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Lorenzo Pagans Juliá

Biografía

Pagans Juliá, Lorenzo. Cerviá de Ter (Gerona), 15.12.1833 – París, 7.7.1883. Tenor, compositor, profesor de canto, musicólogo.

Siendo niño de corta edad, marchó de su natal Cerviá de Ter a Celrá y de aquí a Gerona, en cuya catedral cantaba ya como soprano, con tan sólo ocho años de edad, bajo la dirección de José Barba, maestro de aquella capilla, cuyos pasos siguió hasta Barcelona, a los trece años, sucediéndole años después en su cargo de organista de la basílica de Santa María del Mar.

Su prioritaria inclinación era hacia el canto y en 1852 se integró en una compañía de ópera que actuó en Mahón y en la que cantó, indistintamente, como barítono y como bajo. Decidido a dedicarse por completo al canto, en 1853 marchó a París, dispuesto a hacer estudios serios de esta disciplina. Pudo mantenerse allí, trabajando como músico en la orquesta del teatro L´Odeón, al tiempo que estudiaba en el Conservatorio, donde cambiaron su tesitura a la de tenor.

En diciembre de 1860 realiza su debut como tenor de ópera en el Teatro Italiano de París, protagonizando Semiramide, de Rossini, junto a intérpretes de la talla de Marietta Alboni y Rosina Penco. La crítica destaca su solvencia en los pasajes de agilidad, pero no encuentra calidad remarcable en su materia prima vocal. En enero de 1863 debuta en el teatro del Liceo de Barcelona cantando Don Pasquale. De nuevo la crítica resalta su maestría técnica y su inspiración de artista, con una voz de escaso relieve. Intercalados con las representaciones de esta ópera dio tres conciertos en el Liceo, en los que interpretó arias de El Barbero de Sevilla y de Elissir d´Amore. Por último, en los días finales de febrero, hizo tres representaciones de La Figlia del Regimento, en las que personificó a Tonio y en las que, como ocurriera en Don Pasquale, lo acompañó como protagonista femenina la soprano Elisa Volpini. El 8 de octubre de aquel 1863 hace su debut en el Teatro Real, de Madrid, interpretando el Idreno de Semiramide, acompañado de dos figuras de la categoría de las hermanas Marchisio, Carlota y Bárbara. Las críticas de diferentes periódicos coinciden en señalar que las facultades de Pagans no le permiten aspirar a cantar en un teatro, aunque puede brillar en un salón. Son éstas las únicas actuaciones que tuvo en el Teatro Real. En las distintas historias y cronologías de este teatro que han sido publicadas, se ha deslizado un error que se ha venido transmitiendo de unas a otras, por el que se le atribuyen actuaciones desde 1858 a 1864, interpretando papeles comprimarios en diferentes óperas, pero durante este tiempo él estuvo en París. Estas actuaciones fueron realizadas por otro tenor de apellido Pagán, sin “s” final, y de nombre Manuel.    

La lección aprendida en Madrid debió serle de gran utilidad. Ya con anterioridad había sido introducido en los salones de París por su profesor, el barítono Géraldy, y a su regreso a la capital de Francia centró toda su actividad artística en los conciertos que se celebraban en ellos, en los que impuso su especialización como intérprete de canciones españolas, muchas de ellas compuestas por él mismo. Popularizó el sobrenombre de “el cantante español”, con el que fue conocido en los ámbitos musicales parisinos y su reinado en ellos se extendió prácticamente hasta su muerte en 1883.  Acaso fue una no totalmente asegurada clasificación de su voz, incierta entre tenor y barítono, la causante de aquella disminución en su volumen vocal que le suponía un serio inconveniente para actuar en teatros. Eran los salones el escenario adecuado para que pudiera exhibir sus cualidades de músico integral, muy superiores a las carencias de su voz. En ellos pudo mostrar su dominio técnico, en el que descollaba su impactante agilidad, y así mismo pudo dar salida libre a su infrecuente intuición artística, capaz de descubrir intenciones, matices y coloridos, tanto en los textos como en el discurso musical de las partituras, llenando de esta forma sus interpretaciones de delicadeza, sensibilidad y expresiva insinuación.

Actuó en sus conciertos junto a los mayores músicos de la época: cantantes femeninas como Adelina Patti, Emma Albani, Anna de Lagrange, Rosina Penco, Gabrielle Krauss, Delphine Ugalde, Marie Heilbronn o Elena Sanz, entre otras muchas; cantantes masculinos como Enrico Tamberlick, Italo Gardoni, Jean Talazac, Victor Maurel, Marc Bonnehée, Léon Melchissédec o Enrico Delle Sedie; violinistas como Henri Vieuxtemps y Camille Sivori; pianistas como Camille Saint-Saëns, Raoul Pougno, José Tragó o Teresa Carreño y actores teatrales como Sarah Bernhardt y Benoît-Constant Coquelin. Dejo para el final intencionadamente a Pablo Sarasate, con el que coincidió en numerosos conciertos y a Pauline Viardot, con quien cantó repetidamente canciones españolas a dos voces, que despertaron entusiasmo indescriptible. La novedad y originalidad de sus canciones satisfacía plenamente la atracción por lo exótico propia del romanticismo francés, que atribuía esta característica a todo lo español.  

Entre los numerosos conciertos interpretados por Pagans con regularidad sistemática a lo largo de algo más de veinte años, en salones privados, merecen distinción especial los celebrados en los del pintor Edgar Degas y su padre, el banquero de origen napolitano y consumado organista aficionado, Auguste. La muy especial relación que se estableció entre este último y el tenor fue inmortalizada por Edgar en tres cuadros, citados con frecuencia como referentes del impresionismo.  En dos de ellos Pagans canta acompañándose con la guitarra, ante la recogida atención de Auguste Degas. Uno de ellos, Retrato del guitarrista y tenor Lorenzo Pagans y de A. Degas, padre del pintor, se conserva en el museo d´Orsay, de París; el otro, El padre de Degas escuchando a Pagans pertenece al Museum of Fine Arts de Boston. El tercer cuadro Pagans leyendo y el padre de Degas es propiedad de un coleccionista estadounidense. Se cree además que Pagans fue retratado por Degas en su cuadro El hombre con el cigarro, que forma parte de los fondos de la Galería Narodni, de Praga. Existe otro retrato de Lorenzo Pagans realizado por el pintor gerundense Alfonso Gelabert, en 1880.

Pagans fue artista enormemente popular y querido en los círculos de París, que lo acogieron como alguien que formaba parte de la propia sociedad parisiense, a la que le unieron estrechos vínculos. Buen número de ellos se formaron durante el asedio de París por las tropas prusianas desde septiembre de 1870 al 28 de enero de 1871, día en que tuvo lugar la rendición de la ciudad. Durante ese tiempo, el tenor actuó de forma gratuita en numerosos conciertos dados con la finalidad de mantener viva la moral de los sitiados.  En sus últimos años, su labor como profesor de canto aumentó su prestigio. En su piso de la calle Gaudot de Mauroi dio sus enseñanzas a numerosos alumnos y por él pasaron cantantes profesionales de carreras triunfantes que acudían a consultarle problemas concretos de sus interpretaciones. Los nombres de Elisa Volpini, Elena Sanz, Napoleon Verger, Marie Belval y Jeanne Granier pueden poner de relieve la profundidad atribuida a sus conocimientos de la técnica del canto. Con una de sus alumnas, Flora Adelfina Peton, diecisiete años más joven que él, casó el 25 de mayo de 1883, cuarenta y tres días antes de morir y tras mantener con ella una relación que duraba algunos años. Todo parece indicar que aquella boda pretendió poner en regla la situación, ante un final que se preveía próximo.

Como musicólogo realizó una magnífica revisión de música de grandes maestros de los siglos XVII y XVIII por encargo de la casa Durand y Schoenewerk, sucesores de Flaxland. Cuando falleció trabajaba en la edición de un volumen dedicado a las canciones de Sebastián Iradier. En los días finales de 1878 donó a Gerona su enorme archivo musical, que hoy alcanza valor incalculable y se conserva en la Biblioteca Pública de Gerona.

Murió el 7 de julio de 1883. Un busto esculpido por Leenhoff, que engalanaba su sala de canto, preside, en el cementerio de Batignoles de París, su sepultura, que compartió después con su viuda, fallecida cincuenta y un años más tarde que él. Se desconoce el paradero de las diferentes pinturas y esculturas, debidas a artistas impresionistas, que adornaban su piso de París.

 

Obras de ~: Canciones: Serenata Aragonesa; La niña que a mí me quiera, a dos voces; Malagueña; Soledad; Lo Mejor de las Niñas; Fandango, dúo para 2 sopranos o 2 tenores; Ecco l´Aurora, dúo para 2 sopranos.; Transcripción para canto de Le Tambourin, de Rameau;  Arreglo para voz y piano de “Es una mala hembra”, de M. Soriano Fuertes. Se cree que la mayor parte de sus canciones se ha perdido.

Misas: Misa de Mario; Misa para el Santuario de la Virgen de los Angeles en Celrá.

 

Bibl.: V. García de la Puerta López, Lorenzo Pagans, “El Cantante Español” de los Salones de París, Madrid, Edarcón, 2003.

 

Vicente García de la Puerta López