Castro, Manuel Antonio de. Salta (Argentina), 9.VI.1776 – 20.VIII.1832. Jurisconsulto, legislador, abogado, periodista.
Hijo de Feliciano Castro y de Margarita González.
Cursó sus estudios iniciales en la ciudad de Córdoba, donde posteriormente se graduó como maestro en filosofía y bachiller en teología en la universidad. Al cursar el tercer año de teología, abandonó la universidad y regresó a Salta. En 1796 el gobernador intendente de Charcas, Ramón García de León y Pizarro le otorgó la cátedra de filosofía.
A comienzos del siglo xix, se incorporó a la Universidad de Chuquisaca, donde el 11 de noviembre de 1805 se doctoró en Leyes.
Fue subdelegado de Yungas en La Paz por decisión del virrey Cisneros y en 1809 se desempeñó como secretario del gobernador de Charcas. A fines de 1809 se trasladó a Buenos Aires, donde pidió y consiguió de la Audiencia permiso para ejercer la profesión de abogado, destacándose como jurisconsulto.
Luego del 24 de junio de 1810, la Primera Junta de gobierno ordenó su prisión y la ocupación de su casa. Fue consejero del virrey Cisneros y lo auxilió en las vísperas de la revolución de mayo en Buenos Aires. Después de su prisión y análisis del sumario se determinó que Castro pertenecía al régimen político anterior pero que no había luchado en contra del nuevo gobierno.
En 1811 Rivadavia lo mandó confinar por sus ideas realistas hasta que la pena le fue levantada por Pueyrredón.
Cuando se comprobó que la revolución era un hecho irreversible, Castro se plegó al movimiento revolucionario.
En el periódico El Censor teorizó acerca del Reglamento de 1812 por el cual se suprimió la Audiencia.
En 1813 el gobierno lo nombró vocal de la Cámara de Justicia, en ejercicio del oficio. El 17 de febrero de 1814, propuso la creación de la Academia de Jurisprudencia para la enseñanza de abogacía, de la que fue director perpetuo por decreto de 16 de enero de 1815 y el doctor Antonio Sáenz presidente. Asistió a la inauguración de la mencionada institución el director supremo Carlos de Alvear. En los fundamentos de su proyecto para la creación de la Academia decía: “La Jurisprudencia universal no es de aquellos conocimientos destinados únicamente al aumento del placer de la vida, lujo y decoración de un Estado o perfección de la especie humana. Ella se propone el orden de la sociedad, el castigo del vicio, el premio a la virtud, ilustrar al hombre en el conocimiento de sus deberes, para contraer el hábito de cumplirlos, inspirar al ciudadano las ideas y sentimientos de justicia, de bondad, de felicidad, de sinceridad, de amor a la patria, de afecto al padre y respeto filial, y de todas las virtudes sociales que ligan a los hombres entre sí”.
Cuando el gobierno aceptó el proyecto de creación de la Academia de Jurisprudencia redactó para la misma el Reglamento y un “Prontuario de práctica forense” que permaneció inédito hasta 1834 en que fue publicado con notas por Vélez Sársfield, por entonces presidente de la Academia, y reimpreso en 1865. Se trataba de una obra de utilidad para los estudiantes de la Academia y los abogados.
En 1816 fundó El Observador Americano un periódico semanal para estudiar los problemas políticos y sociales, sin ocultar sus tendencias monárquicas. El 12 de marzo de 1817 el director Pueyrredón lo nombró gobernador intendente de Córdoba, cargo que ocupó hasta el 19 de enero de 1820, a causa del pronunciamiento del ejército del Norte en la posta de Arequito, siendo reemplazado por el general Juan Bautista Bustos. A raíz de estos sucesos publicó un opúsculo titulado: “Desgracias de la Patria, peligros de la Patria, necesidad de salvarla”, consta de cuatro cartas escritas por un ciudadano vecino de Buenos Aires a otro del interior donde explica la situación de anarquía que se vivía en esos momentos; critica el Tratado del Pilar, y concluye en que la solución para los males que atacaban al país era la reunión de un Congreso General que restableciera el espíritu patriota y la confianza entre las provincias.
En ejercicio de la gobernación de Córdoba consiguió del director supremo la puesta en práctica de medidas para mejorar la situación del erario municipal: organizó los juzgados pedáneos y las justicias de alzadas y estableció tarifas equitativas al ramo de carnes, modificó el reglamento de policía y consiguió la libertad de varios prisioneros realistas bajo juramento de los mismos de reconocer y defender la independencia de las Provincias Unidas del Sur.
Desde el 12 de septiembre de 1820 dirigió La Gaceta de Buenos Aires durante un año desde donde bregó por la creación de la universidad y luego por su perfeccionamiento.
Una vez fundada la institución fue el prefecto de su departamento de Jurisprudencia.
Por orden del rector de la Universidad de Córdoba, el canónigo Francisco Cándido Gutiérrez, y en reconocimiento de sus títulos lo incorporó a la misma y a fines de 1817 el supremo director lo nombró visitador de la universidad y del Colegio de Monserrat; desde el 23 de abril de 1818 al 26 de septiembre del mismo año desarrolló una intensa labor. Reformó el plan de estudios, fundó la Biblioteca Mayor, mejoró la provisión de las cátedras, ordenó arreglar el archivo de la institución. En reconocimiento a su trabajo, el 13 de septiembre se le designó protector de la universidad.
En 1820 se incorporó al Consejo de Estado creado por la Junta de Representantes y fue restablecido en su empleo de camarista, del que había sido separado por el gobernador Sarratea; nombrándosele posteriormente presidente perpetuo de la Cámara de Justicia.
En ocasión a la revolución de Tagle del 19 de marzo de 1823 acaecida en la plaza de la Victoria en Buenos Aires, formó parte del Tribunal de Justicia que procedió en la causa de los culpables, confirmando la sentencia del juez interviniente del 8 de abril del citado año.
En 1824 fue elegido en Buenos Aires representante al Congreso Nacional y primer presidente del mismo.
Como tal intervino en los debates de dicha asamblea, principalmente la que dio origen a la Constitución de 1826 y al Manifiesto que acompañó a la misma.
El Congreso lo eligió para que presentase al pueblo de Mendoza la constitución recién sancionada. Disuelto el Congreso el 14 de agosto de 1827, continuó como presidente de la Cámara de Justicia hasta la fecha de su fallecimiento en 1832.
Era hermano de los coroneles Juan Saturnino y Pedro Antonio Castro. Había contraído matrimonio en primeras nupcias con Petrona Biyota y en segundas nupcias con la hermana de ésta Gertrudis Biyota, ambas hijas de Tomás Alejandro Biyota. De su primer matrimonio nacieron dos hijos, Manuel Antonio y Tomás Felipe de Castro y Villota.
Merced a la gestión del doctor Atilio Cornejo, una calle de la ciudad de Salta y una de sus escuelas llevan su nombre.
Obras de ~: Desgracias de la patria, peligros de la patria, necesidad de salvarla (Opúsculo), 1820; Prontuario de Práctica forense, 1834 (1865).
Bibl.: R. Levene, La Academia de Jurisprudencia y la vida de su fundador Manuel Antonio de Castro, Buenos Aires, Instituto de Historia del Derecho Ricardo Levene, 1941; M. A. de Castro, Prontuario de Práctica forense, noticia prelim. de R. Levene, Buenos Aires, Instituto de Historia del Derecho Ricardo Levene, 1945 (reed. Facs.); J. Babini, La evolución del pensamiento científico en la Argentina, Buenos Aires, Ed. La Fragua, 1954, págs. 69-70; V. O. Cutolo, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino (1750-1930), t. II, Buenos Aires, Ed. Elche, 1969, págs. 234-236.
Andrea Lydia Arismendi