Barba y Guzmán, José de. Carmona (Sevilla), 21.IV.1705 – Madrid, 6.V.1763. Jesuita (SI), profesor de Teología y preceptor real.
De familia noble, fue recibido en el noviciado de San Luis (Sevilla) de la Compañía Jesús, (10.XI.1719). Antes de su ingreso, había estudiado latinidad en el colegio de la Compañía de su ciudad natal, cursada la Filosofía en el colegio de San Pablo de Granada (1722-1724) y la Teología en el de San Hermenegildo de Sevilla (1724-1728), recibió en esta ciudad las órdenes mayores: subdiaconado (dic.1727), diaconado (marzo 1728) y presbiterado (julio 1728). Fue maestro de gramática en Marchena (1729-1730), ministro, preceptor de retórica y prefecto de la salud en San Hermenegildo de Sevilla (1730-1732) y en Carmona prefecto de los escolares de la Compañía, su preceptor de retórica y prefecto de estudios menores del colegio y de la Biblioteca (1732-1737), Leyó el trienio de Filosofía en el colegio de San Pablo de Granada (1737-1740) y fue primer “resolutor” de casos de conciencia de la casa profesa de Sevilla. (1740-1742). De nuevo en Granada, fue rector del seminario de los Santos Apóstoles, San Bartolomé y Santiago (6.IX.1741-16.IX.1743) y el primero que ocupó la cátedra de teología moral en el colegio granadino de San Pablo (1742-1744), de donde fue destinado a ocupar la cátedra de teología especulativa del Colegio Romano (1744-1748). Excelente humanista, sus cualidades, poéticas y literarias le merecieron la admisión (1744) en la Accademia dell’Arcadia (o Accademia degli Arcadi) de Roma, con el nombre de "Vandalio Carmoneo", aludiendo a “Vandalia” (que se creía ser el nombre latino dado, a la Bética, tras el paso de los Vándalos) y a su patria, Carmona. Con este fundamento, no es extraño que, el P. General Francisco Retz, a solicitud del rey de las Dos Sicilias (futuro Carlos III de España), lo enviase a Nápoles como preceptor del príncipe y de los infantes. Conviene advertir que el P. Barba va a encargarse de la educación de la prole regia desde la más tierna infancia. Al llegar a la corte de Nápoles, el Príncipe Felipe tenía poco más de un año, el futuro Carlos IV de España acaba de nacer; la mayor de las infantas vivas, María Josefa, 4 años y, María Luisa, 3. Otros seis nacerán durante los 15 años que duró su misión, entre ellos, Fernando I de Dios Sicilias (1751-1825), restaurador de la Compañía de Jesús en sus estados en 1804, diez años antes de la universal, realizada por Pío VII (7.VIII.1814). La reina María Amalia de Sajonia tomó al P. Barba por confesor y le encargó también la dirección de otras princesas y damas de su corte. Durante su estancia en Nápoles, Barba residía en el Noviciado. En calidad de teólogo, el rey le encargó la censura de los escritos teológicos de Antonio Genovesi, acusado a la Congregación romana del Índice. Pese a las prevenciones del autor respecto de Barba, el dictamen de éste le fue favorable: juzgaba que, ampliados y corregidos, estos escritos podrían ser provechosos a la juventud eclesiástica y publicarse por la vía ordinaria. Al heredar el rey de las Dos Sicilias la Corona de España (1759) con el nombre de Carlos III, lo llevó consigo a Madrid. En la Corte, el P. Provincial de Toledo le asignó por residencia el colegio de San Jorge de los Ingleses, en la calle del Príncipe, donde, en 1761, en el catálogo de la Provincia de Toledo se anotaba su oficio de preceptor y confesor del Príncipe de Asturias y de los Infantes (“Praecep. et confess. Sereniss. Principis Asturiacens. caeteraque Regiae prolis”) y se le consideraba de complexión robusta, ingenio perspicaz, buen juicio e igual prudencia, experiencia, no vulgar, máximo aprovechamiento en los estudios y notorio talento para los ministerios. En 1762, debilitado por la edad, el rey dejó en su mano la designación de su sucesor: Barba propuso al gaditano Antonio Nicolás Zacagnini y Colón, miembro también de la Provincia de Andalucía de la Compañía de Jesús, maestro de Física experimental, del Seminario de Nobles de Madrid. Zacagnini dejó la cátedra y la dirección de los colegiales para dedicarse exclusivamente a su nuevo empleo. Barba, por real decreto, continuó de confesor del Príncipe de Asturias (futuro Carlos IV) y de los Infantes. En su última enfermedad, pasada en el Colegio de los Escoceses, donde residía temporalmente, por su cercanía al palacio del Buen Retiro, recibió las visitas, entre otros, del ex ministro de Estado, marqués de la Ensenada y de sus antiguos pupilos, en particular, del príncipe y de su hermana la infanta María Luisa, futura gran duquesa de Toscana y emperatriz de Alemania. El P. Barba falleció, recién cumplidos, los 58 años de edad, en este colegio, el 6 de mayo de 1763, pero su nombre figura en el catálogo de la provincia entre los fallecidos del colegio de San Jorge, su propio domicilio. Del prestigio del P. Barba para con el rey Carlos III, el ex- jesuita andaluz de origen flamenco, Joaquín Sweerts, afirmaba, desde Bolonia (16.XII.1797), al P. Juan de Osuna, ser “opinión bien fundada” que “si Dios le vbiese concedido más larga vida, él solo hubiera podido divertir el golpe que arruinó la Compañía de Jesús española y casi todo el Orden Gesuitico”. En cuanto a los escritos de P. Barba, se publicaron varias de sus composiciones poéticas y su oración fúnebre, latina, en las solemnes honras del rey Felipe V († 9.VII.1746), celebradas en la Iglesia de Santiago de los Españoles, en 1746.
Obras de ~: Poesías: Sagrados obsequios [...] en las canonizaciones de S. Luis Gonzaga y S. Estanislao de Kostka, Granada, 1728; Oración fúnebre en las honras [...] por Felipe V Rey de las Españas, Roma, 1746; “Desde Roma, a Granada, descripción de lo que hacían los Congregantes de la Anunciata, como pauta y norma para los de esa ciudad”, en P. J. de Baena, Carta de edificación, s.l., s.f., pág. 25; Glorias de Christo Sacramentado y piedad de la Sereníssima Princesa de Asturias, hoy Reyna de España, doña María Bárbara. Octavas, en Biblioteca Municipal de Sevilla, ms., s. l., s. f.; Poesías latinas y castellanas, s.l., s.f.;
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico de Loyola (AHL), Correspondencia Sweerts-Ossuna (E 119 19353 7); Archivo Histórico Nacional, Historia del Colegio de Granada, lib. 773; Clero. Jesuitas, Lib. 773; Archivo Histórico Provincial (Granada), Cartas de J. Sweerts a J. de Osuna, 1797-1798, leg. E-119-1935-3-7; Archivum Romanum Societatis Iesu (ARSI) Baet. 12, 13, 15, 16; Neap. 95. 96, 171; Tolet. 18, 36
Fuentes y bibl.: J. de Baena, Carta sobre la vida del P. José de Barba, Sevilla, 1764; C. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, t. VIII, Suppl., Paris-Bruxelles, 1898, col.1761; J. E. Uriarte, Catálogo razonado de los anónimos y seudónimos de autores de la Compañía de Jesús, pertenecientes a la antigua asistencia española, con un appendice de otras de los más dignos de especial estudio bio-bibliográfico, Madrid 1904-1914, 5 vols.; J. E. Uriarte y L. M. Lecina, Biblioteca de Escritores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de España, vol. I, Madrid, Imprenta de la Viuda de López del Horno, 1925, pág. 421; A. Genovesi, Autobiografia, lettere, Milano, 1963, págs. 20-22; J. de Bethencourt, Historia del colegio de San Pablo. Granada 1554-1765¸ed. y notas de E. Olivares, Granada, Facultad de Teología, 1991; F. B. Medina, “Barba y Guzmán, Juan de”, en Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, 2001, págs. 340-341; F. B. Medina Rojas y W. Soto Artuñuedo, Sevilla y la expulsión de los jesuitas de 1767, Madrid-Sevilla, Jesuitas-Focus-Abengoa, 2014, pág. 11.
Francisco de Borja Medina, S.J.