Vélez de Guevara, Pedro. Valladolid, c. 1538 – Ciudad Rodrigo (Salamanca), 25.XII.1585. Jurista.
Vino al mundo en Valladolid y era hijo ilegítimo del II conde de Oñate y María de Tovar, con la cual casó en segundas nupcias, al fallecer su primera esposa, Mencía de Velasco. No se conocen los detalles de sus primeras etapas formativas, porque las actas del Estudio vallisoletano, con fecha de 22 de mayo de 1562, expresan la obtención del título de Licenciado en Cánones por el Alma mater castellana, pero no aluden a una posible incorporación del bachilleramiento previo salmantino, y tampoco consta que obtuviera el bachillerato por la ciudad del Pisuerga. La fuerte vinculación con la Universidad de su villa natal explica que ocupara durante el curso académico 1562-1563 el cargo de rector del Estudio, aunque resulta una fecha incierta la que corresponde a su ascenso al doctorado, dando por muy probable su obtención, ya que en varios documentos oficiales se afirma esta condición académica, a pesar de que las actas relativas al desempeño del oficio de oidor en la Real Chancillería vallisoletana y posterior nombramiento para ocupar el canonicato de maestrescuela de la Catedral de Salamanca le identifican simplemente como “licenciado”.
En su propuesta para cubrir la vacante del obispado mindoniense figura como doctor y así se recoge explícitamente en el proceso para su nombramiento como prelado de Ciudad Rodrigo. Designado alcalde mayor en la Real Audiencia del Reino de Galicia, desempeñó este oficio durante los años 1567 a 1569. En 1572 se le promovió a oidor de la Real Chancillería de Valladolid. Se despidió del Acuerdo el 30 de enero de 1577, al ser provisto de la maestrescolía salmantina. Recuerda el P. Beltrán de Heredia que “en los informes pedidos por el Rey para proveer la canonjía se vio que era varón letrado y de buen gobierno, honestidad y cordura”. Tomó posesión del canonicato el 8 de febrero de 1577, y emitió su juramento el día 27 inmediato posterior. Unas fechas más tarde, el 18 de marzo de 1577, hizo la profesión de la fe. En criterio de Gil González Dávila, “governó esta dignidad (de la catedral salmantina) con satisfacción del reino. Estimó y honró mucho a los sabios de su tiempo. Ya viejo siendo maestrescuela se dio al estudio de las letras santas”. No comparte este criterio el dominico Beltrán de Heredia, porque después de relatar la obligación que tenía de asistir al coro, no estando legítimamente impedido, y de gozar de algunos auxiliares que formaban la audiencia escolástica, cuya presidencia le correspondía, mediante los cuales satisfacía sus deberes, llega a afirmar: “los señalados por los reyes (a partir de los Reyes Católicos) no siempre eran los más aptos para el oficio por apatía temperamental o por falta de esmero en la administración del cargo. Algo de eso tuvo lugar durante el mandado de Fernando Enríquez (1565-1576) y de su sucesor Pedro de Guevara (1576-1584). En las actas del claustro se refleja a veces ese descontento y los perjuicios que de ello se derivan”. En consonancia con el juicio emitido por González Dávila, y discrepando del que manifiesta el dominico, es un hecho relevante que, durante el desempeño del canonicato, fue propuesto para la visita del Milanesado en Italia, en marzo de 1579, afirmándose de su persona: “tiene opinión de hombre bastante para cualquier cosa y es hombre curado de negocios y hizo la visita que Su Majestad sabe en Sevilla” (quizá para atender la reforma de las Órdenes religiosas).
El maestrescuela Vélez de Guevara, canciller universitario, aparece referido en el claustro de diputados, celebrado el 20 de diciembre de 1584, como obispo electo civitatense. Su propuesta llegó a Roma durante el año 1583. De gran importancia es la anotación que incorpora el secretario regio Gaztelu, a propósito de los posibles candidatos en la futura provisión de obispados vacantes en los reinos hispanos, porque hace una valoración muy elogiosa de Pedro de Guevara, a partir del relevante juicio positivo que emitió previamente un eminente jurista y benemérito prelado Francisco Sarmiento. “In marg.: Proveydo a Ciudad Rodrigo. El Doctor Don Pedro de Guevara, Maestrescuela de Salamanca, graduado por Valladolid donde fue Rector y cathedratico, es tenido por letrado y de buen gobierno, y mucha honestidad, cordura, modestia y caridad, y el obispo de Astorga que le visito siendo oydor de Valladolid me dixo aquí quando por mandado de vuestra Majestad me ynforme del para lo de la dicha maestrescolia que hallo muy buena relacion de su persona y aprovadas costumbres”. El canónigo salmantino quedó desvinculado de la corporación salmantina el 9 de enero de 1584, a causa de su nombramiento episcopal para la sede Civitatense. Nombrado por el papa Gregorio XIII el 9 de enero de 1584, la documentación vaticana refleja que el candidato Pedro Vélez de Guevara, “sará promosso a 45 anni, da ilustre familia; presbitero tanti anni, dottore in Diritto Canonico, buone maniere. E’ in possesso di tutte le qualità che exige il Concilio de Trento”.
El 23 de febrero de 1584 se despacharon en Madrid las ejecutoriales, y su consagración episcopal tuvo lugar en la villa salmantina de Béjar, el día 16 de abril del mismo año, actuando como consagrante el obispo de Salamanca, Jerónimo Manrique Figueroa. El jurista toledano ejerció durante poco tiempo su ministerio episcopal, en el que había sucedido a Andrés Pérez, y para el que se había preparado especialmente con el estudio intensivo de la Sagrada Escritura, en cuya discencia gozó del magisterio del célebre humanista y canónigo lectoral salmantino Juan del Caño. Pocas referencias se conservan de la actividad pastoral en la diócesis, pero consta en las actas mirobrigenses que, en su reconocida condición de jurista, se le elevó una consulta, en mayo de 1584, sobre el pleito que contendían el Hospital de la Pasión de Ciudad Rodrigo y Juan de Chaves, a propósito del cumplimiento del testamento de Juana Pérez Piñero, en cuya actividad queda justificada suficientemente su intervención, en palabras textuales de los manuscritos: “como tan gran letrado”.
Su óbito tuvo lugar en Ciudad Rodrigo (Salamanca) el día de Navidad de 1584.
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Justo García Sánchez
