Maruri Movellán, Julio. Fray Casto del Niño Jesús. Santander (Cantabria), 16.VII.1920 – 30.VIII.2018. Poeta y pintor.
Nacido en una familia de trabajadores (su abuelo paterno era propietario de un bar que regentaba su hijo; su abuelo materno fue tratante de ganados), Maruri pasó una infancia tranquila en Santander. Junto con sus estudios de primaria y secundaria, estudió Dibujo desde los doce años. De la mano de su amigo de la infancia José Luis Hidalgo, poeta y pintor torrelaveguense, se inició en lecturas poéticas y vio en el Ateneo de Santander la primera exposición pictórica, de Joaquín Solana, con quien más tarde trabó amistad.
Incorporado a filas en 1938, en plena Guerra Civil, salió de Santander y permaneció en el servicio militar hasta 1943. En Madrid conoció a Vicente Aleixandre y entró en contacto con el ambiente poético de la capital, que trasladó a Santander, adonde regresó en el verano de 1944. Se reencontró con José Luis Hidalgo y conoció a José Hierro y a Carlos Salomón, que, junto con otros artistas santanderinos (Enrique Sordo, Leopoldo Rodríguez Alcalde, etc.), habían puesto en marcha la aventura de la revista Proel, a la que Julio Maruri se incorporó en el número 4 (1945) con su primer poema publicado, titulado “Ciudades amenazadas”. En otoño de 1944 regresó a Madrid, donde comenzó a escribir los poemas de su primer libro, Las aves y los niños, que publicó en 1945 la editorial Proel, vinculada a la revista del mismo nombre.
En Madrid participó en la tertulia poética que reunía Vicente Aleixandre en su casa de la calle Wellingtonia, junto con Carlos Bousoño, José Luis Hidalgo, Vicente Gaos y otros creadores. Aleixandre le dedicó un retrato en prosa, “La encarnación de Julio Maruri”, recogido en el libro Los encuentros, así como dos retratos poéticos. En esos años conoció al pintor Francisco Cossío, que influyó notablemente en su actividad pictórica posterior.
En el año 1947 publicó su segundo libro poético, Los años, con el que obtuvo el accésit del Premio Adonais de ese año, que ganó su amigo José Hierro. Esta fase de su poesía presenta poemas de formas sencillas y tonos melancólicos, que mezclan ternura y amargura, en un estado de tristeza producido por la conciencia de lo precario del ser humano sometido al paso del tiempo.
Simultáneamente a su actividad poética, Julio Maruri cultivó la crítica pictórica, escribió prefacios para catálogos de exposiciones e inauguró su primera exposición de dibujos en Santander (1948). Participó en las conversaciones de la Escuela de Altamira (1949), con la que se introdujo el conocimiento directo de la abstracción pictórica europea en el espacio cultural santanderino.
En 1950, una crisis personal le llevó a ingresar en la Orden de Carmelitas Descalzos, abandonando de momento sus actividades artísticas y literarias para atender su formación teológica. En 1951 tomó el hábito de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo y se convirtió en fray Casto del Niño Jesús, nombre con el que va a firmar algunas obras poéticas y pictóricas hasta 1960.
Desde 1951 inició lo que podía considerarse una etapa de voluntario exilio intelectual, que comenzó con un período de formación teológica en diversas universidades de Francia e Italia. Esto le permitió, además, entrar en contacto con distintos artistas europeos y profundizar en su faceta de pintor. En 1956 se encontraba en Bilbao, y trabó amistad con artistas jóvenes, como Agustín Ibarrola o Jorge Oteiza, y con el poeta Blas de Otero. Participó en conferencias sobre arte abstracto, destinadas a los obreros en centros industriales de Vizcaya. Este compromiso de Maruri con los débiles -que se venía fraguando desde la Guerra Civil, y al entrar en contacto con el éxodo de judíos europeos en Irún- comenzó a acentuarse en Unos poemas (1959), donde cambian los modos expresivos y los temas del poeta, hacia posiciones de mayor contenido social.
En 1957 su amigo Pablo Beltrán de Heredia editó la Obra poética de Julio Maruri, en edición de lujo, con ilustraciones de Pancho Cossío y Ángel Ferrant. Esta obra obtuvo el Premio Nacional de Literatura. Al año siguiente (1958) expuso sus obras en la Galería Sur de Santander y en la Librería Fernando Fe de Madrid.
Estas exposiciones muestran su apuesta por una modernidad plástica, que va a confirmarse en exposiciones posteriores en Madrid, Barcelona, Bruselas y París. En 1962, con motivo del Concilio Vaticano II creó la instalación de la Orden del Carmen en la Mostra della Chiesa.
Entre 1960 y 1965 trabajó en Bruselas, donde conoció a la cantante Sofía Noel, al coreógrafo Maurice Béjart y al poeta Edmon Vandercammen. En esos años inició la escritura de su nuevo libro poético, Como animal muy limpio, que permaneció inédito hasta 1993 (con una publicación parcial de algunos poemas en 1970, titulada Entre Laredo y Holanda) y en el que se produjo un cambio notable de temas, tonos y formas poéticas, que le llevó al cultivo de la ironía e incluso el sarcasmo como herramienta crítica de carga social y política.
El año 1965 marcó una nueva inflexión en la trayectoria vital de Maruri: abandonó los carmelitas, salió de Bélgica, y se instaló en Francia, donde se hizo cargo de un taller de pintura para niños y adolescentes con problemas, en la escuela “Les Samuels”, donde trabajó hasta 1978. Posteriormente se trasladó a Noyon para dar clases de Pintura, hasta 1985, año de su jubilación.
En la década de 1980 expuso en la Fundación Santillana (Santander), en Lille, en París (con exposiciones anuales en el Salón des Realités Nouvelles desde 1976) y en Módena (Italia), y publicó algunos textos poéticos en las revistas Peña Labra (Santander), Iris (Montpellier) o Les Temps Modernes (París). En 1981 el Estado francés adquirió una de sus obras (Las luces, óleo sobre papel, Bruselas 1963), para el Fondo Nacional de Arte Contemporáneo. En 1991 la cineasta Sabine Mamou realizó un cortometraje titulado Promenades avec Julio Maruri, en el que repasaba algunos aspectos de su concepto del arte y los artistas: la cantante Sofía Noel, Delacroix, Goya, Max Jacob, la esencialidad del arte africano como el arte del silencio, el arte primitivo, etc.
La revalorización de la obra poética de Julio Maruri culminó con el homenaje y la edición de su poesía completa que llevó a cabo la Universidad Popular de San Sebastián de los Reyes en 1993, con el título Algo que canta sin mí, donde vieron la luz libros, inéditos hasta entonces, de entre 1963 y 1992. El reconocimiento a su trayectoria poética y pictórica, de “poeta que pinta”, como él mismo se definió en 1958, vino de la mano de la presentación en Madrid del libro Paseando con Sabine Mamou/Promenades avec Julio Maruri (2002) en diciembre de 2002, y de la exposición y los homenajes que le tributó el Ayuntamiento de Santander en diciembre de 2003. Casi cuarenta años después de que fijara su residencia en Francia, aislado y desvinculado del ambiente creativo español, el artista regresó a España, a Santander, donde falleció el 30 de agosto de 2018.
Obras de ~: Las aves y los niños (elegía), Santander, Proel, 1945; Los años (poema), Madrid, Adonais, 1947; Obra poética, Santander, Bedia, 1957; Fray Casto del Niño Jesús (seud.), Unos poemas, Santander, Gráficas Hermanos Bedia, 1959 (col. Clásicos de todos los años); Entre Laredo y Holanda, Santander, Bedia, 1970 (col. Clásicos de todos los años); “Huésped de la memoria”, pról. a A. García Cantalapiedra, Tiempo y vida de José Luis Hidalgo, Madrid, Taurus, 1975; Algo que canta sin mí. Poesía 1944-1992 (contiene: Como animal muy limpio (1963-1970) (ed. corr. aum. y reordenada de F. Gomarín Guirado, Cantabria, Ayto. de Santa María de Cayón, 2004); Tendiendo al añil las manos (1976-1992), San Sebastián de los Reyes, Universidad Popular, 1993; Artículos perdidos, Santander, Bedia, 1995; De un Santander perdido, Santander, Estudio, 1999; Paseando con Sabine Mamou/Promenades avec Julio Maruri, Madrid, Cruce Ediciones, 2002; Unas páginas traspapeladas, ed. de P. Beltrán de Heredia, Santander, Bedia, 2004.
Bibl.: J. M. González Herrán, “Recuperación de un poeta: Julio Maruri”, en Peña Labra, 3 (1978), págs. 41-43; V. García de la Concha, “Julio Maruri o la engañosa ternura”, en Poesía española 1935-1975, Madrid, Cátedra, 1987, págs. 660-666; A. Sánchez Zamarreño, “Maruri, Julio”, en R. Gullón (dir.), Diccionario de literatura española e hispanoamericana, vol. I, Madrid, Alianza Editorial, 1993, págs. 994- 995; J. San José Lera, “Las voces de Julio Maruri (Notas de historia y poética)”, en Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, LXX (1994), págs. 271-314; S. Carretero Rebés y J. M. Lafuente Llano, “Julio Maruri: de niños y payasos, de Altamira, de escalas trascendidas”, en S. Carretero Rebés et al., Julio Maruri, catálogo de exposición, Santander, Museo de Bellas Artes, 2003, págs. 53-98; L. Fernández-Castañeda Belda, reseña de Paseando con Sabine Mamou/Promenades avec Julio Maruri, marzo de 2003, [en línea], disponible en http://www.lacavernadeplaton.com/resenasbis/juliomaruri0203.htm; J. M.ª Lafuente (ed.), Julio Maruri-Pablo Beltrán de Heredia: correspondencia 1950-2004, Madrid, La Bahía, 2009.
Javier San José Lera