Castañeda Puchsons, Jacinto. San Jacinto Castañeda. Játiva (Valencia), 13.I.1743 – Hanoi (Vietnam), 7.XI.1773. Misionero dominico (OP), obispo, mártir y santo.
Hijo del notario José Castañeda y de María Puchsons nació en Játiva, diócesis de Valencia, el 13 de enero de 1743, y el mismo día recibió el santo bautismo.
Sus piadosos padres le proporcionaron una recia formación cristiana, favorecida por las buenas dotes naturales. De niño se sintió atraído por la forma de vida de los frailes dominicos y el 3 de diciembre de 1756 ingresó en su convento de Santo Domingo de su ciudad natal. El 11 de enero de 1759 emitió sus votos religiosos. Se dio a los estudios filosóficos con tan buen rendimiento que sus superiores lo enviaron a estudiar al convento-universidad de Santo Domingo, de Orihuela. Ya desde aquellos años se distinguía tanto por su aplicación al estudio como por su empeño en ser fiel hasta en los más pequeños detalles a la observancia regular.
En mayo de 1761 se leyó en comunidad una circular en la que se pedían misioneros para Extremo Oriente. Varios religiosos dieron sus nombres y entre ellos Jacinto Castañeda. El posterior 8 de septiembre se pusieron en camino hacia el gaditano Puerto Real para embarcar. Una grave infección bucal estuvo a punto de obligarle a interrumpir el viaje. El 20 de noviembre de aquel 1762 zarparon rumbo a México, adonde llegaron el 23 de febrero del año siguiente, y pasaron a Acapulco para tomar el barco que tenía que conducirles a Manila. Por fin, el 28 de octubre de 1763 llegaban exhaustos a Manila, después de incontables trabajos y penalidades, de librarse de varios naufragios, enfermedades y peste, de haber perdido dos religiosos, y de huir a veces de corsarios ingleses por lodazales y terrenos inhóspitos con hambre y sed. Una vez en el convento de Santo Domingo, de Manila, se incorporó con entusiasmo al estudio y a la más exigente vida conventual. Agraciado físicamente y en plena juventud, Castañeda resaltaba más aún por la ejemplaridad de su vida. El 2 de junio de 1765 era ordenado sacerdote en la isla de Cebú, teniendo que dispensarle la edad canónica. Inmediatamente, a pesar de su juventud, y con no pequeña sorpresa del propio Castañeda, el posterior 13 de octubre era enviado a la misión que los dominicos tenían en el territorio chino de Fo-Kien. Levó anclas rumbo a Macao y tocó puerto el 13 de diciembre, pero allí tuvo que esperar varios meses hasta poder entrar en China, tiempo que aprovechó para iniciarse en el conocimiento del idioma. Introducido clandestinamente en abril de 1766, experimentó de inmediato las consecuencias de la dura persecución. Al ir a atender a un enfermo, junto con otro compañero, el 18 de julio de 1769 fueron apresados por un renegado y un grupo de enemigos, que exigieron un fuerte rescate que en modo alguno pudieron pagar. Entregados a los mandarines civil y militar, a pesar de que fueron presentados catorce veces a los tribunales, no pudieron hallar en ellos culpabilidad alguna, por lo que fueron enviados al destierro.
El 9 de diciembre de aquel año llegaban de nuevo a Macao. Para no exponerles a mayores peligros los superiores lo destinaron a Tonkin (el actual Vietnam).
El 9 de febrero de 1770 partía hacia su nuevo destino misionero, Fu-Tay, donde llegaron a finales de aquel mes. Aprendió la lengua, pero ante la crudeza de la persecución tuvo que limitar el ejercicio del ministerio sacerdotal a las horas nocturnas, que consagraba en su integridad a instruir cristianos, administrar sacramentos y atender la necesidad espiritual de un territorio amplio y lleno de peligros. Estando en Ke-gia, aquejado de fiebre intensa, fue requerido para atender a un cristiano moribundo; apresado por un pirata, al regresar, se le exigió un rescate que tampoco pudo pagar, por lo que fue entregado al subprefecto y encarcelado. Era el 12 de julio de 1773.
En Ket-cho el 5 de agosto, metido en una estrecha jaula, fue expuesto a las burlas de la gente. En aquella situación vio cómo traían otro preso en idénticas condiciones.
Era el dominico Vicente Liem de La Paz, quien iba a ser su compañero de cautiverio y martirio.
Cumplidos los clásicos y pesados interrogatorios fue encarcelado de nuevo con mayor rigor, hasta que el 7 de noviembre de aquel mismo año se les sentenció a muerte y acto seguido fueron decapitados en Hanoi.
El 20 de mayo de 1906 fue beatificado por san Pío X y canonizado por Juan Pablo II el 19 de junio de 1988. La Orden de Frailes Predicadores celebra su memoria el 24 de noviembre, junto con los demás compañeros mártires en Vietnam.
Bibl.: L. Galmés, “Castañeda, Jacinto, OP”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 378; A. Robles Sierra, San Jacinto Castañeda OP. Una vida al servicio de una vocación misionera, Valencia, Curia Provincial de Aragón, 1988; H. Ocio y E. Neira, Misioneros Dominicos en el Extremo Oriente. 1587-1835, Manila, Misioneros Dominicos del Rosario, 2000, págs. 372-373.
Alfonso Esponera Cerdán, OP