Ruiz Ceballos, Rufino. Revilla de Camargo (Cantabria), 10.VII.1907 – Bilbao (Vizcaya), 14.XII.1970. Pintor.
Nació en el seno de una humilde familia de campesinos.
Fue hijo póstumo de Lorenzo Ruiz Fernández, y de Joaquina Ceballos Noreña. Los nombres por orden cronológico de sus hermanos son: Felipe, Secundino, Hilario, Antonio, Cesáreo y Gabriela. Precisamente por la prematura muerte del padre tuvo que ponerse muy joven a trabajar al lado de sus hermanos, que le enseñaron el oficio de albañil.
Pronto surgió en él la afición por la pintura, descubierta y alentada por su maestro, Gregorio Ranz Lafuente.
En abril de 1925, prácticamente obligado por su maestro y amigos, se presentó a la Exposición de Artistas Noveles del Ateneo de Santander, en la que consiguió el segundo premio por su obra Mi casa, que representaba un huerto con hortalizas y el vallado del gallinero de la vivienda familiar de Rufino Ceballos.
La labor del joven pintor en esta exposición fue ensalzada en la prensa del momento, destacando los comentarios del pintor Ricardo Bernardo, que le define como “un temperamento racional”.
Animado por este triunfo, solicitó una beca de la Diputación para ingresar en la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid. Consiguió la beca y comenzó sus estudios. En verano de 1926 los jóvenes de su pueblo le organizaron un homenaje por haber ingresado en la Escuela de Madrid. Ese mismo verano presentó alguno de sus trabajos en la Exposición de Artes y Oficios, organizada por el diario El Cantábrico de Santander, en la que consiguió uno de los dos primeros premios que se otorgaron.
En noviembre de 1930 expuso en el Ateneo de Santander, siendo considerado por la prensa como “un pintor que maneja bien el color y que hace retratos con una soltura y un dominio muy estimables”. La exposición tuvo éxito, repitiéndose al mes siguiente (diciembre) en la Biblioteca Popular de Torrelavega.
Entre las obras que se exhibieron en ambas muestras, merecen destacarse: Tres, Fábricas, Atrio, Senda, Útiles y Juguetes.
Entre 1930 y 1935 su vida discurrió entre Santander y Madrid, donde prosiguió sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Fue esta la época en la que se relacionó profundamente con el pintor laredano Santiago Montes y con los escultores Jesús Otero y José Villalobos. En 1932 tomó parte en la Exposición de Arte Regional, inaugurada en la Feria de Muestras de Santander el 29 de julio. Sus obras se muestran al lado de las de Iturrino, Egusquiza, Casimiro Sainz, María Blanchard, Riancho, Eduardo Pisano, Solana, Ricardo Bernardo, Alvear y un largo etcétera.
El 29 de noviembre contrajo matrimonio con María Pérez Gutiérrez, natural de Solares; a partir de entonces estableció su domicilio en esta localidad trasmerana y frecuentó la tertulia santanderina del Café Áncora, de la que eran asiduos Luis Corona, Manuel de la Escalera, Jesús Otero y el poeta Gerardo Diego, entre otros.
Cuando estalló la Guerra Civil, a Rufino Ceballos, que ya militaba en el Partido Comunista, se le encomendó la labor de fotógrafo, para dedicarse a continuación a la realización de cortometrajes y a la proyección de películas en el frente, para entretenimiento de los soldados. Pronto solicitó el pintor la ayuda de Manuel de la Escalera, estableciéndose la colaboración del siguiente modo: Ceballos filmaría y de la Escalera dirigiría. Pero la unión Ceballos-Escalera pronto se rompió al caer el frente Norte y tener que huir cada uno por su lado. Por su labor en el frente fue nombrado jefe del Laboratorio Fotográfico con la graduación de teniente del Cuerpo de Ingenieros, según una Circular de 27 de mayo de 1937. La mayoría de las películas fueron destruidas, por miedo.
El 14 de mayo nació su único hijo, Joaquín; la paternidad llenó de gozo al pintor, que siempre estuvo muy unido a su hijo.
En 1939 embarcó en Málaga rumbo al exilio al norte de África. Al llegar a Argel fue enviado con sus compañeros a campos de refugiados. Después, durante el gobierno de Vichy, el campo de refugiados se convirtió en un campo de concentración, de donde logró salir gracias a la ayuda de importantes personalidades de Argel, a las que había retratado. En noviembre de 1942 fue arrestado por ayudar a evadirse a otros compañeros.
Fue juzgado y condenado por ello a muerte; afortunadamente pocos días antes de su ejecución se produjo el desembarco de Normandía, siendo liberado el 11 de julio de 1943. A partir de este momento se dedicó a exponer. Sus primeras exposiciones fueron colectivas (en 1945 lo hizo en Orán y en 1947 en Orán y Casablanca), pero las dos últimas, celebradas en Argel fueron ya en solitario (ambas en 1949).
Decidió en 1949 trasladarse a París, “el torbellino artístico casi en permanencia”, como gustaba en calificar a la capital del arte. Pero la vida no fue nada fácil en el París de posguerra. Pronto se relacionó con otros exiliados, entre los que se encontraba Conchita Montané, que al romperse poco después la relación con su esposa, se convirtió en su compañera hasta la muerte.
En 1952 expuso en la Gallerie Cimaise junto a otros artistas, como Aubert, Jacques Bidard, Falinower, etc.
Compaginó sus trabajos al óleo con ilustraciones a plumilla para la revista Lettres Françaises. A partir de 1953 trabajó de modo ininterrumpido hasta su muerte para la Galería André Rousard de Montmartre.
Para esta galería realizó un determinado tipo de obras, que firmaba con el nombre de “Cebal”, a diferencia de sus obras más creativas y personales, firmadas como Ceballos. Son las telas para Rousard, dulzones cuadros de niños, payasos y maternidades de factura apretada, tradicional y académica, que rinden culto al detalle y a la anécdota. Son obras diametralmente opuestas a sus paisajes urbanos, sólidamente construidos, sin concesión a la anécdota descriptiva.
Fue muy importante su militancia política, que le llegó a restar tiempo para la creación artística. Max Jacob le llegó a llamar “el pintor de las firmas”, por su adhesión a diferentes manifiestos. Por medio de su actividad política conoció a Picasso y a Joaquín Peinado.
Con ellos participó en 1955 en el “Homenage des artistes espagnols du poête Antonio Machado” (celebrado del 2 al 24 de febrero). Mostraba Ceballos su óleo El poeta y la guerra, que muestra una nueva iconografía de Machado, al que representa avejentado, poco antes de su muerte. En la década de 1960 realizó algunas exposiciones, que revelan a un pintor conocido por el público francés. En 1964 se publicó el libro Asturias, editado por la Librairie du Cercle Français du Libre et des Arts. Se trataba de un acto de solidaridad con los mineros asturianos llevado a cabo por escritores y artistas para conseguir dinero como ayuda para los huelguistas. Entre otros colaboraron Alberti, Max Aub, Blas de Otero, Lobo, María Teresa León, Peinado, Picasso, Semprún, Tuñón de Lara y Viñes.
La década de 1960 fue especialmente dura para el artista, por cuanto sufrió diez intervenciones quirúrgicas y en 1967 tuvo que afrontar la muerte de su hijo en un accidente de coche.
En 1968 participó en el 16 Salon de la Toile de París (donde volvió a exponer al año siguiente) y su primera exposición en España, en la Galería Círculo 2 de Madrid. Desde este momento sus amigos Juan Bayón y Sol Panera intentaron organizarle una exposición en Bilbao. En marzo expuso en el Palacio de Garcigrande de Salamanca.
El 1 de noviembre de 1970 se inauguró su exposición en la Galería Arte de Bilbao, en la que se colgaron veintiún óleos, entre los que figuraban Perfontaines, Paisaje de Rusillon, Moulin de Beurre, Invierno en Ivry y Toledo. Poco tiempo después de su llegada a Bilbao para la inauguración fue intervenido en Basurto de un tumor cerebral, que le condujo a la muerte. Su mejor momento como artista fue la década de 1960; las obras de este momento poseen un color y una estructura que sobrecoge por su fuerza.
Obras de ~: Tríptico, 1928; Bahía de Argel, 1947; Mercado de París, 1950; Retrato de Antonio Machado, 1955; Chantier, 1960-1665; L’hiver a París, 1960-1965; Afueras de la ciudad, 1960-1670; Saint Janet. Costa Azul, 1960-1970; 5bis. Moulin du beurre, 1965-1970; Bateau Lavoir, 1965-1970.
Bibl.: R. Bernardo, “En el Ateneo de Santander. Exposición de artistas noveles”, en La Atalaya (Santander), 24 de abril de 1925; R. L., “Homenaje Popular a Rufino Ruiz Ceballos”, en El pueblo cántabro (Santander), 17 de junio de 1926; C., “Una exposición de cuadros”, en La Atalaya (Santander), noviembre de 1930; E. Landa, “El Ceballos que he conocido”, en Cauce, n.º 487 (enero de 1970); Llano Gorostizaga, “Rufino Ceballos en la Sala de Arte”, en El Correo Español (Bilbao), 10 de noviembre de 1970; A. M., “Ceballos, 1907-1970”, en ABC (Madrid), 12 de febrero de 1971; “Del 13 de marzo al 22 de abril, homenaje póstumo al pintor Ceballos”, en La Gaceta del Norte (Bilbao), marzo de 1972; VV. AA., “Rufino Ruiz Ceballos”, en Catálogo de la Galería Arteta, Bilbao, 1972; VV. AA., “Exposición homenaje a Ceballos”, en Catálogo de la Galería Arteta, Bilbao, 1972; A. M. Campoy, Diccionario crítico del arte español contemporáneo, Madrid, Ibérico Europea de Ediciones, 1973; C. Gándara, “Ceballos”, en Iberian, Daily Sun, 24 de marzo de 1973; VV. AA., Catálogo de la exposición antológica homenaje a Rufino R. Ceballos, Madrid, Galería Círculo 2, 1973; E. López Sobrado, “El otro homenaje a Antonio Machado”, en Alerta (Santander), 1989; “Ceballos-Cabal: la doble personalidad de un pintor en el exilio”, en La Revista de Santander (Santander), n.º 64 (1991); Rufino Ceballos. Vida y obra de un pintor, Santander, Ayuntamiento de Camargo y Caja Cantabria, 1997; S. Carretero Rebés y J. Díaz López, La pintura de Cantabria en la modernidad (1919-1957), Santander, Museo de Bellas Artes de Santander, 1998.
Esther López Sobrado