Castilla, Diego de. Valladolid, c. 1507 – Toledo, 7.XI.1584. Canónigo y deán de la catedral de Toledo.
Nació en Valladolid en torno a 1507. Era hijo de Felipe de Castilla, deán de la catedral toledana, y hermano de Luis de Castilla, canónigo y arcediano de la catedral de Cuenca. Su madre fue Francisca de la Encina. Parece que ambos hermanos, según algunos historiadores, se aprovecharon de la falsificación del testamento del Rey para atribuirse una ascendencia más ilustre que la que poseían.
En su niñez fue educado en Montamarta (Zamora) por su tía abuela, María Niño de Portugal, hija del conde de Nieva y hermana de su abuela paterna, Juana de Zúñiga. De ella recibe las primeras letras y rudimentos a la vez que su inclinación por el estado eclesiástico. En 1525 consigue del Papa dispensa de su defecto de ilegitimidad, como hijo de un presbítero y de una mujer soltera, para poder acceder a las órdenes sagradas y obtener los beneficios de cualquier iglesia en la que su padre fuese beneficiario.
Comienza a realizar estudios de Latinidad y Filosofía en Valladolid y es autorizado por su tío, Alonso de Castilla, obispo de Calahorra, a recibir la primera tonsura clerical, incorporándose a la clerecía el 13 de julio de 1528. Ese mismo año, en agosto, obtiene el título de Bachiller en Derecho Civil por la Universidad de Salamanca. Posteriormente es enviado a la Universidad de Bolonia donde alcanza, en 1530, el doctorado en Derecho Eclesiástico y Civil.
Habiendo regresado a España, es nombrado canónigo y arcediano en la iglesia de Palencia. Un poco tiempo después, el 8 de octubre de 1533, el papa Paulo III lo nombra coadjutor perpetuo e irrevocable, en régimen de administración y con derecho de sucesión, de la dignidad de deán de la catedral de Toledo cuyo titular era su padre, Felipe de Castilla. Esta decisión se justificó en razón de la avanzada edad de Felipe y de su precaria salud y, según señala el Pontífice, en atención a su cultura, gran educación, ciencia, notables costumbres y mérito de sus virtudes, no obstante ser hijo ilegítimo de Felipe, habiendo sido engendrado antes de que éste recibiese el presbiterado.
A partir de 1545 se hace cargo del deanato, comprometiéndose Felipe de Castilla con el cabildo toledano a permanecer ausente de Toledo, no pudiendo residir en la ciudad, ni reclamar en adelante el deanato que traspasaba a su hijo. El 1 de febrero de 1551, Diego de Castilla presentó ante el cabildo primado las Letras Apostólicas y solicitó se le diese la posesión definitiva y real de su deanato. Unos días más tarde, el lunes 9 de febrero de 1551, así se hizo, realizando Diego el juramento correspondiente, comprometiéndose a guardar el Estatuto y las loables costumbres de la Iglesia toledana, y sentándose en su silla de deán.
El 21 de mayo de 1552, el doctor Francisco Frías, obispo de Arión, con licencia del arzobispo Juan Martínez Silíceo y dispensa de su irregularidad, le confirió las órdenes menores; al día siguiente recibió el subdiaconado; el 23 el diaconado y el 25 fue ordenado de presbítero. Diego, en unión con su hijo Luis, trajo a Toledo al gran pintor Dominico Theotokopoulos, El Greco. Durante su mandato como deán se enfrentó con el arzobispo Juan Martínez Silíceo rechazando el establecimiento del Estatuto de Limpieza de Sangre en la catedral primada.
Falleció el 7 de noviembre de 1584 a las dos de la tarde, a causa del mal de gota que le aquejaba desde tiempo atrás, y fue enterrado, sin grandes pompas, como lo había expresado en el testamento, en la capilla mayor del monasterio de Santo Domingo el Antiguo de Toledo, al lado del evangelio, cuyo templo había reedificado cumpliendo los deseos testamentarios de María de Silva, esposa de Pedro González de Mendoza, quien al enviudar se había retirado a este convento.
Bibl.: V. García Rey, “El Deán de Don Diego de Castilla y la reconstrucción de Santo Domingo el Antiguo de Toledo”, en Boletín de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, primera época, n.os 16-17 (julio-diciembre de 1923) [Apéndice: Testamento de Don Diego de Castilla]; G. de Andrés, “El arcediano de Cuenca D. Luis de Castilla (†1618) protector del Greco y su biblioteca manuscrita”, en Hispania Sacra, 35 (1983), págs. 99-100 y 110-111; B. Martínez Caviró, Conventos de Toledo. Toledo castillo interior, Madrid, El Viso, 1990; A. Fernández Collado, La catedral de Toledo en el siglo xvi. Vida, arte y personas, Toledo, Diputación Provincial, 1999.
Ángel Fernández Collado