Carvajal Rueda, Froilán. Plácido Bernardo. Tébar (Cuenca), 5.X.1830 – Ibi (Alicante), 8.X.1869. Periodista y activista republicano.
Hijo de una familia acomodada, estudió latín en Villanueva de la Jara y se trasladó en 1841 a Madrid para cursar el bachiller y la carrera de notariado en la Universidad Central, tras lo cual regresó a su pueblo natal en 1846. Nuevamente en la capital, trabajó desde 1850 en una notaría mientras se daba a conocer como escritor en la prensa y en los círculos demócratas.
Vuelto a Tébar en 1853, secundó la revolución del año siguiente, ingresando como teniente en la Milicia Nacional. Se opuso al golpe de O’Donnellde 1856, alzando una partida “republicana” en tierras conquenses, lo que le obligó a ocultarse en Madrid, en casa de su hermano Basilio, ferviente republicano.
Entre 1851 y 1863 colaboró en los periódicos El Lunes, Eco de la Razón (Cuenca, 1851), El Porvenir, La Educación Pintoresca (Madrid, 1857-1858), La Batuta, El Eco de Cuenca y otros de una u otra ciudad.
Además escribió una obra poética para la educación infantil, El faro de la niñez (1863), otras composiciones en verso (caso de Oriental, poesía de tema amoroso) y algunos artículos de historia local conquense, como los aparecidos en el Semanario Pintoresco Español sobre unos hallazgos arqueológicos cerca de Tébar: “El castillo de Belmonte” y “Alarcón”. El faro...
era un texto de moral cristiana escrito en 1857 y que obtuvo la aprobación oficial para las escuelas al publicarse seis años después; estaba dedicado a su gran amigo el presbítero Juan Gavaldón Leal, de la ex Colegiata de Belmonte.
Desde 1864 secundó los pronunciamientos de Prim en Valencia y Villarejo de Salvanés, por lo que tuvo que refugiarse en enero de 1866 un tiempo en el extranjero.
Durante el alzamiento de agosto de 1867, se sublevó en Vara del Rey y Sisante (Cuenca) al grito de “¡Viva la República!”; logró escapar a Marsella por el puerto de Alicante y, tras pasar por Burdeos y Orán, volvió del exilio en vísperas de la revolución Gloriosa.
En agosto de 1868, fracasó, junto a Tomás Bertomeu (alias Tomaset de Petrel), en su intento de sublevar Villena y, en septiembre, protagonizó la revolución en Alicante al comandar la llamada Columna Republicana de la Provincia, que sublevó los pueblos de la comarca de la Marina, y participó en la infructuosa defensa de la ciudad sublevada de Alcoy. Asentado en Alicante, junto a su compañera Rosa y un hijo de corta edad, fue redactor y, en la práctica, director del diario republicano federal La Revolución, fundado a primeros de noviembre de 1868 por su propietario el impresor José Marcili Oliver, y presidente del también creado por entonces Club Republicano Federal de Alicante.
Desde febrero de 1869 tuvo que ocultarse de la justicia, que le reclamaba por haberse apropiado de unos fondos municipales cuando el alzamiento de 1867, y hubo de publicar con el seudónimo de Plácido Bernardo.
A pesar de su popularidad, que le llevó a la presidencia del Club Republicano Federalista de los Radicales en abril, careció del apoyo del sector moderado del partido que encabezaba el alcalde y diputado alicantino Eleuterio Maisonnave. En estas circunstancias, tomó parte en la insurrección republicana de 1869 levantando una partida en San Vicente del Raspeig el 5 de octubre, que no logró reunirse con la que capitaneaba su amigo Bertomeu. Tras detenerse en el Palomaret de Onil (lugar desde el cual el periodista Enrique Rodríguez Solís, emisario de José María Orense, se separó del grupo guerrillero para regresar a Madrid), logró penetrar al día siguiente en Castalla con veintiséis hombres. Cercado por las tropas del teniente coronel Arrando, cayó prisionero sin oponer resistencia. Puesto en capilla, y a pesar de las peticiones de clemencia del cura y de otros vecinos de Ibi, fue fusilado con prontitud, así que llegó tarde el indulto.
Considerado un mártir de la causa popular republicana, al igual que los gaditanos Rafael Guillén y el joven Bohórquez, que encontraron idéntico fin en esa insurrección federal, sus correligionarios dieron su “inolvidable” nombre a varios clubes y asociaciones.
Jacinto Aranaz dedicó su drama Corona fúnebre o Un mártir de la República (Alicante, 1870) a conmemorar su muerte. Prototipo del conspirador liberal romántico y guerrillero republicano, su figura fue recreada por Ramón J. Sender en la novela histórica Mr. Witt en el cantón (1936).
Obras de ~: El faro de la niñez. Colección de máximas religiosas, morales y sociales, Madrid, Imprenta de Manuel Minuesa, 1863.
Bibl.: E. Rodríguez-Solís, Biografía del mártir de la causa republicana Froilán Carvajal Rueda, Alicante, Est. Tipográfico de J. Marcili, 1870; “Froilán Carvajal y Rueda”, en La Ilustración Republicana Federal, 17 (8 de octubre de 1871), págs. 262-265; Una Sociedad de Escritores Republicanos, Los mártires de la República, t. I, Barcelona, Biblioteca Escogida, 1873, págs. 571-624; E. Rodríguez-Solís, Historia del Partido Republicano español, t. II, Madrid, Imprenta de Fernando Cao y Domingo del Val, 1893, págs. 516 y 653- 657; Memorias de un revolucionario, Madrid, Editorial Plutarco, 1931, págs. 153-160; A. Puig Campillo, El Cantón Murciano, Cartagena, Imprenta de la Viuda de M. Carreño, 1932, págs. 241-242; V. Ramos Pérez, Crónica de la provincia de Alicante, t. I, Alicante, Diputación Provincial, 1979, págs. 376-419; C. Fernández-Cordero y Azorín, “El republicanismo federal en Alicante: Froilán Carvajal y el diario La Revolución”, en Anales de Historia Contemporánea, 3 (1984), págs. 69-99; “Froilán Carvajal: novela e historia”, en Anales de la Universidad de Alicante. Historia Contemporánea, 3-4 (1984- 1985), págs. 157-212; “El anticlericalismo de los republicanos federales de Alicante (1868-1869)”, en E. La Parra López y J. Pradells Nadal (eds.), Iglesia, sociedad y Estado en España, Francia e Italia (ss. xviii al xx), Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1991, págs. 511-524; H. Priego Sánchez- Morate y J. A. Silva Herranz, Diccionario de personajesconquenses (nacidos antes del año 1900), Cuenca, Diputación Provincial, 2002, pág. 89.
Gregorio de la Fuente Monge