Cañizares y Moyano, Francisco. Málaga, 30.I.1862 – Madrid, 13.II.1921. Coronel de Ingenieros.
Era hijo del inspector de segunda clase de sanidad militar Eduardo Cañizares y García y de Josefa Moyano y Galludo, y hermano del general de brigada de Ingenieros Eduardo Cañizares y Moyano.
Ingresó en la Academia de Ingenieros de Guadalajara el 1 de enero de 1880, de la que salía como teniente del Cuerpo, una vez terminados los estudios reglamentarios el 3 de agosto de 1886, y destinado al Batallón de Ferrocarriles, de guarnición en Madrid. Participaba, con las fuerzas del Batallón, en sofocar la sublevación de Villacampa del 19 de septiembre de aquel año, dándosele las gracias de Real Orden por la lealtad y disciplina demostrada. Al año siguiente fue destinado a la Dirección General del Cuerpo y, seguidamente, al l.er Regimiento de Zapadores Minadores, al que se incorporó en Burgos. Durante este último destino desempeñó una comisión de estudios de defensa de los Pirineos Occidentales para informar del estado en el que se encontraba la frontera con Francia.
Vuelto a su unidad en Burgos, el 20 de junio de 1888 fue destinado al 2.° Regimiento de Zapadores Minadores de guarnición en Madrid y, al siguiente año, al Batallón de Ferrocarriles, en cuyo destino continuó hasta 1890, en que pasó a la situación de supernumerario con residencia en la República de Honduras. En 1890 se había firmado el primer Convenio Cultural España-Honduras, por lo que un buen número de profesores españoles ejercieron la docencia por un periodo de cinco años en ese país hispanoamericano. Entre ellos, y por un tiempo de más de un año, estuvo como instructor militar Francisco Cañizares.
Regresado a la Península en agosto de 1891, fijó su residencia en Madrid, y el 28 de marzo de 1892 se le concedió la vuelta al servicio activo, siendo destinado de nuevo al 2.° Regimiento de Zapadores Minadores, con el que asistió a la Escuela Práctica de Carabanchel y el 1 de septiembre fue enviado en comisión de servicio a las islas Canarias. Regresó a la Escuela Práctica el 1 de noviembre para construir varios barracones y pabellones, y a fines de 1893 volvió a ser destinado al Batallón de Ferrocarriles.
Por una Real Orden del 17 de agosto de 1894 se le destinaba a Puerto Rico con el grado de capitán de Ingenieros de Ultramar (al ser destinados a Ultramar los oficiales tenían derecho a un ascenso que perdían al volver a la Metrópoli), para encargarse de la comandancia de Ingenieros de la capital. Embarcaba el 30 de octubre a bordo del vapor Buenos Aires en el puerto de Cádiz, arribando a la isla el 11 de noviembre. El 24 de julio del año siguiente obtuvo dos meses de licencia en la ciudad de Ponce, situada al sur de la isla, para restablecer su salud. A fines de 1895 era promovido al empleo de capitán de Ingenieros por antigüedad. El 23 de abril de 1896 fue nombrado vocal del tribunal de exámenes de los aspirantes que optaban a una plaza en los colegios de la Guardia Civil y Carabineros y el 2 de octubre desempeñó el mismo cargo en los exámenes de ingreso de la Academia de Ingenieros.
Durante su destino en la Comandancia de Puerto Rico efectuaba una gran labor como ingeniero tracista, llevada cabo durante los cuatro años que trabajó en la isla, con el objetivo de reforzar el sistema defensivo construido hasta el momento. Realizó varias reparaciones en el fuerte de La Concepción de Aguadilla, propuso construir un cuartel capaz de alojar a 200 soldados en el municipio de Adjuntas, situado a unos 122 kilómetros de la capital y realizó varias modificaciones en el fuerte de Isabel II construido en la isla de Vieques, organizó una compañía de Zapadores-Bomberos, construyó dos puestos fortificados en la línea férrea de Ponce a Yauco y desempeñó el cargo de habilitado.
Declarada la guerra con los Estados Unidos, se dedicó a las obras de defensa, construyendo atrincheramientos de campaña en las posiciones de Asomante, Altos de Cuyón, Barrio del Parto y alturas de Barranquitas y de Guamaní, incorporándose a la columna que mandaba el comandante de Ingenieros Julio Cervera durante la retirada de Guayama; dirigió trincheras y cortaduras en la carretera frente al enemigo, para evitar el avance de su artillería, y asistió al combate del 7 de agosto en que los americanos atacaron las posiciones de Guamaní y fueron rechazados con bajas vistas.
Continuó en Aibonito las obras de defensa hasta que, suspendidas las hostilidades, regresó a su destino en la Comandancia de San Juan de Puerto Rico. El 18 de septiembre se desplazó a Vieques comisionado por el gobernador y capitán general de Puerto Rico, Ricardo Ortega, para hacer entrega del fuerte de Isabel II al ejército estadounidense. Regresó a la ciudad de San Juan tres días después y abandonó finalmente la isla a bordo del vapor Montevideo el 23 de octubre de 1898, y a principios de noviembre regresó a la Península a bordo del vapor Montevideo, quedando en situación de excedente, con residencia en Madrid, y, poco después, afecto al l.er Depósito de Reserva.
Desembarcaba en Cádiz el 4 de noviembre y a principios de 1899 fue destinado al Colegio militar de Trujillo, en concepto de profesor, en donde permaneció tres años, hasta el 26 de febrero de 1902, desempeñando las clases de Geografía y Trigonometría de la preparación militar, y Aritmética, Geometría y Geografía de la 2.ª enseñanza.
Destinado en la última fecha citada a la Comandancia de Ingenieros del Campo de Gibraltar, durante este destino ejecutó obras de mantenimiento en Tarifa, en donde proyectó el establecimiento de una estación radiotelegráfica, se encargó de las obras de ampliación del cuartel de barracones en San Roque, hizo reconocimientos de edificios militares en Ronda, Estepona y San Roque, verificó la entrega del cuartel de Diego Salinas en este último punto, proyectó obras y reformas en varios edificios de Ronda y desempeñó el cargo de detall de la Comandancia en algunas ocasiones.
A mediados de 1905 fue destinado a la Comandancia exenta de Ingenieros de Ceuta, en donde permaneció prestando servicio de capitán hasta primeros de 1909, desempeñando los cargos de arquitecto municipal y vocal de la Junta local de Prisiones, cargo que ejerció desde el 3 de diciembre de 1908 hasta el 10 de enero de 1910. Además, dirigió la demolición de la batería de Sala de Armas, reparación del edificio llamado de Abastos, ampliación de la batería de Punta Negra, conducción de aguas de la fuente Recacho y la redacción de cinco proyectos para polígonos de tiro, asistiendo, finalmente a las Escuelas Prácticas que tuvieron lugar en 1908.
Ascendido a comandante de Ingenieros en enero de 1909, continuó prestando servicio, en comisión, en la Comandancia de Ceuta, encargándose de las obras urgentes en el foso de la Almina para alojamiento de una compañía mixta de Administración Militar, y otras en el cuartel Principal para una batería de campaña, y, al comenzar el siguiente año, pasó a Tánger (Marruecos) en comisión del servicio para efectuar el levantamiento del plano de dicha ciudad, comisión en la que continuó hasta su ascenso a teniente coronel, en 1916, y después de él, hasta octubre de 1918, fecha en la cual se le concedió el pase a la situación de reserva, con el empleo de coronel y afecto al l.er Depósito de Reserva, en que se hallaba a su fallecimiento.
El coronel Cañizares estaba en posesión de las siguientes condecoraciones: una cruz roja de 1.ª clase del Mérito Militar, una cruz blanca de 1.ª clase de ídem, una cruz blanca de 2.ª clase de ídem, pensionada, cruz y placa de San Hermenegildo, medalla de Alfonso XIII, y la conmemorativa de los Sitios de Zaragoza.
Obras de ~: “Algunas reflexiones sobre los pozos Mouras”, en Memorial de Ingenieros, 62, 3 (marzo de 1906), págs. 65-71; Depósitos filtrantes de agua en la ciudad de Aspinwall, 1907; “Solución útil de un problema de topografía”, en Memorial de Ingenieros (1911).
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Segovia (AGMS), Exps. Personales.
Índice Analítico del Memorial de Ingenieros (1843-1920), Madrid, 1921; “Necrología”, en Memorial de Ingenieros del Ejército, 76, 8 (agosto de 1921), págs. 323-325; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; A. Herranz, Estado, sociedad y lenguaje: la política lingüística en Honduras, Tegucigalpa, Ed. Guaymuras, 2001; A. González Blanco (coord.), Repertorio de Heráldica de la Región de Murcia, Murcia, Editora Regional de Murcia, 2003; N. Hinarejos Martín, “De Extremadura a Puerto Rico: ingenieros militares a ambos lados del Atlántico”, en Anales de Historia del Arte, 30 (2020), págs. 249-273.
Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño