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Josef Santos Eustaquio Toledano Hernansaiz

Biografía

Toledano Hernansaiz, Josef Santos Eustaquio. Castejón (Cuenca), 2.XI.1811 – Madrid, 26.XII.1861. Catedrático de Hacienda Pública.

Toledano fue un hacendista de cierto calado y clara influencia en la consolidación de la Hacienda Pública como disciplina universitaria en España. Estudió Filosofía y Derecho en la Universidad Central, en Madrid, e inició su trayectoria profesional en el Ilustre Colegio de Abogados de dicha ciudad, y como académico profesor y censor de la Academia de Jurisprudencia y Legislación (1854). En 1856 obtuvo el grado de doctor en la sección de Administración con una tesis titulada De los fines racionales de la sociedad, que defendió brillantemente ante un tribunal compuesto por los catedráticos Eusebio María del Valle, Manuel Colmeiro y Laureano Figuerola y el rector de la Universidad de Barcelona, Víctor Arnau. Sólo un año más tarde obtuvo el grado de doctor en Jurisprudencia con una tesis titulada De los derechos fundamentales del Hombre, en la que manifiesta su compromiso con el credo liberal, al sostener que los tres derechos inseparables a la persona humana son la libertad, la seguridad y la propiedad. Una vez doctorado inició su andadura docente en la Escuela de Comercio de Madrid, donde impartió Historia General del Comercio y Elementos del Derecho Internacional Mercantil y como profesor auxiliar en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid, donde explicó Instituciones de Hacienda Pública. La asignatura venía impartiéndose desde 1852 en el tercer año de la Facultad de Filosofía, con el nombre de Ciencia de la Hacienda Pública: derecho administrativo en lo que se refiere a la hacienda pública. Con la Reforma Corvera (1858) dejó de impartirse en Filosofía y se implantó en la Sección de Derecho Administrativo de la Facultad de Derecho, con los nombres de Elementos de Hacienda Pública, Hacienda Pública, Instituciones de Hacienda Pública y Hacienda Pública Española.

Toledano, dedicado en exclusiva a la docencia, coincidió, durante su estancia en Madrid, con un período de especial agitación intelectual, que se manifestó en foros muy diversos, pero que gravitaba en torno a un gran tema, el librecambismo. Fueron años de dominio casi absoluto de la Escuela Economista, reflejado en el monopolio de la enseñanza, en los textos publicados y en los órganos creados para difundir sus ideas. En la Universidad ejercían su magisterio Figuerola, Sanromá, Carballo y Colmeiro; en el Ateneo Científico Literario y Artístico de la Corte, Gabriel Rodríguez criticaba el sistema protector a lo largo de todo el curso 1857-1858, y en 1859, el propio Figuerola explicaba las Armonías de Bastiat. Entre 1858 y 1863 nacieron y murieron El Economista, La Tribuna de los Economistas y La Gaceta Economista, órganos de difusión de ideas librecambistas. Esta última, muy identificada, a su vez, con la plural, en materia de tendencias políticas, Asociación para la Reforma de los Aranceles de Aduanas, creada en 1859 por la plana mayor del librecambio. El krausismo también había irrumpido unos años antes con las Lecciones de Economía social, impartidas por Ramón de la Sagra, en el Ateneo (1840), y en los artículos publicados en la Revista Económica de Madrid, editada por Eusebio María del Valle (1842), y en la que colaboraba Julián Sanz del Río.

Su condición de miembro de la Asociación para la Reforma de Aranceles y del Ateneo, las enseñanzas de Figuerola, Valle y Colmeiro, entre otros, y su propia experiencia docente, le permitieron escribir su Historia de los tratados de comercio (1858), pero, sobre todo, su Curso de Instituciones de Hacienda Pública (1859-1860), el manual más relevante de la nueva disciplina, con verdadera vocación universitaria, y uno de los más celebrados de toda la centuria, junto a los Elementos de Hacienda Pública de Canga Argüelles.

La disposición del texto, diferenciando la ciencia de la Hacienda Pública de las Instituciones de Hacienda Pública responde, como reza en la introducción, al “pensamiento que ha presidido la creación de esta cátedra en España”, y se adecúa a las explicaciones que Toledano venía dando y en las que sigue el programa vigente en la Universidad Central. En las Instituciones se aprecia un profundo conocimiento de la literatura económica nacional y foránea, en la que destaca la doble influencia germánica, cameralista a través del hacendista Ludwig H. von Jacob, y filosófica, a partir de las tesis del filósofo K. C. Krause, lo que lo convierte en el hilo conductor del krausismo económico en la Universidad madrileña mucho antes de la publicación del texto fundamental de la economía krausista, el Tratado de Piernas Hurtado. El texto, recomendado por el Ministerio de Fomento para la enseñanza de la materia en la Universidad española, proyectó la obra de Jacob sobre otros hacendistas, y permaneció durante muchos años como manual, tanto por sus contenidos teóricos cuanto por el gran volumen de información sobre la Historia de la Hacienda de España que incluía.

Con la aprobación del Plan Moyano (1857) se estaba conformando el modelo liberal de enseñanza, con un sistema de enseñanza regulada, e impartida por profesores funcionarios, con acceso al escalafón mediante pruebas de selección dirigidas por el Gobierno, sometidos a una estructura jerárquica y con una estabilidad territorial. Al crearse la Cátedra de Instituciones de Hacienda Pública en Barcelona, Toledano, quizás a instancias de Arnau, opositó y accedió a ella, tras competir con José Doménech y Coll, catedrático de Ampliación del Derecho Administrativo con Aplicación a la Hacienda Pública y a la Legislación de Aduanas, en dicha Universidad. Toledano fue nombrado catedrático por Real Orden del 10 de julio de 1860 y tomó posesión el 1 de agosto de 1860.

El día 27 de enero de 1861, a las doce y media, en el acto solemne de su recepción como catedrático de Instituciones de Hacienda Pública de España, Toledano disertó ante el claustro de la Universidad Literaria de Barcelona sobre la Importancia de las ciencias y lugar que entre ellas ocupa la de Hacienda. El discurso confirma sus ideas liberales, con una clara defensa del laissez-faire y del principio del beneficio en materia de distribución de la carga impositiva, y su influencia germánica, al referirse a Alemania como la nación que lidera el movimiento literario y científico.

No deja de ser curioso que la contestación a su discurso se encomiende al doctor Ramón Anglasell y Serrano, catedrático de Economía Política y Estadística de la misma Facultad de Derecho, discípulo de Jaumeandreu, sustituto de Figuerola en la cátedra y autor de uno de los pocos manuales proteccionistas de la época. En su alocución, pese a describir el discurso de Toledano como una “pintura digna de un alma apasionada”, muestra su disconformidad con varias de las ideas que defiende el investido.

Poco tiempo llegó a disfrutar de su nuevo empleo, puesto que justo al día siguiente de su discurso de recepción, Toledano solicitó licencia temporal, por “verse acometido de una calentura”, para trasladarse a su “país natal”. Aunque, en principio, se le concedieron quince días, la licencia se amplió a los dos meses, transcurridos los cuales se presentó “a desempeñar su destino”. Finalizado el curso, a mediados de julio y siguiendo la normativa relativa a la obligación de todo funcionario de informar a sus superiores de su localización, Toledano comunicó su intención de dejar su residencia en Barcelona y fijarla en Bonilla, municipio de su provincia natal. Pasado el período estival, y cuando apenas habían transcurrido unas jornadas lectivas, volvió a solicitar licencia, esta vez por tres meses, en un escrito, posiblemente de manos de su padre, pleno de dramatismo y en el que se prevé un desenlace fatal a la enfermedad que lo aqueja. En principio se le concedieron quince días, a partir de mediados del mes de noviembre, que se ampliaron a tres meses, a contar de la finalización de la anterior, con derecho a la percepción del sueldo íntegro. En una epístola, firmada en Madrid el 27 de diciembre de 1861, León Toledano, padre del catedrático, comunicaba al rector Víctor Arnau el fallecimiento de su hijo Eustaquio en dicha capital el día anterior, 26 de diciembre de 1861, a las nueve y media. Describe su plácida muerte, precedida de la confesión de su fe cristiana, y anuncia el traslado del cadáver a Bonilla, donde se le dará sepultura. La triste noticia de su defunción fue comunicada a los socios del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid, por su secretario, Fernando Fulgosio, en la Junta General celebrada el 31 de diciembre de 1861.

 

Obras de ~: “Producción, lujo y miseria”, en La tribuna de los economistas, [Madrid, Imprenta de los Señores Matute y Compagni, 1857-1858]; Historia de los Tratados, Convenios y Declaraciones de Comercio de España con las demás potencias, Madrid, Estudio Tipográfico de J. Casas y Díaz, 1858; Curso de Instituciones de Hacienda Pública en España, con arreglo a las últimas explicaciones y programa vigente en la Universidad Central, Madrid, Imprenta de Manuel Galiano, 1859-1860, 2 vols. (reed., Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1963); Discurso, obligatorio para la toma de posesión como catedrático, ante el claustro de la Universidad de Barcelona en el acto solemne de recepción del catedrático de Instituciones de la hacienda Pública de España Dr. D. Eustaquio Toledano, sobre la importancia de las ciencias y lugar que entre ellas ocupa la de la Hacienda, el 27 de enero de 1861. Contesta D. Ramón Anglasell, Barcelona, Imprenta y Librería de Tomás Gorchs, 1861.

 

Bibl.: J. M. Piernas Hurtado, Tratado de Hacienda Pública y Examen de la española, Madrid, Tipografía de Manuel Ginés, 1891, 2 vols.; Alumnos de la Cátedra de Elementos de Hacienda Pública, Ensayo de bio-bibliografía de hacendistas y economistas españoles, Sevilla, Universidad, Facultad de Derecho, 1910; S. Almenar, “El desarrollo del pensamiento económico clásico en España”, E. Lluch Martín y S. Almenar palau, “Difusión e influencia de los economistas clásicos en España”, E. Lluch Martín y Ll. Argemí, “La influencia alemana en España (1800-1860): desde el cameralismo tardío a Jacob, Krause y List”, y J. Velarde Fuertes, “La economía en el ateneo”, en E. Fuentes Quintana (dir.), Economía y economistas españoles, 4. La Economía Clásica, Barcelona, Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 2000, págs. 7-92, págs. 93- 170, págs. 451-458 y págs. 557-567, respect.; E. Menéndez Ureña, “Krausismo y Economía”, y J. L. Malo Guillén, “El pensamiento económico del krausismo español”, en E. Fuentes Quintana (dir.), Economía y economistas españoles, 5. Las críticas a la Economía Clásica, Barcelona, Galaxia Gutenberg- Círculo de Lectores, 2000, págs. 297-320 y págs. 389-450, respect.; M. J. Aracil Fernández, “Los orígenes de la Hacienda Pública como disciplina universitaria en España”, en VV. AA., VII Congreso Nacional de la Asociación de Historia Económica, Zaragoza, 2001; L. Perdices de Blas y J. Reeder, Diccionario de pensamiento económico en España (1500-2000), Madrid, Fundación ICO-Editorial Síntesis, 2003.

 

Fernando López Castellano

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