Gutiérrez-Solana Lavín, Luis César. Torrelavega (Cantabria), 27.III.1908 – Espinosa de los Monteros (Burgos), 20.IV.1991. Pintor.
Era hijo de Eugenio Gutiérrez Solana, natural de Bárcenas, y de María Lavín, de Torrelavega, aunque su familia provenía de San Roque de Río Miera. Su padre se trasladó a Argentina, para hacerse cargo en 1886 de la concesión de caucho que un hermano suyo tenía en Brasil, consiguiendo de este modo una importante y saneada hacienda. En 1900 contrajo matrimonio con María Lavín y de esta unión nacieron diez hijos, cinco varones y cinco hembras, si bien desgraciadamente las niñas murieron prematuramente.
Los hijos varones, por orden cronológico fueron: Eugenio, Julio, Cosme, Luis y Rodolfo. A la muerte de su padre (1919), la viuda se trasladó con sus hijos a Madrid, si bien los veranos los pasaban en Espinosa de los Monteros.
En Madrid dejó inacabados cuantos estudios comenzó.
Aproximadamente hacia 1925 inició su carrera artística, comenzando a pintar en el taller de Daniel Vázquez Díaz, donde coincidió con Juan Manuel Díaz-Caneja y Jesús Olasagasti, que se convirtieron en dos de sus grandes amigos. Durante estos primeros momentos existen resonancias comunes en las creaciones de los cuatro artistas. Presumiblemente en 1929 viajó a París con Díaz-Caneja; allí se encontraron con Juan José González Bernal, del que poseía un lienzo de esta primera época.
Con el advenimiento de la Segunda República, Luis Solana se relacionó con numerosos intelectuales que defendían a ultranza este sistema político, si bien el pintor no mostró nunca una clara inclinación política.
Frecuentó la Residencia de Estudiantes, así como diversas tertulias madrileñas. Amigo de Alberti y de actores de La Barraca de Federico García Lorca, estuvo con ellos cuando actuaron en Espinosa de los Monteros, en agosto de 1935.
El estallido de la Guerra Civil supuso una situación traumática para esta familia (su hermano Julio se volvió loco). Durante la Guerra Civil la amistad con el psiquiatra de Madrid, Enrique Escardó, le libró de ir al frente, al conseguirle un trabajo en un hospital de Guadalajara.
Después de la guerra, Luis alternó su estancia en Espinosa, junto a su madre, con viajes a Santander, Bilbao y Madrid, ciudades muy frecuentadas por él en las décadas de 1950 y 1960.
Hombre extremadamente sociable, se relacionó en Bilbao con Bay Sala y con Juan Elúa, dueño de la Galería Arteta. En Madrid frecuentó las tertulias con amigos, entre ellos, en primer lugar, Fernando Chueca Goitia y al matrimonio Díaz-Caneja; también se reunía con Benjamín Palencia, Santiago Ontañón, cuando regresó del exilio en la década de los cincuenta, o Pepín Bello.
La muerte de su madre (1965) le deprimió, y fue su amigo, el arquitecto Fernando Chueca Goitia, quien le ayudó a salir de su depresión ofreciéndole trabajo como pintor. Le habían encargado a Chueca realizar el complejo turístico El pueblo Español en Mallorca y solicitó la colaboración de Luis, que se encargaría de pintar los frescos de Goya, para la reproducción de la ermita de San Antonio de la Florida de Madrid. Permaneció en Mallorca aproximadamente tres o cuatro años.
En 1970 fue uno de los artistas que mostró su obra en la Galería Arteta de Bilbao, como homenaje al pintor Rufino Ceballos, muerto ese año, cuando regresaba del exilio en París para exponer en su patria.
El nombre de Luis Solana figuró en el catálogo que realizó Juan Elúa, junto a nombres de otros pintores, como: Francisco Arias, Aurelio Arteta, Bay-Sala, Antonio Clavé, Díaz-Caneja, Grau Sala, Cristino Mallo, Benjamín Palencia, Joaquín Peinado o Hernando Viñes, entre otro importante número de artistas.
En la década de 1980 comenzó a sufrir problemas con su vista, por culpa de unas cataratas que le acabaron dificultando llevar una vida normal. Fue en esta década cuando participó en una exposición colectiva realizada en Madrid sobre los discípulos de Vázquez Díaz.
En el entierro de su gran amigo Juan Manuel Díaz- Caneja (1988), su viuda y entrañable amiga le hizo ver la necesidad de operarse de cataratas. Recuperó, al hacerlo, su vida social, casi abandonada por la creciente ceguera.
Referente a su obra, poca es la que ha dejado, conservándose muy escasas muestras de telas anteriores a la Guerra Civil, así como algunos álbumes, en los que hay referencias a Benjamín Palencia y a Vázquez Díaz.
Pero donde la relación con el maestro es más estrecha es en los óleos que se conservan, en los que las figuras y personajes se consiguen mediante una fría entonación y unos interesantes planos poscubistas.
Obras de ~: Niños con velero, 1927; Bodegón, 1928, Naturaleza muerta con muñeco roto, 1930; Retrato de Cosme en traje de esgrima, 1930; Retrato de Rodolfo, 1930-1935; Paisaje de Espinosa de los Monteros, 1957; Bodegón indígena, 1957; Estudios de desnudo femenino, 1960.
Bibl.: F. Chueca Goitia y F. Calvo Serraller, Guía del pueblo español de Palma de Mallorca, con ilustraciones de Luis Gutiérrez-Solana, Palma de Mallorca, 1967; VV. AA., “Exposición homenaje a Ceballos”, en Catálogo de la Galería Arteta, Bilbao, 1972.
Esther López Sobrado