Botella Llusiá, José. Madrid, 18.III.1912 – Toledo, 5.X.2002. Médico, ginecólogo.
Hijo de un ginecólogo de renombre, José Botella Montoya, profesor de la Maternidad Provincial de Mesón de Paredes en Madrid, realizó los estudios de segunda enseñanza en el Instituto Escuela. Sin duda influido por su padre, decidió estudiar la carrera de Medicina, la cual hizo en la Facultad de Medicina de Madrid en el Hospital de San Carlos. Ya de estudiante mostró un especial interés por la especialidad desarrollada por su padre, y fue alumno interno en el Hospital de San Carlos en la cátedra de Obstetricia y Ginecología que regentaba Manuel Varela Radío. Además de estas enseñanzas, acudía con la asiduidad que sus estudios le permitían al Servicio que en la Maternidad Provincial de Madrid dirigía su padre. Tras licenciarse con Premio Extraordinario en 1936, alcanzó el grado de doctor con la tesis El metabolismo intermediario de los aminoácidos, el amoníaco y la urea durante la gestación normal; sus modificaciones en las toxemias de embarazo y su relación con la función hepática y placentaria, que fue calificada con Premio Extraordinario.
Cuando Botella decide dedicarse a la Obstetricia y Ginecología, ésta no pasaba de una concepción eminentemente práctica y dirigida ante todo a la atención al parto. La mayoría de los médicos dedicados a tal especialidad no tenía sino la condición de parteros, por lo que en general no era una disciplina muy valorada ni atrayente para los más aventajados. Consciente de ello y estimulado por su padre, decide profundizar en su formación, desplazarse fuera de España y explorar nuevas posibilidades para poder acometer una especialidad con una fuerte solidez científica.
Su formación básica estuvo marcada tanto por su padre como por Varela Radío, a la que añadió las enseñanzas recibidas de Gregorio Marañón, a cuya clínica asistió en el Hospital Provincial de Madrid durante los períodos 1933-1936 y 1942-1945. Su relación con él fue muy estrecha, colaboró activamente en sus estudios y siempre se consideró discípulo suyo. Puede decirse que la influencia que recibió de Marañón fue tan profunda, que cambió su mentalidad de especialista e incorporó nuevos conceptos a su disciplina. De tal época nace en él su vocación por la Endocrinología que aplicaría con profusión a lo largo de su vida a su especialidad.
Su formación se completó con estancias en las Universidades de Viena y Múnich junto a los profesores Alfred Amreich y Heinrich Eymer durante el curso 1934-1935, lo cual fue posible gracias a una ayuda oficial de la Junta para Ampliación de Estudios.
A su vuelta decide dedicarse a la vida universitaria y poner en práctica cuantas novedades había podido conocer, así como sus ideas de lo que debería ser una nueva Obstetricia y Ginecología. Comienza su carrera universitaria primero como profesor ayudante de clases prácticas entre 1939 y 1941, para en 1941 ser nombrado profesor adjunto de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de Madrid, donde en 1943 es designado por el Claustro encargado de cátedra. En 1946 ganó, por oposición, la cátedra de la misma disciplina de la Universidad de Zaragoza y en 1948 obtuvo la cátedra de Obstetricia y Ginecología de la Universidad Complutense, siendo nombrado años más tarde director del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de Madrid. En 1944 ganó, por oposición, la plaza de jefe de Servicio de la Maternidad Provincial de Madrid y entre 1953 y 1967 fue director del Instituto Provincial de Obstetricia y Ginecología de Madrid.
Con estas dos nuevas responsabilidades perseguía aumentar el número de camas para la enseñanza práctica a sus alumnos y a aquellos médicos dispuestos a involucrarse, además de en la docencia, en la investigación.
Su larga existencia le permitió vivir épocas muy diferentes de la sociedad, la medicina y la universidad, destacando en todas ellas en base a un profundo sentido crítico y a la apertura de sus ideas. De gran inteligencia, siempre vivió el momento en que le correspondió aceptando los retos de cada situación, mostrando una preparación e inquietud ejemplar hasta los últimos momentos. Desechó la nostalgia, tan frecuente, por otra parte, en otros muchos para justificar un abandono de sus capacidades, y respondía a ella con el estudio, la crítica y una mente más abierta que muchos de los jóvenes. En todos los casos su adaptación fue más que brillante, pues en la mayoría de las ocasiones asumió y lideró los muchos cambios que tuvo que vivir a lo largo de su vida, percibiendo siempre éstos como una oportunidad de ganar algo y no de perderlo. Discutido en ocasiones, fue siempre fiel a sus creencias y concepciones más íntimas, pero aceptó universalmente, de forma positiva, el pensamiento de los demás.
José Botella fue un ejemplo de categoría intelectual, docente e investigadora dentro de la universidad. De una medicina muy tradicional de carácter lento que vivió en sus primeros años, rompió con ella para sumarse prontamente a las corrientes científicas más dinámicas que imperaban en Europa, realizando una medicina eminentemente científica frente a aquellos que, dentro incluso de la Universidad, se consagraban a una medicina esencialmente práctica. Más tarde se incorporaría vigorosamente, y a pesar de su jubilación, a una medicina impetuosa impregnada por el desarrollo tecnológico que tanto impacto ha tenido en las ciencias médicas. Excelente clínico y cirujano, fue el creador de la escuela ginecológica más importante de España, de la que salieron insignes obstetras y ginecólogos, llenando la universidad y los hospitales de sus discípulos, muchos de los cuales alcanzaron la cátedra. Entre otros muchos cabe destacar a José María Bedoya González, Jesús González Merlo, José Antonio Clavero Núñez, Manuel Escudero Fernández, Alejandro Novo González, Francisco Nogales Ortiz, Francisco Sánchez Garrido, Jesús Sánchez Ramos, Heraclio Martínez Hernández, Javier Parache Hernández e Ildefonso Tarancón Martínez.
Además de como clínico, técnico y docente, destacó como investigador. Cultivó todas las áreas de su especialidad, aunque profundizó especialmente en el campo de la esterilidad, la citología, fisiopatología de la placenta y la oncología ginecológica. Pero, sin duda, su obra científica fundamental, en la que fue pionero en el mundo, fue la relacionada con el desarrollo de la Ginecología endocrinológica, donde realizó importantes contribuciones tanto de índole conceptual como técnicas, fisiopatológicas y terapéuticas.
Sus trabajos en este campo fueron numerosos y en ellos colaboraron muchos de los discípulos que dieron continuidad a su obra. De todas sus aportaciones originales en esta materia sobresalen especialmente los trabajos que publicó con Andrew V. Schally, Premio Nobel de Medicina en 1977, sobre la hormona luteinizante. Sus aportaciones en todas las materias que tocó fueron de gran originalidad, destacando por su capacidad conceptual e innovadora, como lo demuestran sus más de seiscientos trabajos científicos en revistas nacionales e internacionales, muchos de ellos con aportaciones personales importantes y de gran calado científico. Muy impregnado durante toda su vida por las influencias que en él ejerció su maestro Gregorio Marañón, desarrolló e impulsó todo lo relacionado con el sistema endocrino femenino y publicó el libro Endocrinología de la Mujer (Madrid, 1942), obra ejemplar y trascendente que fue traducida a varios idiomas y que durante muchas décadas se consideró libro de referencia para cuantos quisieron acercarse a estos problemas. Desde épocas muy tempranas, su visión de la especialidad fue claramente integradora desde el punto de vista conceptual, no comprendiendo cómo la Obstetricia y Ginecología podía vivir de espaldas al funcionamiento integral del cuerpo humano. De gran mérito son sus ideas sobre los conceptos reproductivos y la artificiosidad de separar en este sentido los problemas de la mujer y los del hombre. La Medicina Reproductiva, tal como la entendía, no podía caminar sin tener presentes las otras especialidades en vías de desarrollo, como la Andrología. Botella realizó algunas descripciones originales que, sin embargo, no fueron justamente reconocidas en la bibliografía internacional.
Tal es el caso del testículo feminizante que comunicó con Francisco Nogales Ortiz, antes de que la paternidad de tal síndrome (actualmente denominado “síndrome de Morris”) fuera atribuida al americano John McLean Morris.
Inquieto siempre por la docencia y por poder ofrecer a sus alumnos una Obstetricia y Ginecología que fuera fácilmente entendible, acometió lo que en un principio, y partiendo de notas taquigráficas tomadas por los colaboradores en sus clases, denominó como Curso Elemental de Ginecología (Madrid, 1946), que transformó posteriormente, tras catorce ediciones en Tratado de Ginecología (Madrid, 1993) y que realizó conjuntamente con José Antonio Clavero Núñez.
Este libro, actualizado continuamente a través de sus sucesivas ediciones, de fácil lectura y profundamente didáctico, ha sido y es el libro de referencia de habla hispana en su especialidad. Con independencia de lo anterior, su creatividad y producción científica fue enorme, quedando expresada en los artículos originales y de revisión que publicó tanto en revistas nacionales como internacionales y en sus libros, así como en conferencias y artículos periodísticos. Además, es destacable su papel decisivo en la fundación de la revista Acta Ginecológica, de enorme prestigio en su época. Su talante universal y su visión de la Medicina y la vida, le llevaron también a profundizar en aspectos de índole humanística que realizó con gran brillantez. Cabe destacar sus estudios sobre determinados aspectos médicos y dolencias obstétricas de algunas de las reinas españolas, así como sus aportaciones sobre Garcilaso, San Juan de la Cruz, José Celestino Mutis o sobre la historia de la Obstetricia y Ginecología en España.
Destacó en él sobremanera su pasión por la universidad.
Para él esta dedicación fue incluso superior a su vocación como médico, y en ella realizó una importante labor no sólo como catedrático, sino como responsable de la Universidad Complutense. Fue rector de la Universidad de Madrid durante el período 1968-1972, en un momento complejo de la vida universitaria, realizando una gran labor y acometiendo los cambios que se hacían necesarios en base a los cambios políticos que se empezaban a producir en España.
Durante su mandato la universidad cambió su nombre de Central por el de Complutense y se estableció el convenio de la universidad con la Seguridad Social para la atención de pacientes en el Hospital Clínico de San Carlos. Años después la Universidad Complutense le reconoció su labor y aportación concediéndole su Medalla de Oro. En 1958 fue elegido presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, responsabilidad en la que permaneció hasta 1963. Su forma de pensar, el prestigio del que gozaba y sus grades dotes de organización le llevaron a crear un ambiente crítico dentro de la especialidad, dando un gran impulso al aspecto científico. Posteriormente se le nombró presidente de honor.
Fue miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, consejero nacional de Educación y presidente de la Fundación Gregorio Marañón. Recibió multitud de distinciones entre las que destacan el Premio Nacional de Investigación Médica Gregorio Marañón del año 2001, la Medalla de Oro de la Universidad Complutense, las Grandes Cruces de Alfonso X el Sabio, Isabel la Católica, Mérito Civil y de la Orden Civil de Sanidad. Fue asimismo caballero de la Legión de Honor de Francia y de la Orden de la Salud Pública de Francia. Doctor honoris causa por la Universidad de La Laguna y la de Rosario en Argentina.
Miembro de honor de multitud de sociedades científicas de la especialidad, entre ellas de Buenos Aires, Cuba, México, Brasil, Italia, Alemania y Francia.
En 1950, tras el fallecimiento de Antonio María Cospedal Tomé, fue elegido académico de número de la Real Academia Nacional de Medicina en la que ingresó con el discurso El estado actual de la doctrina de la nutrición embrionaria, y fue su presidente entre 1986 y 1994. Durante su larga vida académica presentó en ella multitud de comunicaciones y participó asiduamente en las sesiones correspondientes.
En 1994 fue nombrado presidente de honor de dicha corporación.
Obras de ~: Problemas de endocrinología femenina, Madrid, Biblioteca Médico Española “Sag”, 1940; Endocrinología de la mujer, Madrid, Afrodisio Aguado, 1942; Suprarrenales y función sexual: la tercera gónada, Madrid, Morata, 1946; Curso Elemental de Ginecología, Madrid, Afrodisio Aguado, 1946-1950; (dir.), Suma de terapéutica obstétrica, Madrid, Facultad de Medicina, 1949; con F. Nogales, “Über das Syndrom des Pseudohermaphroditismus Masculinus mit totaler Feminisierung”, en Archiv für Gynäkologie, 183 (1953), pág. 74; “La velocidad de progresión del espermio humano y nuevos tests biométricos de fertilidad del varón”, en Procceding of the World Congress on Fertility and Sterility (Napoli) (1956), pág. 519; (dir.), El diagnóstico precoz del cáncer uterino: Curso monográfico en trece lecciones, Madrid, Asociación Española Contra el Cáncer, 1961; con E. Marín Bonachera, “Correlative studie between biochemistry and vaginal cytology in the determination of the luteal function”, en Acta Citológica, 6 (1962), pág. 211; “Histogénesis, historia natural y nosotaxia de los blastomas ováricos”, Acta Ginecológica, 18 (1967), págs. 61-74; La insuficiencia placentaria, Barcelona, Editorial Científico-Médica, 1973; con I. Herrera, L. Valenciano y F. Sánchez Garrido, “On findings of virus’-like structures in uterine cervical carcinoma”, Acta Citológica, 18 (1974), pág. 45; con A. V. Schally, “Levels of luteinizing hormone (LH), follicle stimulating hormone (FSH) and 17-beta-stradiol in response to D-trp-6-LH-releasing hormone during different phases of the menstrual cycle in normal women”, en Fertility and Esterility, 29 (1978), págs. 683-687; con J. A. Clavero, Patología Obstétrica y Perinatología, Barcelona, Editorial Científico-Médica, 1985; Las enfermedades de transmisión sexual en la mujer, Barcelona, Salvat, 1988; (dir.), La placenta. Fisiología y patología, Barcelona, Díaz de Santos, 1988; La edad crítica. Climaterio y menopausia, Barcelona, Salvat, 1990; con J. A. Clavero Núñez, Tratado de Ginecología: fisiología, obstetricia, perinatología, ginecología, reproducción, Madrid, Díaz de Santos, 1993 (13.ª ed.).
Bibl.: G. González Navarro, “Dr. D. José Botella Llusiá”, en Presidentes de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, Madrid, Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), 1999, págs. 67-70; J. A. Clavero, “Sesión Necrológica. Real Academia Nacional de Medicina”, en Anales de la Real Academia Nacional de Medicina, 119 (2002), págs. 687- 731; M. Escudero, “In memoriam: Profesor José Botella Llusiá (1912-2002)”, en Madrid Médico, 61 (2002), pág. 29; J. Parache Hernández, “José Botella Llusiá. Un hombre difícilmente repetible”, en Revista de la Universidad de La Laguna, año 7 (2002), pág. 27; J. Cruz Hermida, “El Profesor Botella, figura estelar de la Ginecología española (mis vivencias y recuerdos personales con el maestro)”, en Boletín Informativo de la SEGO, 16 (2003), págs. 7-11; M. Díaz-Rubio, “José Botella Llusiá (1912-2002)”, en Eidon, 12 (2003), págs. 46-47.
Manuel Díaz-Rubio García