Ocampo [Docampo, o Campo] Gonzalo de. Madrid, 1572 – Recuay (Perú), 19.XII.1626. Presbítero, doctor en ambos Derechos, camarero secreto del Papa, canónigo, arcediano, arzobispo de Lima, escritor.
Hijo del factor Fernando López de Ocampo y de María de Santa Gadea, estudió, con sus hermanos, en la Universidad de Salamanca, donde se licenció en ambos derechos (otros biógrafos lo titulan “Doctor en cánones y leyes”, es decir, “en ambos Derechos”). Habiendo heredado un mayorazgo de 7.000 ducados de renta, pasó a Roma, donde sirvió siete años como camarero secreto del papa Clemente VIII. Vuelto a España alcanzó diversos empleos eclesiásticos: fue canónigo en Sevilla, arcediano de Niebla, juez de la Iglesia, provisor del arzobispo don Pedro de Castro, vicario general y ordinario de la Inquisición, Subdelegado de la Santa Cruzada. Fundó en Sevilla un colegio “para estudiantes pobres y virtuosos”, con título de Concepción, que puso bajo el gobierno de los jesuitas, cuyo edificio le costó unos 100.000 ducados.
El Rey lo propuso como arzobispo de Lima el 13 de julio de 1623 (dícese por algunos que antes lo había propuesto para el obispado de Guadix, pero en las listas de obispos accitanos, en donde vienen también los propuestos que no se posesionaron no aparece [C. Asenjo Sedano, Episcopologio de la iglesia accitana, Guadix, 1990]). Fue consagrado en Madrid, en el Convento Real de las Descalzas, por don Luis Fernández de Córdoba, arzobispo de Sevilla. Salió de Madrid el 11 de marzo de 1624, a fin de embarcarse en Cádiz. Al llegar a Panamá cayó enfermo; meses después embarcaba para Paita. Llegó a Lima con una Cédula Real por la que se le nombraba Virrey en caso de vacante por cualquier causa de dicha suprema dignidad.
La mayoría de sus biógrafos elogian su breve actuación en la archidiócesis limeña; así, Álvarez de Baena (1790) escribe: “no cesó un instante de trabajar, ya en la instrucción de los Indios, ya en poner decentes las Iglesias Parroquiales, que las más de ellas estaban sin Sacramentos, o ya en adelantar las letras, y despertar al Clero al trabajo y estudio”. El bibliógrafo peruano Mendiburu (1934) también lo elogia (“trabajó mucho en el estudio, la ilustración, mejora, educación, buen nombre y reforma del clero y monasterios…”) pero saca a relucir detalles de vanidad y despotismo, propios de un revisionismo anti-colonianista.
Hallando Campo casi acabada la construcción de la iglesia catedral, la consagró con gran solemnidad el 19 de octubre de 1625 (la fiesta duró desde las 6 de la mañana hasta el anochecer) y, además, ordenó construir una sillería de cien asientos, que le costó 48.000 pesos y dirigió el arquitecto Pedro Noguera. Dedicó especial atención a la reforma del clero y de los monasterios; hizo examinar en su presencia a todo el clero limeño, incluso a los religiosos, por lo que hubo quejas de superiores religiosos, que atajó de forma inapelable. Visitó monasterios, corrigiendo abusos y faltas; dándose cuenta que sus rentas eran escasas, de acuerdo con el Concilio de Trento y con el Concilio Limense de 1583, ordenó reducir el número de monjas hasta que sus rentas pudieran sostenerlas dignamente. A veces, su autoridad se ponía por encima de la del Virrey (como ejemplo: publicó un edicto ordenando cerrar las tiendas en días festivos, que entrara alfalfa los domingos ni trabajasen los barberos; éstos protestaron al juzgado apostólico de Huamanga y a la Real Audiencia, que les denegó la apelación).
El 27 de mayo de 1626 inició la visita pastoral a su extensa archidiócesis, empezando por El Callao, y siguiendo hasta Huanuco. Llevaba como secretario al docto cura Hernando de Avendaño y le acompañaban ocho jesuitas. En Huamachuco consiguió el sometimiento de la tribu panatahua, creando una población y un curato. Testigo de los abusos de los Corregidores, pidió al Rey suprimir el juramento de esos funcionarios para tratar y contratar, quitándoles esas funciones. En Huamalíes observó que imperaba la idolatría, y mandó quemar ídolos y adoratorios; realizó un acto de fe castigando a muchos indios culpables de apostasía. En un exceso de celo quemó ciertos poblados, que obstaculizaban la catequesis. El fiscal Luis Enríquez, de la Audiencia de Lima, elevó a Madrid una protesta, y se expidieron Reales Cédulas el 19 de agosto de 1627 ordenando al virrey y a Real Audiencia que contuviesen los excesos de los indios, y al Arzobispo que no inquietase a los indios, ni siquiera por causa de idolatría.
En una de las visitas de su diócesis, y hallándose en el pueblo de Recuay, de la provincia de Huaylas, un indio principal, o cacique, a quien se le había retirado la india con la que estaba amancebado, suministróle un veneno en la comida, del que murió casi instantáneamente el 19 de diciembre de 1626. Tenía solamente 54 años. Así lo cuenta A. León Pinelo, y se ha venido repitiendo en todas sus biografías. Sepultóse su cuerpo en la iglesia de Recuay, que era doctrina de los Padres Mercedarios, y el 16 de julio de 1627 se trasladó a la Iglesia Metropolitana de Lima con gran solemnidad.
Además de las obras que traemos, “dispuso una Cartilla en castellano y en quechua e hizo circular por el interior 6.000 ejemplares de ella” (Mendiburu, 1934, pág. 169).
Obras de ~: Epistola Pastoral que el Ilustrísimo y Reverendissimo Señor Don Gonçalo de Campo Arçobispo de los Reyes, del Consejo de Su Majestad, en el principio de su govierno (recien llegado de España), escribe a sus amados hijos, los Curas y clerigos de las Iglesias de este arçobispado, a cuyo cargo està la cura de las almas, dotrina y enseñança de los Indios… [in fine: ‘Guarmey, a 16 … de Março de 1625’]; Edicto de diezmos qve se à de leer en esta Ciudad, y arçobispado, y en todas sus Paroquias [sic] todos los años vna vez, y en especial el Primer domingo de Mayo: Nos, Dō Gonzalo de Campo…. Suscripto en los Reyes, à 24 de Abril de 1626; El Licenciado Garcia Martinez Cabezas, Provisor y Vicario General de esta Ciudad, y Arçopispado [sic], por el Ilustrísimo Señor Don Gonzalo de Campo, por la gracia de Dios, y de la Santa Sede Apostolica de Roma… [“sobre la misma materia del anterior Edicto y estaba sin duda destinado a enviarse junto con él”, (J. T. Medina, 1904, pág. 259)]
Manuscritos. Del gobierno del Reyno de Perú, así civil como eclesiástico, con 52 capítulos [citado por todos los bibliógrafos, sin decir dónde se encuentra,; “hemos visto su manuscrito” (N. Antonio, I, 423)]; Compendio de lo que deben guardar los señores colegiales del Colegio de la Pura y Limpia Concepción de la Compañía de Jesús, sacado de las constituciones del mismo Colegio, hechas y ordenadas por su Ilustrisimo fundador, el Señor don Gonzalo del Campo, Arzobispo de Lima, 74 págs, en portada el escudo arzobispal (Biblioteca Nacional, Madrid, sign. Mss/11251),
Bibl.: Archivo General de Indias, Audiencia de Lima, 302: A. de León Pinelo, Epítome de la Biblioteca Oriental, y Occidental…, vol. II, Madrid, Francisco Martínez, 1738, cols. 779-780; N. Antonio, Bibliotheca Hispana Nova…, Tomus Primus, Matriti, Joachimum de Ibarra, 1783, pág. 423; A. de Alcedo, Diccionario geográfico-histórico de las Indias Occidentales ó América…, Madrid, vol. II, Imp. de Manuel González, 1787, pág. 313; J. A. Álvarez de Baena, Hijos de Madrid ilustres…, vol. II, Madrid, Oficina de Benito Cano, 1790, págs. 359-361; M. Ovilo y Otero: “Ocampo, Gonzalo”, en Biografía Eclesiástica Completa…, vol. XV, Madrid, Imp. de D. Alejandro Gómez Fuentenebro, 1863, págs. 751-742; J. T. Medina, La Imprenta en Lima (1594-1824), vol. I, Santiago de Chile, Impreso y grabado en casa del Autor, 1904, págs. 252, 256-257, 289, 378, 409-410 [por “Campo” y por “Ocampo, D. Gonzalo”]; Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana…, vol. XVIII, 2.ª Parte, Madrid, Espasa-Calpe, 1915, pág. 1.708 [por “Docampo (Gonzalo)”]; M. de Mendiburu, Diccionario histórico-biográfico de Perú…, 2ª ed., con adiciones, vol. VIII, Lima, Lib. e Imp. Gil, S. A., 1934, págs. 168-173 [por “Ocampo o Campo, Don Gonzalo de”] y Apéndice, págs. 411-449: “Catedral de Lima” (la 443 con la ceremonia de inauguración]; A. de Palau y Dulcet, Manual del Librero hispanoamericano…, vol. III, Barcelona, Librería Anticuaria de A. Palau, 1950, pág. 84, n.º 41.324 [por “Campo, Gonzalo de”]; A. de Egaña, Historia de la Iglesia en la América Española... Hemisferio Sur, Madrid, La Editorial Católica, S. A., 1966, Biblioteca de Autores Cristianos, n.º 256, “Gonzalo de Campo, cuarto Arzobispo de Lima”, págs. 286-289; Diccionario Enciclopédico del Perú, ilustrado, vol. II, Lima, Perú, Ed. Mejía Baca, 1966, “Ocampo, Gonzalo de”, págs. 438-439; Diccionario Histórico y Biográfico del Perú…, 2ª ed. revisada, Lima. Ed. Milla Batres, 1986, vol. II, “Campo, Gonzalo de”, en dos artículos (¿por error?), el primero, firmado por L. Guzmán Palomino, págs. 241-243, el segundo, por R. Vargas Ugarte, pág. 243.
Fernando Rodríguez de la Torre