Vallecillo y Luján, Antonio. San Roque (Cádiz), 20.IX.1808 – Madrid, 10.X.1880. Militar, escritor.
Antonio Vallecillo y Luján, considerado uno de los cuatro grandes del pensamiento militar español del siglo XIX (junto con José Almirante, Francisco Villamartín y Carlos Banús), había nacido en 1808 en San Roque, ciudad gaditana cuyo origen se remonta a la pérdida en agosto de 1704 de la plaza de Gibraltar durante la Guerra de Sucesión al Trono español. El pueblo gibraltareño, con el Ayuntamiento a la cabeza, decidió en masa no aceptar la imposición de la bandera británica y en torno a la antigua ermita dedicada a San Roque se fundó el “nuevo Gibraltar”. Fueron sus padres el capitán Manuel Vallecillo Simonetti y Ana Luján Montaño.
Ingresó como cadete de cuerpo en el Regimiento de Infantería de Ceuta. Destinado en 1839 en el Ministerio de la Guerra, fundó un periódico legislativo, Anuario Militar, que, en 1841, se convirtió en promotor de los intereses del Ejército y dejó de publicarse en 1843 debido a su oposición a la política del general Espartero. En 1841, Vallecillo salió del Ministerio como consecuencia de su polémica con el general Evaristo San Miguel, entonces ministro. En 1844 ocupaba la secretaría de la Inspección de Carabineros que en 1834 habían pasado a ser Cuerpo de Carabineros de la Real Hacienda y en 1842, Cuerpo de Carabineros del Reino.
En 1849 era vocal de una junta encargada de redactar unas nuevas Ordenanzas que se había creado en 1847. Volvió al Ministerio hasta que triunfó la revolución de julio de 1854, lo que supuso el regreso de Espartero a la presidencia y de Evaristo San Miguel como ministro.
Durante este período colaboró asiduamente en varios periódicos civiles y militares como El Correo Militar y La Gaceta Militar, de la que fue redactor fijo.
Entre 1853 y 1856 se publicaron varios volúmenes de la Legislación militar de España, antigua y moderna, publicada con aprobación de S.M., y su texto declarado oficial en cuanto arreglado al original, obra que debía acabar recopilando y ordenando toda la legislación vigente y derogada, desde las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio. Esta obra le fue encargada en 1853 por el general Lara, ministro de la Guerra, para llenar el vacío producido por el incendio de 1846 en el Archivo del Ministerio pero se suspendió la edición al llegar en el texto a principios del siglo XIV por haber sido retirada la protección dispensada a la obra. De su trayectoria en estos años decía su contemporáneo Manuel Juan Diana: “ha sido director en distintas épocas del ‘Archivo Militar’, cuya apreciable publicación sostuvo casi en su mayor parte con sus escritos, siempre encaminados a moralizar e instruir al Ejército. Hoy publica las Ordenanzas de S.M. ilustradas, obra que se apresuran a adquirir todas las corporaciones y dependencias así civiles como militares” (Capitanes ilustres ilustres y revista de libros militares, Madrid, 1851: 360).
El 23 de abril de 1871 tuvo lugar la primera reunión del Ateneo Militar en Madrid, que se celebró en los locales prestados por la Fundación Instituto Homeopático en el Hospital de San José. Desde entonces se fueron formando distintas comisiones para la redacción de los reglamentos y estatutos, participando algunos militares que habían destacado o destacarían después en literatura castrense como el propio coronel Vallecillo, el comandante Francisco Villamartín, el capitán Nicolás Estévanez, el entonces teniente Federico de Madariaga, Eduardo de Mariategui, el coronel Pérez de Rozas y los capitanes Gómez de Avellaneda y Fernández Pascual, entre otros. Como miembro del Ateneo estuvo al frente de la mesa de edad que presidió todas las sesiones preparatorias para la fundación; su apoyo a la institución estuvo, sobre todo, en el campo legislativo militar.
En 1873 formó parte de la comisión reorganizadora del Ejército y, ya en el reinado de Alfonso XII, el 3 de febrero de 1875, en su condición de coronel de Infantería y oficial cesante del Ministerio de la Guerra, es nombrado para la plaza de oficial mayor del Consejo de Estado que había resultado vacante (Gaceta de Madrid, 9 de febrero de 1875).
Durante este destino, siendo coronel, estuvo en las prisiones militares de San Francisco por extralimitarse en la defensa del coronel Gregory, uno de los procesados por la victoria carlista de Lácar (Navarra) en 1875, cuando cundió el pánico en las huestes liberales y don Alfonso estuvo a punto de ser copado, teniendo que huir a Oteiza.
El 10 de enero de 1878 se le declaró jubilado debido a la imposibilidad física en que se encontraba para continuar desempeñado su destino como oficial mayor del Consejo de Estado como consecuencia de una caída (Gaceta de Madrid, 16 de enero de 1878). Pasó sus últimos años en la madrileña calle de Toledo y murió el 10 de octubre de 1880. A su entierro, apenas asistieron doce personas, ocho de ellos escritores militares. Uno de éstos declaraba después: “Los hombres como él no son frecuentes, las naciones se honran con tener uno, si acaso, cada siglo, y éste ha sido fecundo porque nos ha dado a Villamartín y Vallecillo”.
Con el siglo XIX resurgió el pensamiento español en todas las ramas y concretamente en la militar con especial vigor. Julio Busquets ha señalado entre las causas de este resurgir cultural, las siguientes: el fin del absolutismo con el consiguiente aumento en la libertad de expresión, la Ilustración y la influencia extranjera. Un momento histórico bélico, especialmente apto para el desarrollo de personalidades militares.
La llegada forzosa al Ejército, debido a las continuas guerras, de algunos intelectuales, que luego hicieron de la milicia su profesión, las depuraciones realizadas en 1814 y 1823 por los absolutistas, que separaron del Ejército a muchos militares liberales, como San Miguel, Aparici, Vallecillo..., los cuales para mantenerse se dedicaron a escribir o traducir obras militares. La creación de revistas militares como órganos de propagación del pensamiento militar, la necesidad de estudiar la problemática del patriotismo, del Ejército y de la guerra. En este ambiente, propicio al desarrollo del pensamiento militar, surgió toda una serie de pensadores que trataron de la problemática general de la sociedad y de la guerra y, en consecuencia, estudiaron y escribieron sobre temas que hoy interesan a la sociología. Entre ellos se encuentra Antonio Vallecillo, que no pasó en su carrera militar de coronel, pero desempeñó la mayor parte de su vida cargos burocráticos que llevaban aneja la necesidad del estudio. En todos ellos manifestó su carácter independiente y austero que le acarreó antipatías y enemistades.
En realidad, su obra es más conocida por la faceta de recopilaciones legislativas que solamente interesaban a estudiosos y eruditos pero también destaca como escritor militar. Fernando Redondo reconoce que lo mejor de su labor, aparte de los Comentarios a las Ordenanzas de Carlos III, está repartido entre folletos y artículos y lamenta que no dejara ninguna obra doctrinal y sistemática. Trató acerca de casi todos los temas militares con un estilo literario fluido y directo, dominio del idioma, carente de retórica cuando se ocupaba de materias jurídicas e históricas y, en cambio, ágil y de vehemente elocuencia oratoria cuando entraba en polémicas o actuaba como defensor.
José María Gárate ha estudiado el pensamiento de Vallecillo poniendo de relieve que entre los temas de que se ocupó como teórico militar figuran aspectos como la subordinación, cuando la filosofía militar no había entrado hasta entonces en grandes matices éticos.
Él la pone en relación con la autoridad y el prestigio deteniéndose en el respeto; todos estos campos podían presentar facetas personales, sociales y legales.
Vallecillo anticipa la definición que años más tarde dará Vigón del prestigio como “Una aureola de superioridad que facilita el mando”. Otras muchas veces se sale de lo histórico y jurídico para adentrarse en el campo de la ética. Así, al comentar el artículo 23 afirma que las Ordenanzas nunca exigen que la obediencia sea ciega o se ocupa de la fama con el mismo análisis filosófico.
Aunque escribió numerosos artículos en periódicos como El Archivo Militar, La Gaceta Militar, El Correo Militar, El Almanaque Militar... la obra publicada de Vallecillo no es larga en títulos. Destacan las Ordenanzas de S.M. para el régimen, disciplina, subordinación y servicio de sus ejércitos. Ilustrados por artículos con las reales órdenes expedidas hasta la fecha de esta edición (Madrid, 1850-1853); la Legislación militar de España, antigua y moderna que se quedó en el volumen XIII de los doscientos calculados al retirarse el apoyo económico oficial (Madrid, 1853-1854) y los Comentarios históricos y eruditos a las Ordenanzas Militares (Madrid, 1861). Esta obra tuvo tan poco acogida que no se llegó a publicar el segundo tomo ni continuó escribiendo los restantes. Publicó también gran número de folletos, muy difundidos en su tiempo y hoy perdidos en parte. El más conocido fue Apología de Villamartín (Madrid, 1880) que reproduce lo que fue artículo periodístico. Dejó inéditos varios estudios como unas Ordenanzas de ingenieros ilustradas y unas Ordenanzas preguntadas.
Obras de ~: Ordenanzas generales ilustradas, Madrid, 1850; Ordenanzas de Artillería, ilustradas por artículos, con las Reales Órdenes expedidas hasta la fecha de su recopilación, Madrid, 1853; Legislación militar de España, antigua y moderna, publicada con aprobación de S.M., y su texto declarado oficial en cuanto arreglado al original (recogida, ordenada y recopilada por D. Antonio Vallecillo), Madrid, Díaz y Cia., 1853-1856; Comentarios históricos y eruditos a las ordenanzas militares expedidas en 22 de Octubre de 1768, Madrid, Imprenta de D. P. Montero, 1861; Teoría de las divisiones militares, 1863; Colección de sinonimias militares, 1869; Discurso crítico-apologético con motivo de la obra importantísima “Nociones de Arte Militar”, escrita a la temprana edad de veintiocho años por el capitán de Infantería D. Francisco Villamartín, 1869; Impugnación al Proyecto de Ley sobre el arreglo del Cuadro del Estado Mayor general del Ejército, Madrid, 1869; Advertencias a fiscales, defensores y presidentes de los consejos de guerra que hayan de celebrarse en arreglo a la Ley de 17 de abril de 1821, Madrid, Imprenta C. Moliner y Cía., 1869; Impugnación al convenio de Amorevieta [...], Madrid, Imprenta de El Correo Militar, 1872; Defensa leída el 2 de junio de 1873 ante la Junta Militar erigida en Consejo de guerra de oficiales generales para ver y fallar la causa instruida al capitán graduado D.César Bassols, por supuestas murmuraciones calumniosas contra el teniente general D. Mariano Socías, Madrid, 1873; Apología de Villamartín (con un prólogo y varias notas de Luis Vidart), Madrid, A. López y P. Ballestar, 1880; Diccionario de la legislación militar, Madrid, Est. Tipográfico Militar, s. f.
Bibl.: M. J. Diana, Capitanes ilustres y revista de libros militares, Madrid, Imprenta J. Antonio Ortigosa, 1851; J. Almirante, Bibliografía militar de España, Madrid, Imprenta y Fundición de Manuel Tello, 1876; F. Barado, Literatura militar española en el siglo xix (bosquejo histórico bibliográfico), Madrid, Tarazona, Tipografía Turiasonense, 1889; J. Busquets Bragulat, “La sociología militar en España”, en Revista de Estudios Políticos, 158 (1968), págs. 169-184; R. Caldelas López, La parroquia de Gibraltar en San Roque (documentos 1462-1853), Cádiz, Diputación Provincial, 1976; F. Redondo, “Galería de escritores militares: Antonio Vallecillo Luján”, en Reconquista, 382 (1982); J. M. Gárate Córdoba, “La cultura militar en el siglo XIX”, en Historia Social de las Fuerzas Armadas Españolas, IV, Alambra, Madrid, 1986, págs. 141- 277; R. Caldelas López, La parroquia de Gibraltar en San Roque (suplemento), Cádiz, Jiménez Mena, 1993; J. J. Arencibia Torres, Diccionario biográfico de literatos, científicos y artistas militares españoles, Madrid, EyP Libros Antiguos, 2001, pág. 261; P. González-Pola de la Granja, La configuración de la mentalidad militar contemporánea (1868-1909): del sexenio revolucionario a la semana trágica, Madrid, Ministerio de Defensa, Secretaría General Técnica, 2003; G. Calleja Leal, “La enseñanza militar en el Ateneo Militar de Madrid”, en La Coronelía. Guardas del Rey, 24 (2007), págs. 14-37; D. Cameno Mayo, “Un periodista militar: Antonio Vallecillo Luján y su Archivo Militar (1841-1843)”, en Investigaciones históricas: Época moderna y contemporánea, 40 (2020), págs. 447-470.
Ángel David Martín Rubio