M.ª Gil Robles, Madrid, Afrodisio Aguado [1961], Colección Obras Completas de ~, vol. 1); Guía para el estudio del derecho administrativo, Salamanca, Imprenta Salamanca, 1899; Oligarquía y caciquismo: naturaleza, causas, remedios y urgencia de ellos, Salamanca, 1900.
Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 117, n.º 32.
M. Ferrer, Historia del tradicionalismo español, t. 26, Sevilla, Editorial Católica Española, 1941-1979; F. Elías de Tejada, “Derecho político”, en C. E. Mascareñas (dir.), Nueva Enciclopedia Jurídica, t. I, Barcelona, Francisco Seix, 1950, pág. 904; J. M.ª Gil-Robles y Quiñones, No fue posible la paz, Barcelona, Ariel, 1967; A. Montoro Ballesteros, “La idea de democracia en el pensamiento de Enrique Gil y Robles”, en Revista de Estudios Políticos, n.º 174 (1970), págs. 89- 112; “El pensamiento jurídico-español del siglo xix. Enrique Gil y Robles (1849-1908)”, en Anales de la Cátedra Francisco Suárez, 11/2 (1971); J. del Burgo, Bibliografía del siglo xix. Guerras carlistas y luchas políticas, Pamplona, Diputación Foral de Navarra, 1978 (2.ª ed.), pág. 434.
Miguel Ayuso Torres
