González Llamas, Pedro. Ricote (Murcia), c. 1738 – Archena (Murcia), 20.I.1822. Teniente general, gobernador, diputado.
Ingresó como cadete en el Regimiento de Reales Guardias Españolas, el 1 de agosto de 1762, tomando parte en la campaña de Portugal de ese año y ascendiendo sucesivamente a alférez de fusileros (7 de abril de 1774), alférez de granaderos (13 de febrero de 1777), 2.º teniente de fusileros (25 de diciembre de 1777) y 2.º ayudante mayor (14 de octubre de 1779).
Al declararse la guerra a Inglaterra, fue destinado al sitio de Gibraltar, en donde fue nombrado por el comandante general, Martín Álvarez de Sotomayor, mayor de línea y trincheras, cuyo mando tuvo durante siete meses, resultando herido el 12 de enero de 1781, recibiendo el grado de teniente coronel, el 27 de diciembre de ese año. Crillón le nombró, más tarde, jefe de una de las columnas de granaderos, siendo ascendido a coronel graduado, en la promoción del 1 de enero de 1783.
Pidió su cese en el Regimiento de Guardias Españolas, siendo nombrado teniente coronel del Regimiento Provincial de Murcia, el 9 de enero de 1783.
Formó, más tarde, parte de las guarniciones de Cartagena, Barcelona y Gerona.
Durante la guerra contra Francia, fue destinado al ejército del Rosellón, a las órdenes del general Ricardos, como coronel del batallón de Granaderos Provinciales de Castilla la Nueva, distinguiéndose en el ataque al campo francés de Cornella, el 10 de agosto de 1793, a las órdenes del mariscal de campo Rafael Adorno. Replegado el ejército sobre la posición del Boulou, se halló en su defensa, el 3 de octubre, siendo hecho prisionero durante una descubierta el 12 de ese mismo mes.
Fue promovido a coronel del Provincial de Murcia, el 1 de noviembre de 1793, recibiendo el ascenso a brigadier de Infantería, el 3 de diciembre siguiente.
Finalizada la guerra, ascendió a mariscal de campo en la promoción general del 4 de septiembre de 1795.
El 20 de septiembre de 1800 fue nombrado 2.º cabo de la plaza de Cartagena, en donde permaneció hasta 1807.
Al estallar la Guerra de la Independencia se hallaba en situación de cuartel en Murcia, cuando se recibieron las noticias de los sucesos de Madrid, siendo nombrado vocal en la Junta Suprema de ese reino, bajo la presidencia del conde de Floridablanca (25 de mayo de 1808) y el cargo de comandante general de las tropas de la provincia.
Al frente de las tropas de Cartagena y Murcia, organizó, en las Atalayuelas, una división compuesta de once batallones (unos cinco mil trescientos hombres), observando el avance sobre Valencia del ejército del mariscal Moncey. No pudo impedir el paso del río Cabriel por este ejército, cooperando con el conde de Cervellón, para socorrer Valencia, obligando al mariscal francés a desistir de su ataque. Sucedió a Cervellón, en el mando del ejército de Valencia y Murcia, siendo sus tropas las primeras en entrar en Madrid, el 13 de agosto de 1808. Siguiendo instrucciones de la Junta Suprema de Murcia, asumió el gobierno de Madrid, suspendiendo la actividad de los tribunales, medida que fue desautorizada por la Junta de Valencia el 19 de ese mes, siendo ascendido por ésta a teniente general el 22 de ese mismo mes.
El 5 de septiembre asistió en Madrid, a un consejo de generales, del que formaban parte Castaños, Cuesta y el duque del Infantado, para coordinar la marcha de las operaciones militares, quedando su ejército incorporado al del Centro, a las órdenes de Castaños. El 30 de septiembre fue nombrado miembro de la Junta Militar, junto con Castaños, Morla, el marqués de Castelar, el marqués de Palacio, el conde de Montijo, el brigadier Agustín Bueno y el jefe de escuadra Gabriel Ciscar. Se incorporó seguidamente al ejército de Castaños, marchando al Ebro, ocupando Tudela el 1 de octubre, siendo poco después sustituido por Roca en el mando de su división.
El 8 de noviembre de 1808, la Junta Central le nombró inspector general de la Infantería en sustitución de José Joaquín Martí, cargo al que renunció a los tres días, siendo designado en su lugar el teniente general Francisco Javier Eguía.
Fue nombrado gobernador de Aranjuez, mandando las tropas que protegían a la Junta Central. Tras la caída de Madrid ante el ejército de Napoleón el 3 de diciembre, no pudo impedir el avance de los franceses, retirándose con sus tropas en gran desorden a la Carolina. Acusado de traición por el marqués de Palacio, comandante del ejército de Reserva en Sierra Morena, le negó el mando del ejército del Centro, formándosele Consejo de Guerra el 20 de diciembre en la Carolina, cuya causa se demoró hasta septiembre de 1809, en que fue absuelto de todos los cargos.
En 1810 fue elegido diputado a Cortes por el reino de Murcia, siendo nombrado en septiembre aposentador general de las mismas en la Isla de León y recibiendo el nombramiento de vocal de la Junta de Medios y Recursos.
Fue miembro del Consejo Supremo de Guerra (1811-1812) y, finalizada la guerra, quedó como jubilado de dicho Consejo (1814-1820).
El 1 de septiembre de 1813, le fue concedido destino de cuartel a Valencia y en septiembre de 1818 a Archena, en donde falleció en enero de 1822.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), exp. G-3595, Hoja de Servicios diciembre de 1794; Archivo General de Simancas, Secretaría de Guerra, leg. 2683, CªV, fol. 2, Hoja de Servicios diciembre de 1785; Archivo General de Palacio, Registro de la Estampilla, 30 de octubre de 1793; 24 de diciembre de 1793; 18 de julio de 1810.
Gaceta de Madrid, 29 de noviembre de 1793, 11 de septiembre de 1795, 8 de noviembre de 1808, 11 de noviembre de 1808; J. Gómez de Arteche, Guerra de la Independencia, ts. I, II, III, IV, VI y IX, Madrid, Imprenta y Litografia del Depósito de la Guerra, 1868-1903; Servicio Histórico Militar, Campañas en los Pirineos a finales del siglo XVIII, 1793-1795, t. II, Madrid, Estado Mayor Central del Ejército, 1949-1959; Guerra de la Independencia, ts. II, III, IV y VII-3, Madrid, Librería Editorial San Martín, 1972; A. Martínez de Velasco, La formación de la Junta Central, Pamplona, Ediciones de la Universidad de Navarra, 1972; F. Suárez, Las Cortes de Cádiz, Madrid, Ediciones Rialp, 1982.
Alberto Martín-Lanuza Martínez